Matando a mi asesino -Actualizando-

La Verdad

La verdad

— Yuuri

—Yuuuuuri

—Yuuuuuuuuuuuuuu...

—Shhh...—siseó con los labios para que la voz a mi lado se calle.

Mientras abría los ojos, pude ver a un Yurio muy preocupado, parecía un leoncito sentado llamándome al costado de la cama.

—Yuuri —soltó en seco. Él está molesto, muy molesto.

Phichit me dio a beber agua y la recibí. Me senté sobre la cama y mientras bebía mi agua pacíficamente. Yurio se levantó gritando un montón de cosas, entre ellas que yo era un irresponsable, que me había largado como si nada del pub y que estuvo muy preocupado toda la noche.

Enfatizando el "Preocupado" por más de quince minutos.

—Ya tengo 23...—dije, mientras la cruda aturdía mi cabeza. Phichit intentó decir alguna palabra en mi defensa pero Yurio estaba en "Modo felino", imposible negociar con él en ese estado.

—¿Qué fue lo que hiciste?, ¿Con quién estuviste?, ¿Qué hacías en Ginza?

Sus palabras taladraban mis oídos. 0% ganas de hablar.

Terminé toda el agua del vaso y lentamente levanté mi mano en señal de que se callara. Mi cabeza dolía de modo brutal.

Al momento me di cuenta de que había una cuarta persona con nosotros, Otabek.

Me extendió unas pastillas y amablemente intenté sonreír tomándolas. —Casi entras en coma etílico. ¿Es la primera vez que bebes tanto?

Quería pero no podía responder. Las fuerzas me abandonan y los recuerdos se hacen cada vez más claros.

—Yuuri...—decía Yurio mientras cruzaba los brazos—. Quiero respuestas...

Respire profundo para comenzar a desenredar la telaraña de mi cabeza.

—Yo... pues veras... estuvimos en el pub y... no recuerdo mucho... yo... termine en Ginza porque... me acosté con alguien...

Phichit soltó un grito cuando dije la palabra "Acostar".

«¿Cómo debía llamarle a ese acto?

Nosotros solo nos acostamos y ya.

¿Está bien decir que solo fue sexo?»

Después de todo, no volveré a ver a esa persona, jamás.

Mientras los ojos de Yurio enfurecen abriéndose de par en par, Phichit se asombra al máximo, queriendo saltar por la impresión. Pedí que me dejaran solo, me sentía realmente mal y no quería causar más molestias.

—¿Sabes lo preocupados que estuvimos, verdad? —replicó Yurio bastante molesto—. Y el señorito tuvo sexo... ¡¿Sabes lo que te hubiera pasado si él quería más que sexo?!

Becka lo sostuvo al instante. Sí, sus demonios internos luchaban por salir. Él tenía miedo y yo sabía bien porque. Lo vi comprensivo. Phichit no entendía pero sabía que el Gato no era mala persona y que no la había pasado nada bien antes de estar con nosotros.

—Gatito...—dije en tono conciliador— Ya estoy en casa, estoy bien.

Bajo la guardia pero al instante sus ojos se afilaron acercándose a mí, me asusté y Becka intentó detenerlo pero, no funcionó.

Me tomó por los hombros moviéndome bruscamente. Comencé a chillar asustado -como un cerdo siendo cazado, literalmente- mientras él buscaba ver mi cuello y nuca, luego de revisar suspiro tranquilo.