Matando a mi asesino -Actualizando-

Te encontré

Te encontré

Recuerdos de un omega camuflado.

Lleva una gorra pegada en la cabeza, se pueden ver mechones de cabellos plateados rozando sus mejillas. Su ropa es casual, pero su estatura llama mucho la atención por lo que todos voltean a verle, inclusive yo.

―¿Otra ronda?―dice el joven de la barra, a lo que negué con la cabeza, acomodándose sobre mi asiento..

Estaba en la barra, bebiendo Sake tranquilamente y esperando. Este y otros lugares son los que frecuento con tranquilidad, sin tener la odiosa mirada de los demás por mi condición. Mientras bebía, pensaba en que estaban demorando demasiado.

Odio esperar.

―Hola.

Al momento, escuche una voz en mi costado y pensé se dirigía a mí. Es por eso que giré alarmado y el mismo chico de cabellos plateados tenía la mano alzada llamando al mozo. Saber que se dirigía a otra persona y no a mí me alivio bastante.

¿Por qué demonios se sentó aquí?.

No quería llamar la atención así que me forcé a tranquilizarme― Sí, tequila por favor ― .El mozo atendía al joven y yo intentaba distraer mi mente observando el juego de luces en las paredes y techo.

De modo automático y sin pensar, estiré mi mano hacia los cerezos para tomar uno―Oh...―dijo el de gorra, ya que nuestras manos rozaron, él quería una también.

― Por favor...―pidió haciendo un ademán con la mano para que yo tomara una, lo hice inconscientemente y me la metí en la boca viéndolo, él también me observó callado, sin decir palabra.

De pronto, el lugar era muy incómodo para mí, tanto que quise irme.

―¿Otra ronda Yuuri?―comentó el mozo, cortando el extraño ambiente. Mi sake estaba casi vacío― No gracias, creo que me iré. ―El mozo rodó los ojos viéndome con algo de molestia―. No te puedes ir, la ronda libre va a comenzar pronto. ―dijo refunfuñando y poniendo una mano en su cadera a modo de reclamo.

Intenté distraerme y no parecer incómodo por lo que no hice caso―. Dije que me iré.―solté en seco. El moreno se acercó a mí apoyándose sobre la barra y susurro en mi oído―: ¿Y si te doy otra ronda? La pago yo y luego me la compensas.―Terminó guiñando su ojo muy cerca de mí.

―Ya quisieras...―comenté burlón, con una sonrisa en el rostro, él idiota siempre logra eso.

Al ver que le llamaban suplico con la mirada― ¡No te vayas, please! ―gritaba mientras extendía sus brazos a los demás clientes, y yo sonreí instantáneamente.

El siempre fue el más animado de todo ese pub, y por ello conservaba su empleo con honores.

El sexy mozo de cabellos negros que me había susurrado una sugerente proposición, tomó el micrófono que le entregaba una de las meseras y comenzó:

― ¡Alfas, omegas y betas! ¡Llegó la ronda libre!―gritó entusiasmado moviendo exageradamente sus caderas, atrayendo vista y hormonas de todos.

Todas las personas comenzaban a pegarse en la barra―. Disculpa, puedes darme espacio ―dijo una omega, no había tomado supresores y estaba muy alocada, su olor la delataba―. Claro ―decía mientras me hacía a un lado.

Quise apoyar mi codo en la barra pero me fue imposible, ya había uno en ese espacio. Giré instintivamente y para cuando me di cuenta estábamos pegados uno del otro, ese chico y yo.