Mi Venganza #1© [+16]

Cápitulo diez

Rusia.

Maddison De Santis:

Llevo casi tres horas leyendo los informaciones que me dió Brunno. Me duele la cabeza y no puedo dormir. Ya son las dos de la mañana exactamente, dejo el teléfono a un lado junto a las hojas con los informes y miro la pared soltando un suspiro de frustración.

Pienso que si duermo, la persona que me tomó la foto podría entrar de nuevo. No sé cómo entró, porqué no se veía forzado la cerradura, tampoco tengo ventana en el pequeño apartamento. Siento que la cabeza me va a explotar de tantas cosas. Decido ir a la cocina y calentar pizza que compré en la microonda, mientras que esta se calienta le escribo un mensaje a la dueña de la cafetería donde trabajo diciéndole que renuncio. Ahora tengo otras cosas que hacer y no precisamente trabajar, sí no matar.

La Universidad se fué a la mierda, mis sueños se fueron a la mismísima mierda. ¡Todo se fué a la mierda!. Como mis trosos de pizzas de mala gana y voy a mi habitación de nuevo para seguir con los papeles.

La mafia Roja es una de las más poderosa, está de primer lugar, la Rusa, sea quien sea que es el rey de la Bravta debe ser un Jodido con suerte. Luego viene la de Brunno, el que va a ser mío; La mafia siciliana. De tercer puesto está   La mafia Francesa. Cuarto, La Mafia de Grecia, los Thalassinos. Quinta, está la Epicia. Todos esos son socios y amigos de mis padres. Así que descarto esas por unos minutos y pienso en las demás mafia; Japonesa, México, Colombia, Las Vegas y... ¡Los irlandeses!. Joder ¿porqué no lo pensé antes? Hay posibilidades.

Dejo mi teléfono cargando en la mesita de noche junto a los papeles. Me acomodo mejor en la cama mirando al techo. No sé cómo llegué a esto, ¿dejar que me maten por mi hermano? Es justamente lo que haré, pero no de los pondré tan fácil. Ellos quieren guerra, guerra habrá. 

Sin darme cuenta mis párpados se vuelven pesados y me quedo dormida.

Aleksandr Lavrov:

—¡Dame más Aleksandr! ¡Oh si! —salgo de la morena que desconozco y retiro el condón de mi pene para luego echarlo a la basura, me acomodo el jeans. La morena se acerca a mi para besarme pero la alejo —¡Oye! —chilla.

—Adiós —digo seco saliendo de mi despacho que tengo en el club. Hace una hora la Italiana se fué y no puedo dejar de pensar en ella. La muy hija de puta me apuntó con una arma, mi propia arma, y Dalila, sin contar que la ganó en una pelea, no me metí por que pensé que Dalila la iba a darle unos buenos puñetazos, pero fué al revés, algo que nos dejó sorprendidos a todos, incluyéndome. 

—Ni con esa follada que te dió esa plástica te quitó el humor de perro —dice Denis acercándose a mí mientras arma un porro. —¿Quieres relajarte un poco? —Niego. Eh probado todo tipo de droga pero es por trabajo; incluso puedo fumar mucho y mantengo mis cinco sentido alerta, al igual con el alcohol. Nunca me ah gustado drogarme o ver a mis amigos hacerlo, pero siempre mi mejor amigo lo hace, según el, lo relaja.

—Sólo quiero que Lexi vea eso. —digo recostando mis brazos e inclunandome haciá adelante mirando a través del vidrio. Dalila se encuentra hablando con Nellya y se ríen a carcajadas. Alonzi está hablando con una chica pero este parece más interado en la conversación de mi hermana y Nellya que la de él. Y lexi...

—¿Se puede saber por qué mierdas estás haciendo eso maldito? —Bueno, ahí está Lexi, atrás de nosotros. Mi amigo y yo volteamos pero sus ojos se encuentran entre el porro e Denis. Como siempre, debo salvarle el culo.

—Es mío hermanita, recuerda que tú no puedes siquiera oler eso porqué te da de todo cuando lo besas,  le dije a tú novio que me hiciera el favor mientras tenía sexo con una morena —el me mira con sus ojitos verdes de agradecimientos que siempre pone y yo le doy una media sonrisa sin mostrar los dientes. El sabe que significa eso; Me debe una.

—Espero que sea verdad...además, ¿Desde cuándo tu fumas?
—Me encojo de hombros agarrando el porro y alejándome de ellos. Cuando llego cerca de un basurero lo echo ahí para luego bajar las escaleras, donde la música comienza a retumba mis oídos.

—¡Hermano! —Exclama un Alonzi borracho colgando sú brazo de mi hombro, arrugo la nariz, huele horrible, a vómito. Disimuladamente lo alejo a un lado. —Disculpa lo que hizo Maddie, estoy segura que no quería hacer eso, sólo que...Mi hermana está diferente, no sé qué le pasa. Últimamente está loca.

—Sí, si, está bien —Finjo una sonrisa. Jamás me ha apuntado alguien con un arma sin resivir un castigo, ella no sería la excepción.

Unos ratos después de tomarme dos copas, a mi lado llega un daños acomodando su camisa, y agitado.

—¿Estabas teniendo sexo con mi hermana o estabas corriendo? —Le pregunto. Pero como no ríe y sé que es algo serio. Denis puede ser el más bromista y con un humor de los mejores, pero a la hora de algo serio, es serio. El tiene su demonio interior así como todo el mundo, pero hay personas que no lo han dejado salir, nosotros sí, siempre que nos enojamos o algo mal pasa, es mejor alejarnos o que se alejen de nosotros, en esos caso. Soy peor, el puede golpear, yo matar.

Y en estos momento hay algo malo ocurriendo.

—Alguien robó las mercancías que nos mandaron hace diez minutos. Mataron a quince de nuestros hombres y los de nosotros capturaron a algunos de ellos. —me dice serio mirando sú teléfono —Kevink me mandó un mensajes, tienen a los hombres en el SDT.

Kevink es uno de mis hombres de confianza, le dí el año pasado el puesto de jefe de seguridad. Se encarga de las cámaras, de los miles de hombres que trabajan para mi, y también es unos de los mejores Hackers, después de sú hermano. Pero a sú hermano nunca le gustó estar dentro de la mafia, pero sigue siento mi amigo, un gran amigo. Trabaja en la CIA; Agencia Central De Inteligencia.

Es raro, pero me ah ayudado en muchas.

La SDT, así es como llamo a mi; Sótano De Tortura.

Donde voy horita.

Esos malditos me han robado dos  veces, por eso, es hora de la demencia.

Los mataré a todos.