Non-Stop

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Tardó varios minutos en abrir los ojos, su cuerpo se sentía pesado y pedía a gritos seguir durmiendo, pero no podía darse ese lujo, menos cuando el de ojos verdes no estaba junto a el en la cama.

Levantó un poco su cabeza de la mullida almohada para dar un vistazo rápido a su alrededor, con todo el ajetreo de la fiesta y la impaciencia al llegar su noche de bodas ni siquiera reparó en la vivienda. Si mal no recordaba estaban en una casita a las afueras de Villa Quien, cortesía del alcalde Ned McDodd, un muy buen amigo de El Lorax.

Volvió a hundir el rostro en la almohada, queriendo apaciguar la felicidad que lo invadía. Por fin había tenido relaciones con Greed-ler, y aquellas mordidas y arañazos que marcaban su cuerpo eran un lindo recordatorio de la noche anterior. Se sentó, mirando con ternura el anillo en su dedo anular, aunque era un anillo muy simple representaba mucho para el.

-Prometo que te comprare un buen anillo cuando sea millonario.-Greed entró a la habitación con una bandeja en sus manos, sobre esta llevaba dos platos repletos de panqueques con miel y jarabe de arce.

-No es necesario, estoy mas que bien con este anillo. ¿Dormiste bien?-Empezó a comer, mientras el otro se sentaba a su lado para comer su ración.

-De maravilla. Aunque me levante algo temprano para hacer el desayuno. Y ya planee todo para el Thneed.

-¿Enserio? ¿Y que harás?-Once escuchó atento los planes de su esposo, asintiendo cada vez que lo veía necesario. Le sorprendía como en tan solo unas pocas horas hubiera planeado años de producción.

-Si todo se hace como se debe tendremos una ganancia millonaria en menos de un año.

-Greed...-Dejó la bandeja a un lado, recargándose en el.-...estoy feliz por ti, se te ve feliz cuando hablas de tu idea del Thneed, pero todo a su tiempo. Podrás empezar la producción y la venta en cuanto acabe nuestra luna de miel.

-Pero...

-Greed, disfruta del ahora. Ya planificaste todo, los arboles y los planos no se van a ir a ninguna parte.-Acarició su mejilla con cariño. El de ojos verdes cerró los ojos, disfrutando de la caricia que le ofrecía su compañero de vida.

-Tienes razón, el Thneed puede espera un mes más. -Bajó las manos a su cadera, sentándolo sobre sus piernas.

-¿Greed? ¿Qué estas...?-Se arqueó contra su pecho al sentir como el mayor se abría paso dentro de el.

-Esta vez fue mas sencillo de entrar.-Le susurró en su oído, estremeciéndolo ante su voz ronca. Lo ayudó a moverse con cuidado sobre él, deleitándose con los gemidos que salían de su tierno malvavisco. Estaba tocando el cielo por segunda vez en esa semana, y no quería que nadie los interrumpiera, ni siquiera el teléfono sobre la mesita de noche que no paraba de sonar.

-G-Greed... Ahhh... el... teléfono...

-No es...importante...

-Greed...

-Luego regreso...la llamada...

-No, eso no...-Lo miró por sobre su hombro, con una pequeña sonrisa traviesa.-...Más rápido...

-Jeje...tus deseos son ordenes...-Lo pegó al colchón, embistiendo con rapidez, sin parar de gruñir contra su nuca. Once se sujetó de las mantas tratando de no gemir tan alto, pero le era muy difícil, y le fue imposible una vez que Greed encontró aquel punto que lo hacia derretirse ante cada embestida. 

El mayor pasó suavemente su mano sobre la del de ojos azules, entrelazando sus dedos, mirando feliz ambos anillos. Sin duda en un futuro le daría a su esposo un anillo digno de semejante ángel.

Austeridad y codiciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora