Uno para el camino.

609 87 50
                                    

Esa noche, despues de mucho tiempo, Sally tuvo una pesadilla.

Travis agradeció que Larry se hubiera quedado esa noche, porque sinceramente, no hubiera sabido que hacer. Ambos se despertaron cuando el menor gritó. Larry, sin pensarlo, encendió la luz de la habitación y salto sobre Sal, repitiendole donde estaba, que no estaba solo y que el iba a protegerlo. El rubio se acerco dudoso, para tomar la mano del menor, a quien le costaba respirar.

  - Preguntale cosas que el sepa, voy a por agua y Gizmo- ordenó el castaño.

  - Bien, bien. Sal, mírame, ¿Cual es tu color favorito?

  - R-rosa.

  - Bien, ahora, ¿como te llamas?

Apenas Larry abrió la puerta del cuarto, una bola peluda y naranja entro a los saltos, para correr hacia su dueño y acurrucarse en su regazo. Mientras Travis seguía preguntándole cosas y obligándolo a responder, Larry volvió con un vaso con agua. Apenas intento tragarla, Sal tosió y la escupio, mojando su frazada. Travis le daba palmaditas en la espalda, mientras Larry lo calmaba.

  - ¿Esta todo bien?- preguntó Lisa, asomando su cabeza despeinada por la puerta.

  - Si mamá, descuida.

  - ¿Seguro?

  - S-si, Lisa. Ya estoy bien.- sonrío el menor entre la oscuridad, esperando que esta fuera suficiente para que la mujer no viera su rostro.

  - Bien, bien. Cualquier cosa, estoy al lado, ¿Ok?

  ~ Si Lisa~ respondieron los tres, logrando que la castaña sonriera dulcemente para desaparecer en la oscuridad del resto de la casa.

Despues de unos minutos, Sally por fin respiraba normalmente. Larry y Travis suspiraron aliviados. El castaño apago la luz del cuarto y encendio la lampara al costado de la cama del menor, para despues echarse sobre la cama con su celular. Travis seguía arrodillado en el piso. Como quien no quiere la cosa, apoyo su cabeza en la pierna de Sal que tenia mas cercana. La mano del menor acariciando su cabello lo hizo sentir bienvenido, junto al ronroneo cercano de Gizmo.

  - No sabia que eras rubio de bote- mencionó el peliazul, acariciando las raices morenas con sus delgados dedos.

  - Sep, a padre nunca le agrado que hubiera heredado el pelo de mamá. Siempre lo usaba contra mi en peleas cuando era mas pequeño, insinuando que mi pelo oscuro me alejaba de Dios. Comence a teñirlo hace tiempo- Travis dejo salir un suspiro pesado, logrando hacerle cosquillas al menor- Creo que mi pelo claro es lo unico que le agrada de mi.

  - Tu padre es un imbécil- soltó Larry, mirándolo desinteresado.

  - Si, creo que si.

El desayuno a la mañana siguiente fue de lo mas animado. Travis llevaba casi un mes viviendo con los Fisher y debia admitir que se estaba mal acostumbrando al cariño maternal de Lisa y el apoyo paternal de Henry. Sal le mencionó una vez que Henry nunca había sido muy cariñoso con el mientras crecía, ya que le costo mucho superar la muerte de su madre. Al rubio le era difícil creer aquello, debido a lo cercano que Henry era con el. Una vez, Sally mencionó que Travis era el hijo que su padre siempre quiso. Y aunque en su momento lo dijo como broma, tanto Larry como el pudieron sentir tristeza y derrota en su voz.

Lisa era otra historia. Larry había confesado sentirse celoso por la atención que su madre le daba al rubio, pero entendia que solo era el instinto de proteger al debil que su madre poseía. En el fondo, Travis deseaba que su propia madre tuviera ese mismo instinto. Quizás asi, las cosas serían diferentes.

El tono de llamada del celular de Travis detuvo la acalorada conversación por un momento, el momento en que Travis tardo en tomar su celular y salir al pasillo para responder. Como toda familia, eran bastantes chismosos, así que se aseguraron de hablar bajo, lo suficiente para escuchar la llamada pero no para que el rubio sospechara.

¿Asi se siente el cielo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora