Mi ángel guardián♥{Daniel Oviedo}

No puedo dejar de pensar en ti

-¿Por qué?- pregunté mientras trataba de no verlo con cara de boba.

-Porque te ara sufrir y no quiero.

Le mire perpleja y algo dento de mí comenzó a saltar de la alegría.

-Repitelo- susurre aun incrédula.

-¿Qué cosa?- consultó nervioso.

-Quiero q digas lo que has dicho con el mismo tono de voz y las mismas palabras- murmure sonriendo. Dani me miró fijamente y comenzó a reír.

-¿Quieres que te diga que no quiero que el tarado de Calum te haga sufrir?- consulto mientras volteaba su cuerpo y lo posaba frente a mí.

Asentí y baje mi vista, no sé porque pero me sentía estúpida.

-¡¿Dani?!- consulte luego de unos minutos de silencio.

-Dime- susurro muy bajo.

-¿Qué me ara Calum?- pregunté calmada.

-Se ara tu novio-

Aquellas palabras por una extraña y torpe razón no me sorprendían, vacile unos minutos y volví mi mirada a Dani.

-Y ¿eso en que me dañará?- consulte sin entender.

-Te enamoraras de él-

-Dani eso no me dañará- exclamé.

-¡Pero a mí si!- exclamó y se puso de pie.

Quede pegada al suelo, con la boca semi abierta y una rara y extraña, sensación dentro de mi cuerpo. Sin pensarlo me puse de pie y corrí tras de Dani, tome de su brazo  lo jale hacía mí.

Me miró con una extraña expresión y llevo lentamente sus manos a mí rostro, las poso sobre mis mejillas y sonrió dulcemente.

-¿Por qué me haces esto?- consulto sonriendo.

-Creo q no puedo dejar de pensar en ti- susurre y sentí mis mejillas ponerse rojas. Sonreí también y lleve mis manos a sus hombros en donde las pose y lentamente las comencé a subir hasta su pelo, el bajo la mano izquierda por mi cuerpo y la poso sobre mi cintura, tiró lentamente de ella y acerco mi cuerpo a su perfecta anatomía.

Me sentí nerviosa y no quería hablar, ya que si lo hacía tartamudearia y podría espantarlo.

-Yo tampoco- dijo por último.

Sus labios besaron mi mejilla y comenzaron a bajar en caminito hacia los míos, los cuales fueron capturados de forma única; especial.

Un beso de ángel. Sus labios tiraban de los míos y mis manos se enredaban en su precioso pelo.

Le di paso en mi cavidad bucal a su lengua, la cual sin previo aviso hizo contacto con la mía haciendome delirar. Mis piernas se doblaron y Dani me afirmó aún más por la cintura para que no callera.

Me sentí idiota en aquel momento. Su aliento tan único, tan exquisito.

Me hacia delirar, me hacia querer más cada segundo aunque aquello me debilitara. No podía dejar de gozar con ese beso.

Lamentablemente tengo aquella torpeza de querer respirar siempre, me hubiera gustado no tener que hacerlo. Se separó lentamente de mí, pero sus labios aún seguían en contacto conmigo, sonrió cuando dejamos de tocarnos y me miró con aquella tan dulce y tierna mirada que tiene.

Sentí como de a poco mis mejillas se tornaban rojas, como de a poco yo me avergonzada, él parecía en el mismo estado. Baje mi mirada y contuve mi risa, él me ponía nerviosa.