XI

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Las porristas no dudaron en atacar con fuego. La casa entera había comenzado a quemarse.

Los semidioses se habían terminado escondiendo en un pequeño establo en la parte de atrás del terreno donde se encontraba la cabaña. No pensaron que fuera a funcionar, pero querían ganar el mayor tiempo posible antes de volver a irse en viaje sombra.

"¿Puedes hacer uno ya?" le susurró Will a Nico. Detrás de ellos, Dante y Crafton vigilaban por una pequeña abertura en la pared por señales de monstruos.

"Eso creo," respondió Nico. "Pero no sé qué tan lejos pueda llegar con cuatro personas."

"¿No habías cargado el Atenea Partenón o como se llame esa estatua gigantesca hasta el campamento hace unos años?"

"Sí, pero no es lo mismo," contestó Nico. "Intentaré llevarnos a Los Angeles, todos sosténganse."

"¿Qué hay de mi hogar?" preguntó Crafton mientras veía su casa arder.

"Lo siento," respondió Nico. "No creo que haya algo que podamos hacer."

Crafton no dijo nada, pero tampoco se opuso. Sólo puso una mirada triste en su rostro.

Nico sabía que le dolía con toda el alma a Crafton el dejar su hogar. Había vivido ahí por tantos felices años...

"¿Nico?" escuchó que alguien lo apresuró.

"¡Ahora!"

Justo en cuanto una de las porristas se acercaba a ellos, Nico los envolvió a todos en las sombras y desaparecieron en un instante.

Las nauseas se fueron cuando Dante volvió a sentirse sólido. Nunca en su vida se acostumraría a los viajes sombra. No es que tuviera que hacerlo, de todas formas, ya que la única razón por la que estaba con Nico era Will. Y, según lo que había escuchado antes, Nico era el único semidios conocido hijo de la versión griega de Hades. El creería que la versión romana de un dios sería lo mismo que la griega pero, ¿Qué diversión habría en eso?

Dante se levantó y abrió los ojos poco a poco. A diferencia del lugar anterior, este estaba lleno de edificios extraños. En cada pequeña parte del lugar se veía un anuncio de publicidad. Intentó encontrar algo que le dijera exactamente dónde estaba, y lo encontró en letras grandes y blancas: Los Angeles.

"Llegamos," habló Will, palabras que los tres chicos debían haber estado pensando.

"Un viaje sombra," dijo Crafton sin vida. Parecía muy desanimado, pero seguía hablando. "Nunca creí participar en uno. Había escuchado rumores sobre los hijos de Hades, pero nunca pensé que llegaría uno a mi casa a..."

Dante comprendía lo que quería decir. Aunque Crafton se pasaba días tras días esperando a la visita de semidioses, nunca había pensado que alguna vez pudiera ocurrir algo así. Las porristas extrañas que habían llegado a su casa sin duda alguna habían sido culpa de los tres semidioses que habían llegado esa noche. En otras palabras, de no haber sido por ellos, Crafton seguiría en su cómodo hogar.

"Si salimos vivos de esto," comenzó a decir Dante mientras todos volteaban hacia él, "nosotros mismos arreglaremos su casa con nuestras manos. Mientras tanto, estoy seguro de que el Campamento Mestizo estará feliz de hospedarlo. Después de todo, no hay vuelta atrás una vez que eres semidios."

"Gracias, chico," respondió Crafron con el mismo tono de antes.

"Debemos encontrar la estación de autobuses para mandarlo de regreso al campamento," continuó diciendo Dante.

"Está bien," concordó Will mientras intentaba ayudar a Nico a levantarse.

Este último no se veía tan bien. Al levantarse, una mueca de dolor apareció en su rostro, seguido de un gruñido.

Solangelo - La Vendetta di GhaccioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora