Mi ángel guardián♥{Daniel Oviedo}

Creo que mejor volveremos otro día

{Chic@s lo siento muchoo de veerdad seguroo q me quereis matar pero esq he teniido muchoos problemas y el instituto no esq ayude muchoo y laugr_25 perdoon a tii tambiien q te dije q subiria ayer porq como es semana santa tengo mas tiempo pero esq mi madre se empeño en pasear por la isla y estuvimos todo el diia fuera y yo solo tengo Internet en mi casaa asiii q de verdad LO SIENTO y bueno aquii teneiis toodoos el capitulo espero q os guste♥}

......

Nos paramos fuera de la dirección que anotó Jesús cuando fue a mi casa y mire a Dani, quien sonreía y miraba emocionado y, quizás, esperanzado por lo que podría haber al otro lado de la puerta.

-Dani- susurré tratando de llamar su atención.
-¿Qué ocurre?- consultó con la mano en puño dispuesto a golpearla contra la blanca puerta.
-¿Seguro qué es acá?- pregunté dudosa y riendo sin dejar de ver el pequeño y plateado número que la diferenciaba de las demás.
-Tan seguro, como el día en que dije que eras mi todo- murmuró y beso la comisura de mis labios.
-Entonces, es ahora o nunca- dije mientras golpeaba la puerta con alegría.

Esperamos unos segundos hasta que la puerta se abrió. Y una mujer alta, quizás unos dos dedos más que yo se paró sonriente para recibir a las visitas.

-Ustedes deben de ser Daniel y _____, ¿verdad?- preguntó emocionada y sonriendo plenamente.
-Ellos mismos- dije sonriendo y apretando la mano que ella estiro con gentileza hacia mi.
-Un gusto queridos- dijo sonriendo.

Desvíe mi vista hacia Dani y este se encontraba sonriendo y si no me equivoco, con un brillo inusual en sus ojos. Carcajee y Dani me miró sonriendo. No se porque pero sentía que ese era el mejor día que Dani estaba recibiendo en su visita a la vida.

-Oh, pero que incordial estoy siendo, adelante- dijo la madre de mi ángel y nos hizo pasar.
-Muchas gracias- dijimos ambos al unísono al momento de poner pie dentro de la casa.

Adentro todo estaba tan bien y perfectamente adornado que me hacía sentir completamente desalineada.

-¡Dani!- exclamó Jesús quien se encontraba de pie en la escalera con una sonrisa simplemente perfecta dibujada en su rostro.
-Jesús, hermano- respondió Dani mientras se acercaba a él para dar un leve saludo con las manos.
~hermano~mi cuerpo tembló entero al oir aquello.
-¿Cómo has estado?- consultó Jesús con una sonrisa gigante. ¿Cómo hacia para no recordarlo? Yo sufro porque se que no lo podre olvidar.
-Excelente, ¿y tú?- preguntó Dani al momento que desviaba su mirada hacia la cocina de donde salia un hombre robusto.
-Dani,_____ él es mi Padre Juan Carlos- dijo Jesús mientras el hombre estiraba su mano cordialmente a Dani.
-Es un gusto Daniel- dijo el hombre y luego me miró a mi -es un gusto también para usted señorita.
-¡Hogar dulce hogar!- gritaron desde la entrada.

Dani volteó y al ver al chico de ojos marrones hacer su aparición tragó saliva de manera sonora, y no hallé otra opción que acercarme a él para que viera que tenia todo mi apoyo.

-Si quieres nos vamos- susurré asustada ante la inquieta reacción de Dani.
-No, me quedare hasta el final, gracias- dijo para luego dar un paso y abrazar al chico, quien siquiera había dicho 'hola'

Voltee mi cuerpo, no podía ver aquello. Una familia completa unida, pero los padres sin poder recordar al hijo y los hermanos sin lograr necesitarlo. Mi alma lloraba con un doble peso, ya que la de Dani no la hacia.
El chico que habia entrado por la puerta, después de abrazar a Dani me miró y sonrió.

-Pensé que nunca más ibas a volver Dani - dijo el cual supongo que era su hermano destrozando a mi ángel -¿por qué tardaste tanto en volver a casa?

Le miré perpleja mientras que todo entorno a mi se movía en cámara lenta. Eva, la madre de mi ángel se puso de pie desde donde se encontraba y se acercó al chico quien sonreía al ser acariciado por la delicada y armoniosa mano de Dani. Jesús río y luego se puso serio al ver la expresión del rostro de su madre, un rostro demacrado por la tristeza y por los recuerdos que al parecer aún no eran sanados por el tiempo y luego mi vista calló al suelo en donde por lo menos nada tenia sentimientos y nada podía seguir dañando mi alma y corazón.

-¿Qué dices Carlitos?- murmuró el hombre, Juan Carlos.
-Papá, ¿Cómo es que no reconoces a Dani?- preguntó Carlitos.
-Hijo él no es Dani- le retó Juan Carlos.
-Claro que si papá, ¿por qué no recuerdas a tú hijo?- exclamó el chico angustiado entre los rechazos y negaciones de parte de su padre y luego tomo de la mano a Juan Carlos y a Dani y gritó casi a punto de llorar -¡RECONOCELO PAPÁ, ÉL ES TÚ HIJO!

No pude evitar ver a Dani de esa forma, sus ojos estaban llenos de lágrimas y si no hubiera sido por la mirada de Jesús, una mirada completamente aterrorizada me hubiera quedado allí. Pero tuve que hacer algo por el chico que amo, por el chico que esta pasando por todo esto solo porque debe protegerme.

-Creo que mejor volveremos otro día- exclamé y tomé a Dani del brazo para sacarlo de aquella situación.

Salimos de la casa y comencé a jalar a Dani, a casi arrastrarlo por la vereda. Pero él no reaccionaba, él solo caminaba porque yo le exigía hacerlo.

-¿¡Dani!?- le exclamé asustada ante su no reacción -¿¡Dani!?- volví a exclamar está vez deteniendo mi caminar y parándome frente a él.
-Me reconoció- susurró con un hilo de voz.
-Lo sé Dani, estaba allí junto a ti como siempre- le susurré antes de abrazarlo.
-Mi hermano me reconoció- fue lo último que oí de su boca antes del mar de lágrimas por el cual fue inundada.

No pude evitar y llore junto a él. Rezando a dios, quien en aquel momento era él único que oía mis llantos.