siete

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Jeongin estuvo dando vueltas en la cama toda la noche, cuestionando cada palabra que había dicho el día anterior. Se arrepentía tanto, tanto. Quería tirarse de un quinto piso, no soportaba la idea de quedarse a solas con su jefe, el ambiente se tornaría incómodo y tenso probablemente, y le pedía a Dios con todas sus fuerzas que el asistente de Hyunjin esté ahí con ellos.
Su amigo ya se había ido al trabajo temprano, y tenía la casa para él solo por unas horas hasta que llegara el horario que le indicó Hwang para reunirse.

Hoy le tocaba trabajar a las diez de la mañana, estaba tranquilo, sin apuro, pues no tenía mucho que hacer, ya que tenía sus trabajos al día, y se sentía orgulloso por eso.
Arrojó la bolsita de té en el bote de basura, y se dirigió hacia el balcón con la taza caliente entre sus manos. La mañana estaba bastante fría, Jeongin lo adoraba, amaba el invierno con cada parte de su corazón. Observó la ciudad desde la altura en la que estaba, sorbiendo de a poquitos el líquido negro. Se encogió de hombros por el frío que le llegaba golpeando su cara, cerró sus ojos inhalando.
Tenía poca ropa puesta, así que cuando apenas terminó el té entró de inmediato al departamento, no estaba en condiciones de cazar un resfriado.

Jeongin prendió el televisor, y lo primero que apareció en su pantalla fue el rostro de Hwang dando una nota en el noticiero local, con esa cara de desagrado que cargaba naturalmente.

━ Estoy tratando de olvidar lo ocurrido con él ayer por unos momentos y aparece en mi televisión, genial. ━ habló sarcástico dejando la taza sobre la encimera de la cocina.

Revisó la hora en su celular, eran recién las nueve y seguía con su pijama de ositos, tenía que cambiarse urgentemente, y más sabiendo que tarda una eternidad en elegir su outfit para un día normal.
Optó por unos pantalones largos de chandal beige, camisa blanca y un chaleco que combinaba con el pantalón que lo consiguió en una tienda de conveniencia a un buen precio.
Jeongin se lavó los dientes, para luego ir a tomar su bolso, -no sin antes de revisar que todas sus cosas estén en orden- , y abrigo, y salir directamente hacia la empresa.

Su pequeña oficina era acogedora, también cálida, pero lo que más le gustaba a Jeongin era gran vista que tenía hacia la ciudad de Seúl. A veces se olvidaba por completo que estaba trabajando, y podía quedarse horas y horas mirando el sol esconderse, era algo increíble que le causaba una hermosa sensación en el corazón.
Jeongin se puso a pensar sobre lo que le diría a su superior cuando se encuentren, pero en su mente tiene las palabras exactas que le dijo Seungmin antes de que se vaya al trabajo.

"Jeongin, no te hagas el fácil. Colócale los puntos a ese hombre, y hazte respetar como se debe".

━ Hacerme respetar... Es decir que... ¿Debo poner mis propias reglas sobre este matrimonio? ━ se cuestionó a sí mismo en voz alta. ━ Las reglas de este matrimonio...

Entonces ahí fue cuando el foco de su cabeza se encendió; crearía una lista de reglas para cumplir, y si Hwang está de acuerdo con ellas, Jeongin aceptaría ser su esposo sin ningún inconveniente.
Comenzó a escribir en su computadora los seis principios que iba a tener en cuenta en esta "relación" sin omitir ningún detalle, pues él no quería ser descubierto.

(...)

Eran ya las cinco en punto, y Jeongin se encontraba con una folder entre sus manos frente al edificio que le había indicado Hyunjin para reunirse, pero no encontraba a este por ningún lado.
Levantó una ceja confundido al ver en la pantalla de su celular un mensaje.

"Changbin irá a recogerte afuera, más te vale que estés aquí".

Rodó los ojos con ignorancia, guardando el teléfono en su bolsillo del pantalón. Se estaba congelando y se abrazó a sí mismo para no tomar frío.
Jeongin se estaba cansando de esperar a Changbin, de la puerta principal salía y entraba gente pero ninguna de ellas era el asistente guapo.

Rules of Marriage ✗ hhjn + ygjnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora