En la tibieza de tu hogar.

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  - Ten- dijo Sal pasándole una bolsa de verduras congeladas.

  - Gracias Sal-

Travis tomó la bolsa, la cual era lo suficientemente grande para ocupar la mitad de su cara. Y necesitaba esa sensación de frío. Primero dejo salir un suspiro de dolor, pero no tuvo otra opción que dejar aquella bolsa helada recaer en su cara. Sabía que sería peor si no bajaba la inflamación.

En ese momento, Travis Phelps descansaba en la bañera, en el baño de los Fisher, con el agua tibia cayendo sobre su cuerpo desnudo. Sally Face observaba sentado sobre la tapa del inodoro, con una toalla en su cabeza y su pijama puesto.

Es difícil relatar cómo, pero ambos pudieron escapar de las garras del Ministro Phelps, para correr bajo la lluvia torrencial un total de casi 20 cuadras. Aún no sabían de dónde habían sacado la energía para hacer eso, quizás la adrenalina de sobrevivir otro día los había hecho correr. Sally había salido de allí solo con un golpe en la espalda del cinturón y una patada en el estómago, gracias al intento de Kenneth de sacarlo de encima de su hijo. Travis, como era de esperarse, no recibió piedad de su padre. Apenas y podía abrir su ojo derecho, su nariz hacia poco que había dejado de sangrar y pronto toda la parte derecha de su cara tomaría un tono morado.

Con cuidado, Sal observo el cuerpo del rubio. Moretones, cortes, golpes viejos y recientes. Marcas en la espalda y casi podría jurar que tenía escrito "pecador" en el estómago, el cual parecía haber sido hecho con una navaja o un punzón. Sin duda, el cuerpo del rubio daba pena. Quizás, sino fuera por el increíble malestar que estaba sintiendo, Travis no se habría dejado ver sin ropa. Ahora entendía porque nunca se cambiaba frente a sus compañeros como todos los demás. Años de abuso físico, tatuados en aquella piel morena.

Oh, un lunar. Tenía forma de corazón, justo en la clavícula izquierda. Lindo.

  - Estoy listo.

  - Bien, aquí está la toalla-

Sal corto la lluvia de la regadera y tomando una toalla de las grandes, la extendió y miro para otro lado. Sabía lo que era sentirse expuesto. Oyó el agua de la bañera quejarse cuando Travis salió de ella y el calor del cuerpo contrario, estampandose contra la toalla. El rubio ajusto la tela bajo sus axilas y Sally lo hizo sentarse sobre la tapa del inodoro. Acto seguido, el menor tomo una toalla más pequeña y comenzó a secar ese cabello hecho de oro, mientras Travis seguía con la bolsa congelada sobre su cara. Con cuidado, seco el cabello del mayor y después le entrego la ropa que había traído, para después darle intimidad para cambiarse.

La ropa prestada le había pertenecido a Larry alguna vez, era la única que le entraría. Dentro del apartamento la calefacción hacia la diferencia, así que no era necesario ningún abrigo. Oyó el agua de la bañera irse por las tuberías y Travis salir del baño.

  - ¿Al menos está limpia?- preguntó, señalando la remera marrón con el logo de Sanity's Fall en ella, era una prenda de ropa típica de Larry Jonhson.

  - Si no lo estuviera, oleria a marihuana, Travis.

  - Ugh.- se quejo el rubio, dejando la bolsa de verduras en la bacha de la cocina.

Sal apagó la luz de la cocina y ambos se dirigieron hacia la habitación del menor. Habían hecho el menor ruido posible, así que Henry no había hecho su aparición. Sobre la cama del más bajo descansaba un enorme y gordo gato anaranjado, que apenas los vio entrar, se les quedó observando, con los ojos bien abiertos y su cola moviéndose lentamente.

  - No sabías que tenías una mascota.

  - Es Gizmo, usualmente está en su propio mundo, es muy raro que se presente ante las visitas.

¿Asi se siente el cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora