Capítulo 5

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Capítulo 5

TENGO otro trabajo.

Annie se lo comunicó su padre a la mañana siguiente a la hora del desayuno, mientras Amy jugaba en el jardín con Harvey, el perro de casa.

-¿Con Alfonso Herrera, supongo? -dijo su padre, con cierta dureza en la voz.

Annie apretó los labios, sorprendida por su actitud.

-¿Te molesta?

-Sólo en el sentido de que por lo visto se te olvidó mencionar que era el mismo Alfonso Herrera de quien yo hablaba -le recordó él.

Annie sintió que se le caía el alma a los pies. Su padre había estado en el pub la tarde anterior y seguramente fue allí donde conoció la verdad sobre la identidad del nuevo inquilino de la casa del coronel Phillips.

-Supongo que te enteraste en el pub -dijo ella, volviéndose hacia el fregadero para ocultar el rubor que cubría sus mejillas.

-Lo sabía todo el mundo -replicó él, ofendido por el hecho de que su hija no hubiera confiado en él.

-No podía decírtelo, papá. Ha venido aquí para escapar de la prensa.

-¿Eso te lo dijo él?

-No exactamente con esas palabras, pero comentó que necesitaba tranquilidad y que en Londres era imposible -explicó ella-. De todos modos, no he hecho más que respetar su intimidad.

George Puente dejó escapar un suspiro, con el que reconocía indirectamente que su hija tenía razón.

-Sólo me hubiera gustado que confiaras en mí -dijo el padre-. Sé guardar un secreto.

Annie arqueó las cejas.

-¿Este tipo de secreto? -preguntó ella, escéptica, aliviada al ver que su padre estaba un poco más relajado-. Venga, papá, no lo hubieras podido resistir. Habría sido la exclusiva del año. De todos modos, empiezo el lunes. Sólo por las mañanas, creo. Como hacía con el coronel Phillips.

Su padre frunció el ceño. No le hacía ninguna gracia que su hija tuviera que trabajar como señora de la limpieza, pero era consciente de que en el pueblo no había muchas ofertas de trabajo y hasta que Amy terminara la enseñanza elemental y empezara en el instituto, Annie no podría buscar otro tipo de ocupación en Westerbury.

-De todos modos, ten cuidado. Ya sabes lo que se dice de él.

-¿Qué se dice de él? -preguntó ella, sin entender a qué se refería.

-Mucha gente cuestiona su salud mental, desde su regreso del norte de África.

La entrada de Amy en la cocina puso fin a la conversación, aunque Annie estaba demasiado afectada por las palabras de su padre. ¿Qué había querido decir? ¿Que Alfonso Herrera tenía problemas mentales? ¿0 simplemente estaban utilizando los rumores que había oído para vengarse de ella?

Pero decidió que aquél no era el momento para continuar hablando de eso. Además, en general, Alfonso Herrera le había aparecido una persona de lo más normal. De acuerdo, quizá tuviera problemas para relacionarse con la gente, pero probablemente era normal después de pasar dos años como prisionero político en manos de la guerrilla rebelde de un país norteafricano.

Cuando ella era joven, tuvo un problema similar. Hija única, siempre fue muy tímida con los chicos, y envidiaba a otras jóvenes como Diane Chesney, para quienes era muy fácil coquetear con el sexo opuesto. No era de extrañar que Terry Matheson se hubiera aprovechado de ella. Cuando él la sedujo, estaba a punto de caramelo.

Amargo despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora