It's quiet uptown

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El castaño miró al rededor, observando las tierras áridas de lo que antes era un valle. Volvió su vista a la enorme fábrica frente a el y a la única ventana con luz, procesando lo que le habían contado hasta ahora.

-Entonces si fue tu culpa. Lo... Destruiste todo.

-Si, cada árbol en el valle, del más pequeño al más grande.-La voz que venía de aquella ventana sonaba cansada, siendo la de un hombre ya mayor. El par de ojos verdes se alcanzaba a ver entre las tablas que cubrían la ventana casi en su totalidad.

El niño miró el bosque de truffula a lo lejos, recordando la sorpresa en Once-ler al verlo frente a su cabaña y lo feliz que estaba de ver qué su abuela Norma había tenido la familia que deseaba. No entendía porqué el guardian del bosque no le había querido contar lo que había pasado con el valle, lo había mirado con tranquilidad al negarse, solo diciendo que ya no era parte de esa historia como para contarla. Y ahora entendia por qué.

Greed-ler había Sido el causante, ¿Quien era mejor para contar lo sucedió si no el que lo había causado? Por lo que le había contado el ex empresario, Once-ler había dicho que se quitaría de la historia, dejando a todos con la duda de lo sucedido, y a pesar de todos los años que habían pasado seguía fiel a sus palabras.

-Once-ler hace lo que dice.

-Y nunca rompe sus promesas.-Continuo el anciano.-No ha salido de ese bosque desde ese día.

-¿Ya no lo has visto?

-Lo veo cuando sale a curar un pequeño trozo de tierra para plantar un árbol y extender el alcance de su barrera. Agradezco que las paredes no sean visibles, me permiten ver a Oncie, aunque mi vista ya no sea como la de antes.

-¿Qué pasó después? Cuando la barrera se alzó.-Greed soltó un suspiro pesado, el par de ojos verdes se habían llenado de melancolía.

-Ocurrió lo que todos sabíamos que pasaría, incluyendome.

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El guardian del bosque se mantenía de pie, sosteniendole la mirada a un muy lastimado Greed-ler en el piso. No cabía en su sorpresa y las preguntas no paraban de rondar su mente. ¿Por qué había sido capaz de hacer todo eso sí no era el guardian? ¿O acaso se habían divorciado y el no lo sabía? Porque estaba seguro que, aunque había redactado el documento y le había dicho a su madre que lo había firmado, realmente el lugar de las firmas seguía en blanco.

Norma se acercó un poco a su hermano, le preocupaba lo pálido que estaba, no sabiendo si era a causa de toda la sangre que había perdido o si fue por alzar esa enorme barrera. Pero a pesar de eso, el joven de ojos azules seguía firme en su lugar como si no se estuviera desangrando.

-¿¡Cómo te atreves!?-Isabella se levantó sin tratar de acomodarse el desastre que tenía en su cabello, caminando molesta hasta el guardian, cayendo al piso al chocar contra algo invisible.-¡Mi nariz!

-¿Qué es esto?-Grizelda se acercó con las manos extendidas, tocando algo firme en el aire.

-Se los dije, no son bienvenidos en este bosque. Ninguna persona además de mi familia puede entrar aquí, y sabes muy bien que yo si cumplo lo que prometo.

-Once...-El millonario se puso de rodillas con algo de esfuerzo, la caída le había quebrado una costilla. Once-ler entonces volvió a ver ese pequeño destello en el cuello de Greed que ahora estaba completamente fuera del cuello de su camisa. De una cadena de oro colgaba su anillo de matrimonio, dejándolo a la altura de su pecho. Relajó un poco la mirada que le daba a Greed-...¿Por qué?

Austeridad y codiciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora