Capitulo nueve

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Maddison De Santis:

Estoy sentada en la mesa del restaurante esperando que se dignen en aparecer mi hermosa familia, nótese el sarcasmo. Llevo media hora esperando y sólo pienso una cosa: No quieren darme el puesto.  para no darmela deben matarme o que yo se lo ceda a otro De Santis. Pero me matarán entonces, porqué yo quiero la Mafia, no quiero que maten a mi Mellizo.

Me quedo pensando lo de anoche y tengo ganas que me trague el universo, ¿cómo se me ocurre decir que ya no soy virgen? Sin contar que les dije que follo como un conejo y que me llamen La conejita esto es patético, ni eh tocado un pene en mi puta vida. Pero sí eh matado, no más que cien, pero si dos, los mismos dos que me querían violar en ese callejón. Como olvidarlo...lo bueno es qué no intentaron nada y siempre trato de no pensar en eso, después de ese día empezé a entrenar como una maniática, una psicópata.

—Lamentamos llegar tarde —Escucho la voz de Brunno haciendo que levante la mirada, sólamente se encuentra con Alonzi, Alazia ní se apareció por aquí, no sé me hace raro, tampoco quisiera verle la cara a mi hija si la fuera mentido.

—Está bien —les hago una seña para que se sienten, eso hacen. —Quiero tomar el mando de la Mafia Italiana, la Cossa Nostra, quiero información de cada un detalle, quiero todo.

—Bien. Te daré el puesto pero cuando estés lista. Nunca te negaré el trono porque sé que tú deberías heredarla por ser la mayor, pero hay reglas. Sólo tomas el puesto cuando el quien lo tiene esté seguro que la o el próximo De Santis esté totalmente preparado para eso, no te eh visto en acción para darme de cuenta de tú habilidad. Debes estar segura que esto es muerte, es como en las guerras, peor, vas, sin saber que volverás; es un total riesgo. —Habla Brunno serio mirándome a los ojos.

Siento que no estoy preparada, pero a la vez sí. Debo tomarla sin rechistar nada, no quiero que maten a Alonzi, sabiendo que podía hacer algo y no lo hice. Debo decirles para que estén seguros. Tampoco estoy seguro que nos estén escuchando o algo así que decido sacar mi una hoja de mi bolsillo.

—Dame un bolígrafo para anotar mi número —Alonzi me extiende una, comienzo a escribir y ellos miran cada letra que escribo.

Necesito que hablemos en privado e desnudo, no vaya ser que nos pusieron un micrófono. Un lugar que nadie más pueda entrar.

—Vamos a casa, quiero ver a mamá —Brunno me mira fundiendo el ceño pero luego entiende todo, así que me sigue la corriente.

—Si, vamos. Hizo unos pollos ricos.

Narrador Umistenser:

—Jefa, sé ah cortado la señal.

Entra el castaño al despacho sin permiso como siempre haciendo que la chica gruñiera.

—¿Cuántas veces te dije que debes tocar? Solamente fallamos, no eres sueño de lo mío ni tienes permiso en nada sobre mí —sises ella.

—Lo siento señorita —El castaño agacha la mirada.

—¿Cómo es que se fué la señal? ¿No les dijo a sus padres lo de la amenaza —le pregunta ella.

—Fueron por unos ricos pollos.

—¿Ricos pollos? ¡Ricos pollos mi coño! ¿No escuchaste más?.

—S-Si...Fueron a la mansión, Alazia ah echo una cena o algo así, sé dirijen a casa de los Rusos, donde tengo entendido que se están hospedando.

—Como sea. Ahora, arodillate y dame una de tus ricas mamadas inocentes pero deliciosas. —Ella se siente en el sofá, el chico se arrodilla al frente de ella pasando sus manos en su el muslo de ella levantando cada vez más su falda, para empezar con sú trabajo.

