13. Furia natural

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Nota: Capitulo hecho completamente.

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Un pesado suspiro salía de los labios de Jungkook, era el séptimo hasta ese momento. Tanto apuro por parte de Hoseok está mañana no había servido de nada y ¿Por qué? Porque la misteriosa gerente de la galería no hacía acto de presencia, aún.

Sus dedos tamborileaban con ritmo sobre la mesa mientras observaba con desmedido aburrimiento al par de descarados coquetos que tomaban café plácidamente frente a sus ojos.

La rubia sonreía tan angelical ante todo lo que le decía su amigo y este no se quedaba atrás con el brillo que emanaba de todo su ser. ¿Sería esa la razón por la que lo llamaban caballero dorado?

« ¡Ay, pero que carajos! »

— Oye Hoseok — intento llamar su atención — Hoseok — pero pudo darse cuenta que aunque estuviera a punto de morir en ese momento no era nada importante para ninguno de esos dos.

— Okey, muy bien, iré a dar un vistazo.

Habló, está vez sin importar si era escuchado, pero no podía permanecer ni un segundo más allí sentado esperando a quien sabe quién.

— ¿Piensas ir a algún lado?

Interrogó el mayor de los hombres.

— Oh Señor Jeon le pido disculpas por hacerlo esperar tanto, la verdad es que no se que sucedió ¿Desea algo? Si es así puedo pedirle a

— No, no es necesario — interrumpió a la señorita Park. — Solo estiró mis piernas.

Jungkook continúa caminando por toda la sala, pensativo, curioso, aburrido y sobre todo molesto de perder tanto tiempo.

— ¿Y, la Gerente suele iniciar así todas sus reuniones?

Comentó, no para buscar una respuesta, más bien quería al menos entablar una conversación. Pero lo único que ganó fue una mirada reprobatoria de Hoseok.

— ¿Qué? Hemos pasado mucho tiempo esperándola ¿Acaso no tengo derecho a quejarme por ello? ¡Aish!  Me hiciste venir tan temprano aquí para nada

El sonido de una taza chocando con fuerza sobre la mesa sorprendió a Rose quien se encontró de pronto en un campo de batalla de miradas.

« — ¡Ya cállate Jungkook! No me hagas perder más la paciencia.

— ¿Yo? Yo estaba bien cómodo en el apartamento, pero me trajiste hasta aquí a ver cómo coqueteas con ella.

— ¡Aigoo! ¡Aigoo! Deja de quejarte ¡Este es tu trabajo! No seas tan infantil.

— ¡Yaaaah! Me largare de aquí ahora mismo. »

La tensión creciente en el ambiente era reforzada por el choque eléctrico que emanaban de sus ojos los dos hombres o mejor dicho neandertales. Eso era lo único que podía interpretar la pelinegra al verlos haciendo unos gestos tan extraños con sus rostros.

Por distintos motivos su día inicio con el pies izquierdo haciendo todo su trayecto al trabajo una odisea. Desde un neumático desinflado hasta una nube lluviosa encima de ella provocaron que su creciente mal humor se notará con fuerza esa mañana. No obstante, Lalisa no espero encontrarse con esa escena tan absurdamente dramática al llegar al trabajo.

« ¿Acaso todos quieren morir el día de hoy? »

— ¡Lalisa!

La rubia fue quien rompió con la tensión del lugar y anuncio al mismo tiempo la llegada de la gerente de la galería. Por fin, la persona más esperada hacía acto de presencia.

Mi adorable ¡BRUJA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora