El cortejo

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—Solo 28.000, ¿Es todo lo que recaudaste? —preguntaba Towa. La idea no le parecía nada linda, comúnmente recolectaba más.

—Se lo dije, me falta la zona sur, sin esa zona no llegaré nunca a mi tope —comenté con profundo respeto.

Por más que no me gustara, yo le debía mi vida a ese hombre.

Respiro profundo viéndome. —No puedo darte esa zona, ahora se encarga otra persona de ese lugar. Trata de mejorar tu tope —concluyó levantándose y poniéndose detrás mío. Yo seguía observando la mesa con los yenes que había entregado.

—Yuuri, tú ya creciste —comentó Mr. Towa, estaba observando.

—Agradezco profundamente todo lo que hizo por mí —comente a modo de afirmación.

Él no se conformó con solo verme y como desde los 15 años, él ahora tomaba mi mano, acariciaba mi hombro, besaba mi rostro.

Con el pasar de los años su tacto se volvió más cercano a mí.

—¿Hay alguien que te guste? —dijo mientras pegaba mi espalda a su pecho. Me ruborizo, siempre hace preguntas de ese tipo y no sé cómo enfrentarlas. Negué con la cabeza, sintiendo cómo respira en mi costado izquierdo—. Ya tienes 19 Yuuri, en los omegas es importante encontrar pareja, así estarás protegido.

Quise decirle que no lo necesitaba porque Yurio me había enseñado cómo reprimir mi olor, pero no lo hice, él sabía muy pocas cosas sobre ese aspecto mío.

—Es posible... —mencione sin ahondar en su pregunta.

Al instante la puerta sonó abriéndose. —Señor Towa, traigo reportes sobre la zona sur —mencionó Yurio, con la mirada apuntada hacia otro lado, como si esperara permiso para entrometerse visual y mentalmente dentro de la habitación.

Towa se incomodó bastante, me soltó pero antes dejó un beso cerca de mi oreja pidiéndome que me fuera.

—Pasa, necesito ese reporte.

Al entrar Yurio, me dispuse a salir y se asombró fingiendo muy bien al verme, sus ojos apuntaron a la parte superior, donde estaba el comedor.

—Yuuri —dijo haciendo una reverencia. Salí saludándolo y los dejé solos. Su actuación ante Towa es y será excelente.

Me senté en una de las últimas mesas. Este edificio daba fachada de oficinista, una empresa que tiene trabajadores, un comedor, una sala de estar y una recepción; todo falso.

Me desparrame en la mesa extendiendo mis brazos por la misma, tenía hambre pero no me decidía a qué comer, esperaba que Yurio me trajera algo.

—¿Qué se supone que haces? —comentó lanzándome una bolsa con papas fritas. Recibí el alimento, abrí y tragué, son mis favoritas.

—Te esperé porque no sé qué comer —murmure mientras tenía comida en la boca.

—No me refería a eso —se acercó—. Me refiero a Towa —susurro.

Una interrogante se formó en mi rostro y no tardó en notarlo. —Él es un alfa. Yo sé que te ayudo mucho pero lo que él hace no está bien, tienes 19...—Casi entendía su punto cuando agregó—. Eres omega Yuuri, debes de tener cuidado. Él está actuando como un alfa desde hace mucho.

—Se acerca a mí de esa manera desde que tengo quince años —objeté—. No tiene nada de malo entre nosotros, yo lo estimo mucho. Me ha aguantado durante diez años y me ha dado trabajo —finalice.

Matando a mi asesino -Actualizando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora