A Lola ya le han pasado muchas cosas, no todas positivas.
No cree que alguien la puede amar, por muchos motivos, pero principalmente porque no se quiere a si misma.
Cuando conoce a Miriam, todo cambia. Se relaja un poco y se diverte más. Cosa que an...
Me despierto abrazada a Lola. Parece tan joven cuando está dormida, sin esa expresión oscura que nunca desaparece totalmente. Me gustaría poderle ayudar, poderle quitar ese peso que lleva encima. Nunca me ha hablado de su pasado, tampoco me atreví preguntárselo. Solo una vez le he preguntado a Roi que le ha pasado y la única respuesta que me ha dado era: no soy yo la persona a la que deberías hacer esta pregunta. Ahí entendí que tiene que ser algo muy grave. He dicho a Lola que no le voy a presionar más y espero que poco a poco va a confiar en mí para contármelo todo. Empiezo a acariciarle la mejilla y dejar varios besos en su rostro. Me encanta despertarla así, son los minutos que tengo para mirarla sin que se pone nerviosa. (Lola) - Mmm. Abre los ojos y sonríe. - Hola. - Ey dormilona. Sigo dejando besos en su mejilla hasta llegar a su cuello. (Lola) - Uff Miriam... Suspira. - ¿Qué? (Lola) - Para. - ¿Por qué? (Lola) - Sabes muy bien porque. - Noo (Lola) - ¿Segura? - Mhm, no me acuerdo. Entretanto sigo besándola en el otro lado de su cuello. Se pone a respirar hondo y suspirar varias veces, sonrio. Pero justo cuando quería bajar a su escote... - Porque me pone tanto cuando me besas en el cuello, cuanto te pone a tí cuando hago esto. Pone una mano en mi cadera, empieza a acariciarme bajo de la camiseta. Después empieza a mover su dedo suavemente hacía abajo y de una parte de la cadera a otra, justo donde empieza mi slip. A lo cual me estremezco y no se como, hemos cambiado de posición. Así que ahora es Lola que está sentada en mis muslos, mirándome con una sonrisa satisfecha. Lamentablemente ha dejado de acariciarme. (Lola) - ¿Ahora te acuerdas? Le pongo mala cara. Se ríe y se levanta de la cama. Abre la puerta para salir al balcón. Respiro profundamente. - ¿Me vas a dejar así? Le sigo al balcón. (Lola) - Por ahora. Algo le pasa. - Te veo pensierosa. (Lola) - Estoy contenta de que estés aquí, pero -suspira- ¿Miriam cuánto tiempo te puedes quedar aquí? - No sé tenía planeado estar una semana, pero me puedo quedar más. (Lola) - ¿Y con el trabajo qué? - Soy indipendente, lo sabes. Con mi trabajo de diseñadora gráfica puedo trabajar donde quiera. (Lola) - Cuando te ocupas de actualizar las páginas web sí, pero siempre participás en concursos para proyectos importantes y ahí tienes que estar presente para la presentación y después en las reuniones. - Pues eso noes un problema. De momento no estoy participando en algún concurso. (Lola) - ¿Y eso? - No hay ninguna oferta interesante. Me encojo de hombros. Lola levanta las cejas. (Lola) - Eso no te lo crees ni tu. No le contesto. - ¿Cuándo has mirado la última vez las ofertas que hay? Ya pasó bastante tiempo, pero no quiero decirle que no volví a mirarlas, porque no quería tener una excusa para no ir a ver a Lola. (Lola) - Ven. Me toma de la mano y empezamos a ir por el pasillo, salimos unas escaleras, hasta llegar al último piso. Ahí entramos en un cuarto que aparentemente lo usa como estudio.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
También está su celo, lo he reconocido inmediatamente porque es negro y no muchos tienen uno negro. Mientras yo miro alrededor Lola ya ha posicionado su portátil en la mesa. (Lola) - Siéntate. Me hace un gesto indicándome de sentarme en la silla. La miro confusa, a lo que ella pone los ojos en blanco. - Vas a mirar que propuestas de proyectos hay y si se te gusta alguno prepararás tu prototipo y la presentación. - Lola... (Lola) - No quiero escuchar excusas. Su tono de voz no me deja alternativas. - Vale, pero en cambio mientras me vas a tocar algo. Que es hace muchísimo que no te escucho tocar. (Lola) - Porque no suelo hacerlo delante de personas que conozco. - Ya lo sé. ¿Entonces? (Lola) - Está bien, de todos modos tengo que ensayar para el finde. Se pone a afinar el celo y yo a buscar por internet. - ¿El fin de semana que viene? (Lola) - Sí, el viernes tenemos el ensayo general con toda la orquesta y el sábado tenemos el primer concierto. - ¡Qué guay! ¿Te puedo ir a ver? Interrumpe la melodía que estaba tocando. Cuando no contesta me giro para poderla mirar. - ¿Por favor? (Lola) - Me voy a sentir muy incómoda y lo sabes. - ¿Y si no te digo si al final voy o no, pero talvez estaré en el público sin que me vas a notar? Se relaja, me regala una pequeña sonrisa y sigue tocando donde lo había dejado. (Lola) - Vale, pero no lo digas a Roi. - ¡¿No me dirás qué no lo sabe?! (Lola) - Pues no, no lo sabe y Mia tampoco.Así que guardalo para tí, ¿estamos? - Pfff no me lo puedo creer... - ¡Miriam! - Qué sí, no les voy a decir nada. Lola sigue tocando y yo buscando. Me relaja muchísimo escucharla, lo hace tan bien. Ha mejorado mucho desde la última vez que la escuché. No me sorprende, siempre ha trabajado duro para llegar a donde está.