VIII

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Dante tropezó con Nico antes de que pudiera detenerse. El hijo de Hades observaba a Dante y luego la cabaña detrás de él. Su rostro pasó por una gama de emociones: confusión, terror, miedo, odio, comprensión. Todo en menos de un segundo.

"Te juro que-" comenzó a decir Dante, pero Nico lo cortó a media frase.

"Ahorrate las explicaciones. Tenemos que irnos de inmediato. ¿Tienes tus cosas listas?"

Dante, confundido, asintió.

"Perfecto." Nico tomó su brazo, cerró los ojos y se concentró. En cuestión de milisegundos, el campamento había desaparecido junto a los campistas curiosos alrededor de la congelada cabaña de Hermes.

Dante no sabía qué era peor: una docena de campistas molestos, o una centena de palomas volando por todas partes. Ambos chicos aparecieron en el césped rodeados por unos extraños animales alados que, en el momento en el que los vieron, comenzaron su huída revoloteando sus alas a diestra y siniestra. Cuando Dante pudo ver, se dio cuenta de que sólo se trataba de palomas volando por los cielos del parque.

"¿Dónde estamos?" preguntó Dante una vez que se levantó del suelo.

"La entrada al inframundo," respondió Nico. "Mejor conocido como Central Park."

"¿Aquí es a donde venía Will?"

"Correcto. Debe estar a minutos de llegar."

"Creí que tardaría mucho más," susurró Dante. "Que suerte que decidieras salir antes. Por cierto, ¿Por qué decidiste salir antes?"

"Tengo mis contactos," respondió Nico. "Y me dijeron que Will tenía menos tiempo del que planeabamos. Me dijeron que debíamos encontrarlo aquí o no lo volveríamos a encontrar."

"Y creo que sé por qué es eso," respondió Dante.

"¿Por qué?" preguntó Nico curioso.

"Will necesitará ayuda para vencer eso." Dante apuntó a lo lejos, hacia un par de grifos que rondaban por los cielos junto a las palomas. Al principio él creyó que eran simples pajaros, pero al fijarse mejor pudo distinguir las patas y las gigantescas alas de las criaturas.

Nico alcanzó su espada, la cual colgaba de su espalda, y lo miró. "¿Estás listo para vencer unos traseros emplumados?"

"Más que nunca," respondió Dante, seguro de sus capacidades. Él imitó a Nico y tomó sus espadas dobles (cortesía del Campamento Mestizo, ya que las suyas se habían perdido antes de llegar) de su espalda. Las giró en ambas manos sin titubear.

Nico lo observó por un segundo y luego decidió no hacer preguntas. Comenzó a correr en dirección a las criaturas. Serían al menos seis en total. Todas gigantescas, con filosas garras rasgando el aire bajo ellos.

Dante comenzó a correr tras él. Había luchado contra un par de monstruos antes de llegar al campamento, así que no tenía miedo de un par de pajaritos en el cielo. Lo único que le preocupaba era que esos pajaritos fueran en realidad un envío especial de su madre.

El primer grifo no dudó en atacar al ver a Nico corriendo hacia él. Voló en dirección al hijo de Hades con las garras por delante.

"¡No dejes que te maten!" le gritó Dante.

"Gracias por el consejo," respondió Nico en voz baja mientras rodaba hacia un lado en el suelo para esquivar al grifo. Una vez que se recuperó intentó atacar a la bestia, pero el grifo era mucho más rápido de lo que él había pensado.

El monstruo se elevó en el suelo y volvió a intentar su ataque. Se dirigió en picada hacia Nico, esta vez con más velocidad. Nico esquivó de nuevo y dio una estocada, sólo para volver a fallar. Sin embargo, esta vez vio a Dante girar en su lugar justo antes de introducir ambas espadas en el cuello de la criatura. El grifo inmediatamente se convirtió en polvo.

Nico observó el cielo en busca de movimiento. Rápidamente captó el vuelo de otros dos grifos a un par de metros al norte de ellos.

"Debemos intentar eso de nuevo," le sugirió Dante. "Es una buena táctica."

"Por qué no," respondió Nico al comenzar a correr en dirección a las bestias.

Logró captar la atención de ambos grifos. Los dos monstruos volaron en circulos sobre ellos unos momentos antes de decidir que era buena idea atacar. Bajaron a una velocidad increíble en picada, directamente hacia ambos chicos. Los dos semidioses esquivaron como pudieron a los grifos e intentaron contraatacar. Nico logró lastimar a uno de los grifos en una pata, pero el monstruo sólo se alejó como si nada hubiera ocurrido. Los chicos se cubrieron las espaldas entre sí mientras los grifos los rodeaban. Un nuevo monstruo salió de entre los árboles para unirse a la batalla al mismo tiempo que uno de los primeros dos atacaba a Dante. El hijo de Quíone fue más rápido y sorprendió al grifo con una estocada en el pecho. El grifo se deshizo antes de poder parpadear.

El otro grifo, que parecía no notar la sangre brotando de su pata frontal izquierda, se lanzó sobre Nico al mismo tiempo que el nuevo atacaba a Dante. El hijo de Hades respondió con su espada. Dante atacó con ambas. Los grifos esquivaron los ataques y volvieron a rodearlos. Mientras, Nico pudo ver de reojo a al menos dos más grifos rondando por los cielos.

"¡Necesitamos ayuda!" gritó Dante. "Son demasiados!"

"Calla y ataca," le respondió Nico más tranquilo de lo que Dante creía que era sano.

El grifo de Dante volvió a atacar junto con uno que bajaba del cielo en picada. Dante cortó la cabeza del primero, pero le fue imposible contraatacar al segundo, por lo que tuvo que esquivar. Mala idea.

El grifo fue a parar más allá de donde Dante se había encontrado, tumbando a Nico, quien acababa de vencer al suyo, al suelo con un gran golpe. Dante no dudó en actuar. Apuntó al grifo con una de sus espadas y lanzó un fuerte grito al aire. Inmediatamente, un rayo de algo azul salió de la punta de su espada y, con una velocidad considerable, se encajó en el lado del grifo, haciéndolo caer a un lado de Nico sólo para desaparecer al igual que sus compañeros.

De pronto, Dante se sintió mareado. El mundo se movía demasiado y tuvo que arrodillarse para no desplomarse en el suelo. Lo demás fue bastante borroso.

Vio a Nico correr hacia él. Volteó hacia atrás y pudo ver una figura enorme acercarse a toda velocidad. Poco después, algo pasó fugazmente desde la izquierda de su visión hacia la gran figura. Luego, la figura desapareció. Lo último que logró escuchar antes de desplomarse por fin, fue a alguien decir el nombre de su antiguo amante.

"¡Will!"

*

N/A:

Les dejé una imagen de lo más cercano a Dante que encontré (Dante debería ser más pálido, pero ñeh, suficientemente bueno:B)
Ave Demigods!

Solangelo - La Vendetta di GhaccioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora