#3 Cotton Candy

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Mientras salía al jardín trasero de la casa de mis abuelos, noté que varios metros atrás entre los árboles, se encontraba el establo de madera de la familia Kim. Era más amplio de lo que recordaba, con un diseño remodelado y una cerca que lo rodeaba, al parecer había ovejas, caballos y algunas cabras.

Esto es un campo de verdad.

Mi abuela llegó detrás de mí, mientras llevaba algunas bolsas con abono para sus plantas.

— La familia Jeong regresa la próxima semana, tal vez te animes a ir a la fiesta— miré en su dirección, no sabía de qué hablaba y creo que mi abuela lo comprendió porque comenzó a reír — Los vecinos de la tercera casa.

Observé hacia el lugar donde mi abuela señalaba.

— Tal vez le pida permiso a mamá para que vaya.

— Oh no hija, ella me dijo que te convenciera, Jaehyun es buen chico, tal vez hagas más amigos aquí.

— Abuela, es un poco difícil adaptarme a todo esto, es completamente diferente.

— Estás comenzando a vivir aquí, solo necesitas tiempo, al principio todo parece complicado pero te adaptaras muy pronto, corazón— de pronto escuché el ladrido de un perro que seguramente guiaba al rebaño.

Del establo salía la señora Kim, junto a ella iba un lindo perro pastor. Aquella mujer parecía que estaba trabajando en el lugar.

— Abuela, tienes algunas semillas de manzanilla?-

— Si hija, vas a sembrar un poco?— sus manos depositaron un poco de abono en las flores, la sonrisa en su rostro me indicaba que estaba más animada con la conversación en el jardin.

— Si, eso creo.

— Sabes hacerlo?.

— No, pero investigaré un poco— continué mirando hacia la señora Jennie, ahora se encontraba cargando un rollo de hierba seca para los animales del establo.

Mi abuelo llegó junto a nosotras, contado una de sus historias de aventura en el campo, cuando se perdió por salir de noche sin linterna en mano.

— Maxi, no lo vas a creer pero Rosé me pidió, semillas para sembrar— Mi abuelo me miro sorprendido.

— ¿Cuáles semillas quieres, hija?— parecía orgulloso de mi. Era un pequeño avance para ellos.

— De manzanilla o de alguna otra flor pequeña.

— Perfecto para comenzar.

— Le pediré consejos a nuestra vecina— Les comenté mi idea.— Ahora regreso, no tardo.

Mi abuelo sonrió aún más y fue adentro de la casa para buscar las semillas. No estaba pensando en lo que hacía, solo buscaba una excusa para hablarle a la señora Jennie, me llamaba la atención. Pocos minutos pasaron cuando mi abuelo regresó, entregándome dos pequeñas bolsas.

— Una es de manzanilla, y la otra es de girasoles, amarás las flores.

Sonreí mientras abrazaba a mis abuelos, quería ir corriendo hacia la señora Kim pero parecía ocupada.

— Los quiero mucho.

— Y nosotros a ti, hija...— cuando me aparté del abrazo, mi abuelo me indicó que fuera al establo y mi abuela apoyó su propuesta.

— Tal vez puedas comenzar a preguntarle acerca de las semillas.

— Pero ella está ocupada.

— No te preocupes por eso, así descansa un poco, ha estado trabajando en el establo desde temprano, tu compañía siempre es bienvenida para todos, ve con ella— miré hacia las bolsas con semillas y luego me aseguré de que mi ropa estuviera acomodada y decente. Quería causar una buena impresión.

— Una pequeña dama siempre— mi abuela depositó un beso en mi mejilla y continuó con el cuidado de sus plantas, mi abuelo buscaba herramientas para el jardin y yo me dirigí al
establo.

Los rayos del sol se dirigían directamente a mi cara y tuve que cubrir un poco mi vista con las manos hasta llegar en la puerta delantera de la cerca. El perro comenzó a ladrar, moviendo su esponjosa cola. Era como un saludo.

Antes de abrir la cerca, apareció Jennie en la entrada del establo, al verme se sorprendió.

— Hola cariño, ¿has venido a saludar a
Bruno?— el perro agitó más su cola y se acercó a Jennie, ella lo acarició un poco mientras se dirigía hacia mí.

— Es un lindo perro— Comenté.

— Lo es, ¿quieres acariciarlo?— asentí y ella sonrió— Ven Bruno, compórtate como un buen chico— ella se acercó con el perro, observando las bolsas con semillas que sostenía pero no mencionó nada.

Su cabello desorden ado y la ropa sucia con el pasto seco dejaban ver su trabajo del día, sus brazos fuertes sostuvieron la cerca para que entrara.

— ¿No va a morderme?— no dejaba de mirar al perro, tenia un poco de miedo.

— Tranquila linda, él es amigable— entré en la parte donde la señora Kim se encontraba, el perro se acercó y con temor comencé a acariciarlo, su cabeza se unió más a mi mano y se sentó— Le agradas mucho.

— Buen Bruno — repasé el pelaje del perro y comencé a reír al sentir que su nariz me hacía cosquillas en el brazo.

— Puedes jugar con él siempre que desees, es mi compañero y mejor amigo— ella comenzó a caminar hacia el establo de nuevo, pidiendo que la acompañara— Parece que traes algo interesante en esas pequeñas bolsas.

Levanté mis cejas y miré hacia mi mano donde sostenía lo que había mencionado.

— Son semillas.

— ¿Te gusta la jardinería?— el interés con el que habló me hizo recordar que mi plan con las semillas si estaba funcionando.

— Me gustaría aprender..yo...yo no sé mucho..le pedí a mi abuela algunas semillas de manzanilla y mi abuelo me ha regalado también de girasoles..me gustan las flores, mucho en realidad— las palabras se habían entrecortado, tartamudeando, estaba nerviosa a causa de la mirada de la mujer frente a mí, quien no dejaba de sonreir y prestarme atención como si hablara de algo realmente interesante para ella.

— A mí también me gustan las flores— tocó ligeramente mi mentón y me regaló un guiño— Te ayudaré a sembrar el mejor jardín, cariño.

— Muchas gracias señora Kim — e sonreí de regreso.

— De nada, cielo.

Entramos al establo, el lugar era más grande de lo que se veía, con dos niveles, todo hecho de madera, con la mayor parte del suelo cubierto con hierba seca.

Ella se encargó de recorrer todo el lugar conmigo, indicándome en dónde habitaba cada animal, sus nombres, de qué se alimentaban o cómo era su vida en el campo.

— Debemos regresar a casa, ya está atardeciendo, te gustaría regresar mañana?— en ese momento ella sujetó mi mano, su tacto delicado y protector me hizo sentir segura.

— Si señora Kim, me encantaría — mi respuesta le había fascinado, lo pude notar en su expresión mientras regresaba a casa de mis abuelos. Ella me estaba acompañando

BABYGIRL (Adaptación Chaennie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora