Chapter ten

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Los elfos oscuros corrieron hacia Freya al ver que podía hacerle daño a su amo, pero eso no evitó que Thor fuera detrás de él

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Los elfos oscuros corrieron hacia Freya al ver que podía hacerle daño a su amo, pero eso no evitó que Thor fuera detrás de él. La pelirroja se movía con destreza, esquivaba los golpes, pero no contaba con que uno de ellos le enterrara su espada por la espalda. Gruñe y se gira para lanzar una esfera de fuego, segundos después ya no se encontraba luchando contra los elfos e instantes aparecieron los dos chicos que había conocido cuando llegaron.

—¿Qué diablos acaba de pasar?—pregunta y sonríe hacia la diosa. —Oh hola, my lady.

Freya sonríe y crea un escudo sobre ellos cuando notó que un elfo caía. —Tanto tiempo, pequeña Darcy.

—Es genial—susurra la joven cuando ve a Freya volar nuevamente hacia el centro. —Cuando pueda, la invitaré a salir.

Freya golpeo el suelo y este se levantó envuelto de fuego, carbonizando a varios elfos. Sin embargo, vuelve a desaparecer y aparece en otra calle. —Demonios, odio esto. —decide esperar a que Jane hiciera lo suyo para aparecer nuevamente en la zona de guerra. En cuanto estuvo en frente de Jane, el hombre a su lado la miró con confusión.

—¿Y quién es usted?

Antes que pudiera ella responder, elfos oscuros los rodean. Por lo que Freya se dispone atacarlos lanzándoles flechas de fuego, sorprendiendo al hombre que estaba con Jane, quien al ver la mueca de dolor de la pelirroja decide activar el aparato en sus manos, desapareciendo los elfos. —Haces algo bien—murmura con pesadez, y a los segundos aparecen Darcy sosteniendo al chico mientras lo besaba. —Ella es la que lleva los pantalones.

—¿Darcy?—la nombrada suelta al chico y mira a los presentes sorprendida.

—¡Jane! ¡My lady!

—¡Ian!

—Selvig.

—Mew, mew.

La pelirroja rueda los ojos y se gira al escuchar como algo cae, al ver a Malekith contemplar la alineación de los Nueve Reinos se preocupa. —Se nos acaba el tiempo.

—Quédense acá—ordena la pelirroja, quien se dispone a caminar apresuradamente hacia el centro. Traga en seco al saber que era lo que tenía que hacer, por lo que mira su mano y esta es envuelta en fuego; respira hondo y empieza adentrarse al torbellino que se había creado. —¡Imbécil!

—Me preguntaba cómo eras inmune al poder del Aether—habla, girándose a ver a la pelirroja, que luchaba por mantenerse en pie. —Ahora lo sé, guardiana. Sé que eres la única que puede vencerme, pero también sé que el Aether se alimenta de tu poder.

| My Queen | [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora