#26 Cherry

861 97 25
                                    

Cerré mis abrazos alrededor del cuerpo desnudo de Jennie. Ella se removió entre las sábanas y buscó mi mirada. Ya había trascurrido casi dos meses desde el día en el que sus hijas regresaron y yo me había escabullido en la madrugada por su ventana para entrar a aquella habitación. Durante las últimas semanas, Jennie había pedido que me quedara a su lado, y todas las noches había dormido con ella.

— Rosé, cariño, ya es hora de levantarse

— No quiero — me quejé. Escuché su suave risa y entreabrí los ojos de nuevo.

— Linda, despierta — su sonrisa estaba cerca de mí.

— ¿Podemos quedarnos un minuto más?

— ¿Sólo un minuto?

— Sí

— De acuerdo, pero sólo un minuto — terminó por aceptar con un suspiro.

Su piel descubierta contra la mía era una sensación increíble, y sabía que ella tampoco quería levantarse de la cama porque pasaron varios minutos hasta que de nuevo me llamó.

— Amor, despierta — cuando ella intentó moverse para salir de la cama, la presioné con más fuerza hacia mí. — Rosé

— Me gusta mi nombre cuando usted lo dice de esa manera

— Cariño, me encantaría quedarme todo el día en la cama contigo, pero no puedo

— ¿Por qué no?

— Porque mis hijas me esperan abajo

— Cierto

— Además, Mino se quedó a dormir — sólo escuchar el nombre de su ex esposo me hacía sentir con mal humor. Ella rió bajo al ver mi reacción. — Jane le rogó a su padre que se quedara para el desayuno...parece que él ahora quiere estar más tiempo con ellas — bufé y cubrí mi rostro con las sábanas, abrazando de nuevo a la mujer que se encontraba a mi lado. Jennie intentó buscarme por debajo de la tela, pero no se lo permití. — Rosé, me gustaría hacerte una pregunta

— La escucho — descubrí mi rostro para observarla, esperando por su pregunta.

Hoy, la señora Kim se veía especialmente atractiva con el cabello desordenado y aquella linda sonrisa entre sus labios.

— ¿Por qué... — dos ligeros golpes en la puerta interrumpieron sus palabras?

— Jennie, ¿estás despierta? — la voz de aquel hombre llegó hasta nosotras. Ella se liberó de mi brazo y miró en dirección a la puerta de la habitación.

— Sí Mino, en un momento bajo

— De acuerdo, el desayuno está listo

— Gracias... — la mujer se levantó de la cama, exponiendo su desnudez frente a mí. Me reacomodé entre las almohadas para admirarla desde el lugar donde estaba.

— Me gusta ese lunar que tiene en la espalda — ella dejó de buscar la ropa en el suelo para mirarme.

Las curvas de su cuerpo me dejaban sin aliento, quería regresarla de nuevo a la cama conmigo para besarla.

— Tendremos más tiempo para nosotras — parecía que había leído mi mente. Me regaló una de sus sonrisas antes de sostener nuestra ropa entre sus brazos para después dejarla en el extremo de la cama.

— Es hora de bañarse, ven mi cielo — me llamó para que la acompañara a la regadera y mientras abría la llave con agua caliente, me dejó frente al espejo.

Aquél reflejo mío se desvaneció cuando cerré los ojos, estaba sintiendo sus besos en la comisura de mis labios y lentamente me llevó bajo el agua de la ducha. Después de bañarnos, acomodé la toalla en mi cabello mientras la señora Kim buscaba mi ropa para vestirme.

— ¿Te gustaría acompañarnos en el desayuno?

— No lo creo, debo regresar a casa, mamá sigue molesta conmigo

— ¿Quieres que hable con ella? — terminó de acomodarme la ropa y esperó curiosa por mi respuesta. Yo sólo negué con la cabeza y bajé mi mirada mientras me quitaba la toalla del cabello.

— No es necesario, ella sólo cree que me veo con alguien a escondidas — Jennie inmediatamente se puso de pie, mis ojos siguieron sus movimientos y terminé por sujetar su mano con la mía. — Pero no sabe quién es, y tampoco pienso decirlo

— Cariño, lo nuestro... — no permití que dijera más, me levanté de la cama para quedar frente a ella y sostuve su rostro entre mis manos.

— Estamos bien con lo que tenemos — dejé un rápido beso sobre sus labios y caminé hacia la ventana, la escalera de madera seguía ahí. — Nos vemos hasta más tarde señora Kim, cada día se ve más hermosa — una sonrisa se dibujó en su rostro y bajé feliz.

Crucé el espacio que se extendía entre las casas y al fin llegué junto a mis abuelos en el interior del hogar.

— Buenos días a todos — mi madre apareció caminando por la cocina, su atención se clavó en mí y mis abuelos me pidieron que me sentara a desayunar con ellos.

— Rosie, ¿en dónde estabas? — la pregunta de mamá me detuvo por un segundo para buscar alguna respuesta.

— En el granero — ella no me creyó pero tampoco insistió en saber más acerca de dónde o con quién había estado. Mi abuela comenzó a hablar de la próxima cosecha y la conversación cambió cuando papá llegó animado junto a la familia.

— Buenos días

— Papá, creímos que ya te habías ido al trabajo — mi hermano estaba emocionado por ver a nuestro padre.

— Más tarde me tendré que ir Nick

— ¿Estabas con los vecinos? — mi hermana preguntó un poco distraída, sin apartar su mirada de los waffles que tenía frente a ella.

— Sí, estaba hablando con Mino porque va a quedarse por unos días en Virginia... — rápidamente levanté mi mirada y mi padre lo notó — Nuestro vecino nos invitó al festival de música que iniciará en la siguiente semana

— Me alegra que el vecino se quede aquí por unos días — comentó mi madre.

— Parece que quiere estar más tiempo con sus hijas

— O piensa en recuperar su matrimonio — terminó mamá. De nuevo intenté concentrarme en el desayuno, pero mi padre habló de nuevo.

— Esta noche voy a salir, no me esperen para la cena — mis abuelos y mi madre parecían más impresionados.

— ¿Vas a irte de cacería?

— Sí, la vecina me va a acompañar

— Querrás decir, el vecino — intentó corregir mi madre.

— No, hablo de Jennie.

¿Desde cuándo a mi padre le gusta la cacería? ¿y desde cuándo a Jennie le gusta salir a cazar? ¿Por qué ella no me había dicho nada? Mi padre y Jennie cada vez pasan más tiempo juntos, y por más que intente ignorarlo, la realidad es otra.

Esta noche voy a salir con ellos, así tenga que escaparme de nuevo. Durante las siguientes horas, busqué a Jennie en el granero, pero al parecer ella no se encontraba ahí. Y en el camino de regreso a casa, vi al chico de la camisa de cuadros. Hoy llevaba cargando un poco de leña, estaba cansado, pero al verme su sonrisa reapareció.

— ¡Jaehyun! — lo saludé mientras él se acercaba a mí.

BABYGIRL (Adaptación Chaennie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora