Graciias

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Él solo se dedicó a observarme. A ver cómo lentamente mi cerebro trabajaba en campaña para lograr sacar una buena conclusión de todo.

Luego de unos largos minutos sin dejar de pensar en qué momento lo he necesitado realmente, me di por vencida.

-Y ¿ahora qué?- dije mientras me encogía de hombros. El imito mi acto, sonrió y se puso de pie.

-Ahora volverás a casa- susurro.

Le mire moverse de lado a lado en la habitación. Suspire aun sin poder creer la magia de aquello.

-Deberías estar agradecida- musito. Subí mi mirada a él.

-¿Agradecida por qué has salvado mi vida? O ¿agradecida por qué tengo un ángel?- pregunté de manera forzada.

-Las dos cosas- respondió- ¿sabías que el 10% de los humanos como tú,  repletos de peligros, sin darse cuenta con su aura convocan a un ángel?

Negué con la cabeza. El chico era un ángel muy interesante.

-Bueno ahora lo sabes, nuevamente me debes un simple gracias- sonrió y se recostó a lo pies de la camilla.

-Gracias por haber salvado mi vida, gracias por ser mi ángel, gracias por nada- dije molesta. Odio a la gente creída.

-De nada.

Me quede en silencio, no pensaba hablar con él.

Jugué con mis manos. Mire los cables conectados a mi cuerpo, mire su pelo y suspire varias veces por el incomodo silencio que se formaba a nuestro alrededor.

-Jamás quise bajar a ayudarte- anunció.

Abrí mi boca para defenderme,¿en algún momento pedí su ayuda? Fruncí el ceño y sentí como mi bello se erizada en mis brazos. Estaba dispuesta a comenzar una guerra de palabras. Pero la puerta se abrió.

-Te salvo la puerta- pensé

Mi madre, mi padre y el médico que me atendió entraron por esta. Los mire tratando de fingir felicidad. Jamás me ha gustado mentir y jamás me ha ido bien haciéndolo.

-¿Lista cariño?- preguntó mi madre. Dude un momento ¿lista par qué?

-¿Para?- pregunté sin ganas.

-Para volver a casa- se burló mi padre. Sonreí.

-¿Vas a venir con nosotros?- le pregunta mi madre a él.

El asintió y me desafío con la mirada, no correspondí.

Volví a casa, el chico por suerte no fue con nosotros. De repente sentía mucha intriga, ¿a dónde van los ángeles cuando no tienen que proteger?¿Por qué él fue el enviado y no otro?¿Tienen poderes?¿Pueden volar?¿Tienen alas? Y un sinfín más.

-Aún estas muy delicada hija- susurro mi madre- ¿por qué no vas y te recuestas?

Asentí.

Mi padre me ayudó a subir las escaleras, me ayudo a recostarme en mí cama, y cerró la puerta. Deseandome las buenas noches. Solo suspire cuando él ya se encontraba fuera.

Debía contarle a alguien lo que me ha ocurrido. Obviamente a mi madre no, no me creería. ¿Y si le contaba a Raquel?  Pensé por unos segundos aquello y decidí hacerlo. Tomé mi celular y marque su número lentamente.

Raquel no contestaba, y decidí esperar y contarle mañana cuando venga a visitarme. 

Cerré mis ojos para poder domir, pero un fuerte golpe en la ventana de mi cuarto me desconcentro. Mire hacia la dirección de la ventana y la vi nuevamente. De alguna u otra forma ya no sentía miedo, tampoco sorpresa, mi corazón ya no se aceleraba al momento de aquellas tan extrañas visitas. Al parecer mi metabolismo ya se estaba acostumbrando.

-Y ¿ahora qué?- gemí. Lleve la almohada sobre mi rostro y ahogue los gritos de rabia.

-No puedes contarle a nadie sobre mí- musito serio mientras daba pasos para aproximarse.

-Tarde, le conté a Raquel- mentí.

-Mientes- susurro.

-Acaso ¿eres un vampiro y lees las mentes?- me burle.

-No- susurro- soy un ángel y leo los auras.

-Y ¿eso qué es?

-Que sabré cuando estes triste, malhumorada, feliz, desilusionada, atrevida, todo.

Trague saliva sonoramente y le mire. Recordé lo que me dijo en el hospital.... "jamás quise bajar a ayudarte"

Le mire de reojo y volví a recostarme.

-Si no querías bajar a ayudarme, ¿por qué lo has hecho?- consulte dándole la espalda.

Sentí un suspiro de su parte. La cama crujió, gire mi cuerpo y lo vi recostado a mi lado dándome la espalda, volví a mi antigua posición.

-Porque de alguna u otra forma estamos conectados- respondió casi tratando de el mismo entrar en conciencia de aquello.

-¿Conectados?¿por qué o qué?- pregunté.

-No lo se- musito- solo el lo sabe.

-¿Quién es él?- consulte nuevamente.

Guardó silencio,  yo también lo hize. Sin darme cuanta o inconscientemente me quede dormida. Le di el permiso a morfeo para que me meciera en sus brazos.

Desperté producto del frío que se comenzó a colar por mi ventana, me puse de pie y el dolor del choque ya no estaba en mi cuerpo, me encontraba como nueva. Mire a mi cama y no lo vi, pero estaban los rastros de la visita de mi ángel.

Mi ángel guardián♥{Daniel Oviedo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora