....Sacudí mi cabello y bajé las escaleras de mi casa trotando. Era increíble como de mi cuerpo nada me dolía, ni siquiera el pequeño rasguño que tenía en mi frente. Nada.
-¿Qué haces tan temprano de pie hija?- consultó mi madre cariñosa.
-¡¿me preparo para ir al instituto?!- contesté obvia.
-Solo han pasado dos días desde el accidente ___- murmuró algo preocupada- puede darte algo, que se yo.
-Mamá, estaré bien créeme- le pedí tomando asiento para desayunar.
Mi madre suspiró y en menos de cinco minutos yo ya me encontraba caminando hacia el instituto. No pensaba subirme a un coche otra vez.
Mire hacia adelante y pude apreciar que solo faltaba una calle para llegar al recinto. Vacile por un momento al imaginarme a la clase sobre mí haciendo preguntas y preguntas a las cuales no tenía respuesta, ¿qué les diría?
-chicos estoy bien no se preocupen, mi ángel me ha salvado la vida y ha curado mis heridas-
Obviamente no podía decir eso. Suspire antes de entrar a clases y me introduje entre los alumnos. Caminé cabeza baja por el largo y oscuro pasillo y me pare fuera de mí case, vacile por unos segundos antes de ingresar.
-Odio esto- pensé y puse mi mano sobre la perilla de la clase de lengua.
-Y ¿ahora qué?- exclamaron tras mío.
Voltee asustada, aquello me tomo por sorpresa. Y allí estaba de nuevo mi ángel.
-No lo sé, yo no te he llamado- me defendí. Cruzó sus brazos sobre su pecho y me miró con una extraña expresión en su rostro.
-Estas nerviosa, tienes miedo. ¡Tengo que venir por obligación si te sientes de esa forma!- balbuceo enfadado.
Jamás pensé que un ángel se enfadara. Le fulminé con la mirada y bufe.
-No quiero entrar a clases- susurre avergonzada.
-¿Por qué no?- consulto más calmado.
-Todos se lanzarán sobre mí y buscarán heridas, me preguntarán cosas. Seré tal y como las ranas de laboratorio- respondí temblando por el terror que aquello me provocaba. No quería ser el centro de atención.
-Ok- musito- vamos, no iras a clases.
Le miré asombrada y sonreí.
-¿Es enserio?- consulté aun incrédula.
-Un ángel- arrastró entre dientes la palabra ángel- no miente.
-Gracias ángel- dije burlonamente. Me miro de reojo y carcajeo.
-No me digas ángel por favor, dime Dani, solamente Dani.
Asentí y comenzamos a caminar hacia la salida del instituto.
-Y ¿a dónde vamos ahora?- consulté intrigada.
-A tu casa- respondió obvio.
-No, no quiero ir a casa- susurre.
Detuvo su camino y me plateo cara.
-Y ¿a dónde quieres ir entonces?- preguntó.
-No lo sé- musite y dejé de caminar.
Me senté en una de las cuantas bancas de paradero que por allí había, Dani imito mi acto. Estabamos en silencio y de alguna forma se sentía bien.
-Oye- dijimos ambos al unísono. Sonreí y el también lo hizo.
-Comienza tú- susurró. Asentí.
-Anoche, no terminaste de contarme como ocurrió todo esto- murmuré- aun no puedo creer que me ocurran estas cosas.
El chico sonrió nervioso y luego me miró.
-¿Qué quieres saber?- consultó.
-Todo, todo lo que pueda salir de tu boca.
-Yo soy un enviado, ósea que tengo una misión que debo cumplir en la tierra. Tú eres mi objetivo, la razón por la que estoy aquí. No debo dejarte caer, no debo dejar que llores o que sufras- tosió un poco y prosiguió- al parecer estamos conectados, por eso fui yo el elegido. Conectados ¿por qué? Créeme que no tengo ni idea. La gente me puede ver y no recordar porque no me necesita. Supuestamente tu tampoco me ibas a recordar pero lo hiciste y eso es lo que me tiene sin respuestas- volvió a fingir aquella tosecita- ahora, pienso que eres un maldito imán que atrae la mala suerte. No he tenido un descanso como se debe desde que baje para ayudarte.
Sonreí. Así que ¿yo era un maldito imán de mala suerte? Jamás pensé que alguien me iba a decir eso. Siempre he creído tener buena suerte.
-¿Eso es todo?- pregunté intrigada. Anhelada a saber más, quería saber más. El chico asintió.
-Te toca, ahora es tu turno- susurró.
-¿Qué quieres saber? Si ya lo sabes todo- musite.
-Quiero saber si estoy en lo correcto. Solo dime las cosas básicas.
Asentí y lleve nerviosa unas de mis manos a mi cabello.
-B..bueno, mmm.. me gusta el color violeta, no soy muy sociable- ya estaba tartamudeando.
-Eso no, eso no quiero saber- me interrumpió.
Subí mi mirada y me encontré con la dulce de él. Dani era un hermoso ángel.
-¿Qué quieres saber entonces?- consulté.
-Tu hobbies, tus miedos, tus momentos más alegres, los que nunca olvidarás. Eso quiero saber.
Asentí nuevamente y proseguí.
-Uno de mis hobbies es tocar la guitarra creo que es más hermoso que he hecho desde que nací. No existe instrumento que iguale a mis seis cuerdas. Mis momentos alegres, fueron...- dude por un momento- ¿puedo saltarme eso?- le consulte. El chico sonrió y tome eso como un: puedo- El momento que jamás olvidaré- pensé por un momento- el día en que te vi, el día que , marcó mi vida. El momento exacto cuando trate de correr, de olvidar tu rostro. El momento en que caí y me dormí por una semana.
Sentía los nervios de Dani. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y pude percibir que a Dani le ocurrió lo mismo.
-No sabía eso- susurro alarmado.
-¿No sabías que caí en como por tu culpa?- consulte.
-No fue mi culpa- se defendió.
-Pero ¿de quién? Yo no tengo ninguna enfermedad, no fume nada ese día, solo ví tu rostro y luego ya no ví nada más.
Dani seguía rígido, no movía ni un músculo de su cuerpo y yo estaba en el mismo estado de shock.
-Lo siento.
Fue lo único que dijo y no habló más por un buen rato, yo hice lo mismo. Solo sentía su respiración acelerada haciendo competencia con la mía.
Me di por vencida y subí mí rostro nuevamente.
-¿Te has enfadado?- consulte. Negó con la cabeza.
-No puedo creer que yo te allá echo eso- susurró- y me envían a protegerte cuando YO fui quien comenzó todo.
-Dani, tranquilo- musite y coloque una de mis manos sobre su hombro- mierda Dani, me tomaste la corriente- dije alarmada por el dolor que sentía.
El chico me miró asombrado y con sus manos tomo las mías haciendo que el dolor de apoco se esfumara. Pero no se iba.
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Mi ángel guardián♥{Daniel Oviedo}
RomanceSi eres gemelier con mucha imaginación ¡ESTA ES TU HISTORIA! Los protagonistas sois tú y Daniel Oviedo (a sidoo él por sorteo ehh q yoo quieroo muchoo a Jesús)