El encuentro -Parte 2-

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Pesadillas, horribles pesadillas.

Unas donde era perseguido por un demonio, uno envuelto en ropas tan negras como la noche, tan negras como mi alma.

La culpa, la conciencia y el remordimiento me obligaban a huir, a querer liberarme de ello.

A buscar la luz.

Y de pronto él estaba ahí, justo en medio de toda esa oscuridad, de todo ese sufrimiento.

Se acercaba lentamente y tomaba mi rostro con delicadeza, su solo sudor me llenaba de vida otra vez, me hidrataba y me hacía sentir vivo

Me iluminaba.

Pero luego se iba de nuevo y volvía a estar en tinieblas, llorando como un niño perdido que ha olvidado el rumbo y todo lo conocido.

Suplicando internamente que ese calvario se detenga desperté, abrí los ojos y vi la luz.



Un fuerte dolor ingreso por mis ojos, lo brilloso del ambiente me obligó a cerrar los párpados nuevamente, y a intentar mover la mano, para cubrirme del resplandor. Mis ojos duelen.


Dios bajó a la tierra, pensé.

Oh no, este es el cielo.

Uno que no merezco.


Con suavidad me moví de mi lugar, no sabía exactamente dónde estaba y eso comenzaba a preocuparme.

Al abrir nuevamente los ojos me encontré con alguien, persona que nunca había visto en mi vida.


Un ángel negro, volví a pensar.

Un ángel... o tal vez, el dueño de mis tormentos.

Solo sé que merezco el infierno.


Me revolví ansioso sobre el lugar y me percate de que estoy echado, una sábana cubre mi cuerpo. El ente a mi lado se acerca por lo que me moví involuntariamente queriendo huir, un grave error.

Una fuerte punzada en el brazo hizo que me diera cuenta que estaba vivo y que el ser a mi costado era un humano, tan real como yo.

Apreté los dientes, el dolor no tenía intenciones de desaparecer, mis fuerzas y aguante no alcanzaban. —Uhg...— me quedé estático, sintiendo como esa persona colocaba un paño mojado sobre mi frente.

—Tienes fiebre, tranquilo, te recuperarás—decía mientras me sonreía amablemente. Suspire pesado intentando articular palabra y también, intenté mantener mi vista fija en aquella persona.

Más que verla necesitaba reconocerla, saber quién era y qué diablos hacía yo en ese lugar.

—Que... hora es—dije apenas la saliva apareció en mi boca.

—No importa, lo importante es que estas a salvo— su voz seguía sonando amable y despreocupada.


¿Qué había pasado? ¿Por qué llegué ahí? ¿Quién es él? las preguntas se acumulaban en mi cabeza, preguntas y más preguntas, hasta que por fin di con la razón de mis interrogantes; mis recuerdos.

Golpes, unos ojos negros, un arma, su cabello oscuro, un grito; sus ojos negros.

Tengo vagos recuerdos en mi cabeza sobre una discusión, una pelea, también sobre un arma y alguien intentando dispararme.

Oh... pero, esa persona no intenta dispararme.

Esa persona intenta matarme.


Me quedé quieto, pensando y re pensando, rebuscando en mi cabeza, se su color de ojos, el color de su cabello, sus manos pero, ¿Y su rostro? No, no llego a recordar quién es él.

Tampoco llego a recordar cómo llegué aquí.

—Tranquilo— insistió el joven de piel morena y ojos rasgados frente a mí, me veía sonriente y atento. Intenté calmarme por un segundo pero, más que saber dónde estaba quería saber, porque.


Porque querían matarme.


—¿Cómo te llamas? ¿Te conozco de algún lado? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué me ayudas?—comenzó el interrogatorio en inglés, el joven lo entendió y no tardó en responder.

—Phichit, no me conoces y estas a salvo—. —Estas herido, tengo que ayudarte —dice mientras humedece el trapo y lo coloca nuevamente sobre mi cabeza.

—Tu fiebre no baja, estas herido—. Se sentó a mi lado, viéndome fijamente, me sentí intimidado; sorprendente.

—Ya lo note— indiqué con una sonrisa, el dolor no se iba, menguó pero no lo suficiente como para olvidarlo.

—¿Qué me pasó?— pregunté confuso, mi cerebro seguía insistiendo en recordar, por más que yo no lo pedía.

—Hubo un accidente, y tienes el brazo mal—, —Estarás mejor, no lo dudo, cicatriza rápido— comentaba de modo simple

¿Accidente? No, no fue eso lo que pasó, a mi intentaron matarme y yo por un instante me creí muerto.

—Ah.—no ahonde más la conversación, al parecer él no tiene idea y no pienso sonsacar más datos, el plan ahora mismo es desaparecer de ese lugar, seguramente me están buscando.

—Gracias por todo—. Fue lo único que dije, intentando suavemente levantarme de la cama y prepararme para desaparecer.

—No, no te muevas estas-

—Perdón, de verdad tengo que irme.—interrumpí.

—No puedes— dijo tomando mi hombro bueno y obligándome a tomar asiento sobre la cama. Su tono de voz cambió a uno más severo, pero curiosamente no fue solo eso, también sus feromonas.

—¿Cómo?— pregunté viéndolo fijamente, él se ruborizo y bajo la mirada, pero no se detuvo en sus intenciones.


Al instante la puerta de la habitación se abrió dando lugar a una voz con acento familiar.

—¿Cómo sigue?

El sujeto de cabello rubio y ojos verdosos nos quedó viendo, yo estaba sobre la cama sentado, con las sábanas cubriendo mi cuerpo mientras el tal Phichit sostenía mi hombro, obligándome a permanecer en la cama. No era una vista extraña, pero sin embargo en su rostro había algo, algo que no encajaba.


—Gracias por todo—repetí mientras intentaba levantarme.

—Hola y disculpa, no te muevas—. Amenazó, si él amenazaba. Era la primera vez que lo veía y actuaba amenazante, su aroma invadió mis fosas nasales y mi inconsciente me alertó: "Peligro".

Entonces las piezas en mi cabeza comenzaban a encajar.

—Disculpa, ¿Tu quien eres?— pregunte viéndole a la cara, permanecí sentado no porque él lo ordenara, sino más bien porque el dolor en todo mi brazo se intensifica al solo movimiento.

—Yuri—soltó. Acto seguido se recargo en la pared, diciendo "Lo lamento, pero no puedes irte"

—¿Y por qué no me puedo ir?— pregunté fastidiado.

—La situación es la siguiente, si tu te vas nuestro amigo se muere y como no queremos eso, tu no vas a salir de aquí—explicó con naturalidad.


¿Quién se va a morir?

¿Y yo que tengo que ver con eso?

Y más importante aún, ¿Por qué tendría que importarme?

Exacto, no me importa.


No tendría que importarme.

Matando a mi asesino -Actualizando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora