Reza por mi.

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El ambiente en el auto de los Fisher estaba tenso. Los Jhonson, sentados en el asiento trasero, miraban con preocupación como Henry apretaba el volante con rabia cada vez que su copiloto tenia algo que opinar.

  - Acabas de saltarte otra señal de alto. ¿Acaso no sabes conducir correctamente?

  - Claro que se conducir, Ministro. Llevo mas de 20 años conduciendo- Gruñó el hombre peliazul, apretando los dientes.

El hombre rubio le dedico una mirada con asco antes de redirigir su atención a la ventana, cruzando sus brazos su cinturón de seguridad.

Ninguno de los presentes estaba seguro de como habían llegado a esa situación. Kenneth Phelps se había presentado esa mañana en los apartamentos, jurando que sabia donde estaba Sal. Lisa fue la que insistió en seguirlo, ya que mas de una semana sin saber de los niños la tenia de los nervios. Larry y Henry también estaban preocupados, mas por Sally, obviamente, pero lo disimulaban a la perfeccion.

El auto antiguo rodaba con suavidad y sin prisas por las calles de la ciudad vecina. Estaban por el centro, Nockfell parecia un pueblo al lado de esta ciudad. Larry y Lisa miraban con los ojos brillantes los edificios, los centros comerciales y las luces brillantes. Los dos hombres adultos parecían estar mas preocupados de su propios pensamientos.

  - Gira a la derecha- sentenció el ministro, sin dirigirle la mirada al conductor.

  - Si señor- respondió Henry, resoplando, para inclinar el volante.

Terminaron frente a una casa de los suburbios, donde una mujer morena los esperaba en el pórtico, con un gato blanco en brazos. Kenneth fue el primero en bajarse del movil, dibujando una sonrisa falsa en su rostro agrio mientras la mujer se acercaba con pasos fuertes.

  - ¡Buen dia, cariño!

  - Cierra el pico, mal intento de santo.- respondió la morena, causando una risa en Larry- Habiamos hablado de esto. Dije que iria a Nockfell con los chicos. ¿Y ahora estas aqui? ¿Porque siempre haces lo que se te sale del cul-

  - ¿CHICOS?- interrumpio Lisa, saliendo del auto y acercandose a la morena, quien retrocedio por el susto de la accion espontánea- ¿Los has visto? A Sally y Travis. ¿Ellos estan bien?

  - Dios... Si, señora. Ellos estan perfectamente. Sal incluso estuvo jugando con mis gatos el tiempo que estuvo aqui.

Lisa suspiró, soltando todo el nerviosismo que llevaba acumulando días. Era una mujer fuerte, pero sus niños eran su debilidad. Apretó los ojos, intentando no dejar caer aquellas lagrimas traicioneras. Ambos estaban bien y eso era lo importante.

  - Bien- hablo Henry, bajandose junto a Larry- supongo que usted es la madre de Travis, soy el padre de Sal, mucho gusto. Menciono que había hablado con el ministro sobre llevar a los chicos a Nockfell.

  - Así es- respondió Alma, parandose derecha de repente- Kenneth dijo algo sobre pasar el año nuevo juntos, como familia- una sonrisa contagiosa adornó el rostro de la morena mujer- Me alegra que un hombre tan retrogado acepte con tanta facilidad la relación de nuestros hijos.

  - ¿Rela...ción?

Lisa atrajo hacia ella a Larry por inercia, notando como los nudillos apretados del rubio comenzaban a temblar.

  - ¿Ellos... Trav-

  - Por el amor de... ¡SI KENNETH, SAL Y TRAVIS ESTAN JUNTOS, POR TODOS LOS CIELOS! ¡YA SUPERALO!- se quejo Henry, levantando la voz, sorprendiéndo a los presentes.

  - Bueno, técnicamen-

  - Callate Larry.

  - Si mamá.

¿Asi se siente el cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora