Capítulo 4
–Y qué pasa con mi apartamento?
Anahí intentaba no fijarse en las grandes manos de Alfonso que manejaban el volante del coche con facilidad y confianza.
Ella no sabía conducir. A su padre no le había parecido necesario. ¿Para qué iba a querer conducir si tenían chófer?
–Le pediré a mi secretaria que lo arregle todo con tu casero. También se ocupará de comunicarle a tu jefe que dejas el trabajo.
Las manos de Anahí se crisparon sobre el regazo. En cierto modo era su karma. Ella había hecho que Alfonso perdiera su trabajo y él le pagaba con la misma moneda. Con un simple chasquido de los dedos iba a cambiar toda su vida y despojarla de su independencia.
Se preguntó qué habría hecho Alfonso si supiera que el dinero no le importaba lo más mínimo. Si supiera que ni siquiera era para ella. Olvidaba que a ese hombre no le importaba nada, al igual que el joven de cinco años atrás. La había deseado únicamente porque había sido un gran golpe seducir a una de las inalcanzables debutantes. La virtud que se les suponía tenía más valor que la más valiosa de las obras de arte.
Salvo que esa virtud era un mito. Anahí había sido muy consciente de lo «alcanzable», que había sido la mayoría de sus compañeras debutantes. Todas tenían un aire puro e inocente, pero nada más lejos de la realidad. Recordó cómo una de las chicas, la princesa de un pequeño principado europeo, presumía de haber seducido al botones que había llevado sus maletas a la habitación mientras su madre dormía en el dormitorio contiguo.
Anahí no se había sorprendido, porque su hermana le había contado historias mucho más escabrosas, de las que había tomado parte activa en su propia fiesta de debutantes.
Aquella noche había escapado de la vigilancia de su padre e intentado encontrar a Alfonso para explicarle por qué había mentido. En una zona reservada al personal se había parado en seco al oír una voz familiar cargada de odio.
–De haber sabido lo odiosa que era, jamás la habría tocado.
–Pero lo has hecho, Xenakis –había contestado fríamente otra persona–. No deberías haberla tocado. ¿No te das cuenta de que no tendrás la menor oportunidad con alguien de su clase? En un par de años estará casada con uno de esos chicos guapos del salón de baile, o con alguna vieja reliquia de la realeza italiana.
–Solo la besé porque me miraba como si yo fuera su última cena –se había defendido él.
–No seas idiota –insistió la otra persona–. Ella te sedujo porque, al igual que todas esas niñatas consentidas, se aburre. Esas chicas no son tan inocentes como parecen.
Anahí apenas había respirado. Tras escuchar algunos improperios por parte de Alfonso, había huido de allí. Ya no tenía sentido ofrecerle sus disculpas.
«Solo la besé porque me miraba como si yo fuera su última cena», recordó.
A la mañana siguiente había despertado en el lujoso dormitorio y, tras ponerse unos vaqueros y una camiseta holgada, había bajado al vestíbulo al alba con la cabeza cubierta por una gorra por si se cruzaba con alguien conocido. Le hacía falta aire.
La desagradable conversación que había oído seguía resonando en su cabeza y, absorta en sus pensamientos, se había chocado contra una pared. Solo que no era ninguna pared sino Alfonso que se estaba colocando el casco junto a su moto. A la fría luz del día, vestido con una cazadora de cuero y vaqueros, tenía un aspecto peligroso, pero en lo que ella se había fijado era en el ojo morado y la mandíbula hinchada.
–No me mires así, cariño –la había saludado él furioso–. ¿No reconoces la obra de los hombres de tu padre? ¿No te das cuenta de que lo han hecho para vengar tu honor?
![](https://img.wattpad.com/cover/268607623-288-k152640.jpg)
ESTÁS LEYENDO
PERDON SIN OLVIDO
RomanceADAPTADA, ADAPTADA, ADAPTA PORTADA: CREDITOS A @AYA.MYM ( INSTAGRAM )