El comenzó a maldecirla mil veces en sú mente con rabia contenida en su ser, el la amaba, la veía como un ángel, hasta que él se dió de cuenta que ella simplemente lo vé de otra manera: Deseo sexual y no más. Ahora la odia con toda sú alma por traicionarlo e mentirlo, él está ahí por el simple echo que tiene secuestrada a sú hermana pequeña. La única luz que ilumina su camki no oscuro, gracias a ella se mantiene de pié.

—¡Oh sí! —Exclama ella cuando llega al orgasmo. Se acomoda su falda y se para, el castaño todavía sigue de rodillas frente de ella. —No estuvo mal, aunque antes te esforzabas mejor. —dice ella acomodando su ropa para luego mirar el reloj de su mano. —Uf, el tiempo pasó volando, necesito que investiguen donde se encuentra la Italiana su familia, quiero que le den un aviso; si en dos días no le dan el puesto que tanto quiero, mataré a su hermano, o es el, o ella. Que elija.

El castaño asiente y sale del despacho cerrando la puerta con una fingida sutileza ya que si fuera por el hubiera azotado la puerta, lástima que no pudo hacerlo. Él va haciá el terreno de entrenamiento donde se encuentra más de cien hombres entrenando.

Mientras tanto, los Italianos se encuentran hablando con ropa interior en el sótano de la familia Lavrov, donde no hay señal y dejando sus ropas  metidas en agua, al darse de cuenta que cada unos lo tenían. Debió ser alguien que les puso el micrófono sin que se dieran cuenta.

—Estás loca si crees que te daré el puesto de la mafia para que te maten —Dice Alonzi mirando a su padre, se niega a mirar a su hermana, el no quiere que eso pase.

—Te recuerdo que soy yo que mando. —Gruñe Brunno.

—No desde que tomé el puesto de la Mafia, decido eso. Que venga y me mate, pero no a ella, ella no sabe nada sobre esto. Además, un De Santis Rizzos  Jamás le ponen la cosa fácil a unos inútiles. —Habla molesta Alonzi.

—¿Qué sabes tú sí son fuertes o no? —le pregunta Maddison, el suelta una risa falsa mirándola.

—¿Vez? No sabes nada. —bufa sentándose en una mesa que se encontraba ahí.

—¡Esto no estuviera pasando si ustedes no me fueran alejado! —grita ella enfadada también. —¿Qué vamos a saber nosotros quienes son?.

—Chicos, no peleen. Maddison...No sabes quienes son, la Carmona no es, ellos están ahorita tratando de conseguir el puesto de Gianna. —ella pone cara de confundida haciendo que su padre explicara mejor;— Gianna De Santis Rizzos es tú prima, sé encarga de la Sacra Unita.

Todos se quedan en silencio.

—¿Cómo lograron ponernos un micrófono sin que nos diéramos cuenta? —Habla Alonzi un rato despues.

—Es verdad, ¿Cómo nos pusieron el micrófono? —Habla ahora Brunno.

—Creo... Creo que hay un sapo entre nosotros. —Dice con asco Maddison, mirando a sú lado izquierdo donde literalmente se encuentra un sapo a un metro.

—Sí, seguro. ¿pero quien será? —Alonzi mira al techo. Pero luego escucha el grito de Maddison haciendo que la mirase rápidamente. Esta misma se encuentra tratando de espantar el pequeño animal que se encuentra a su lado. —¿Era literal que había un sapo o también es real?.

Maddison le golpea la cabeza con la mano abierta haciendo que el gruñiera fingiendo dolor.

—¡Ambas! Hay alguien entre todos vigilandonos. No podemos confiar en nadie en estos momentos, pero debemos actuar normal, mo pueden saber que hablé con ustedes. —Madisson se voltea para irse pero antes, dice: —Tampoco mamá.  —murmura saliendo de ahí. 

Ya cuando ella sale, Alonzi le pregunta a su padre;—¿Piensas en la misma persona que yo?.

—Eso creo. Creo saber quienes son.

Mi Venganza #1© [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora