Capitulo tres

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Sicilia.
Maddison De Santis:

Dos semanas.

Dos semanas han pasado y no eh salido de esta habitación. Buenos sí, pero solamente para comer, caminar un rato en el jardín y hasta ahí. Hoy es domingo así que eso significa que mañana es mi primer día en la universidad, que emoción. Ya me sentía rapunzel encerrada en una torre.

También me eh dado cuenta desde la ventana de mi habitación que todas las madrugada, exactamente tres de la mañana. Mi hermano y padre salen de la casa, llegando hasta las diez de la mañana. Escoltados con unos tres camionetas atrás de ellos como si fuesen un mismísimo presidente, peor.

Justo ahora estoy sin sueño sabiendo en pocas horas tengo que levantarme para ir a la Universidad, pero tengo un presentimiento, un presentimiento e curiosidad tan grande haciendo que agarre las llaves de mi auto para ir a perseguir a esos autos. Eso hago. Saco el auto mimtiendoles a los hombres de mi padre que necesito toallitas, ¿mis escoltas? Bueno, deben estar durmiendo. Oh, espera, ¿son ellos que salieron en calzones en medio de la calle gritando mi nombre y que deteniera el auto? Sí, eran ellos.

Con precaución para que ningunos de esos autos me persigan voy a una velocidad normal super lejos. Mierda, acaban de acelerar. Acelero también no tanto y los sigo. Cuando veo que estacionan en un lugar abandonado pienso dos cosas: ¿Sabían que les estaba siguiendo y pararon en medio de la nada para matarme? No lo creo. ¿o este es el lugar exactamente donde iban?.

Ahora es cuando me arrepiento de no traer mi Glock, o cualquier arma que traje conmigo en mi maleta. Por que sí,  amo las armas, incluso tuve un entrenador que me ayudara. Obviamente también tenía que practicar artes marciales, siempre me han gustado esos tipos de cosas.

Estaciono mi auto más a la orilla, trás de unos arbustos y salgo del auto dejando mi teléfono, cerrando con llave.

Camino hacia donde está mi mellizo, padre, sus hombres, y sin que me vean me escondo atrás de un árbol recostandome se este tratando se no respirar tan fuerte.

—Akey, ya saben que es lo que hay que hacer. Entraremos al galpón, le entregaremos las drogas y no iremos, nadie habla nada, sólo yo —Oredena mi padre usando una voz ronca sonando temible. Todos dicen un "si señor" menos mi hermano, este se encuentra mirando a un solo lugar ya que lo estoy mirando, el me está mirando a mi exactamente abriendo los ojos como platos haciendo que esconda mi cabeza de nuevo.

—Alonzi, A che ora é? (¿Que hora es?).

—Tres y cuatenticinco de la mañana.

Cierro los ojos, cuatro hora más y debo estar en la Universidad. 

—Muy bien ¡Vamos! —Todos comienzan a caminar de largo rápidamente, me imagino que a ese lado queda el galpón —Alonzi, muévete.

—Vayan, yo los alcanzo en cinco —no se escucha respuestas, sólo unos pasos alejándose y listo. —¿Sé puede saber que haces aquí Maddison? —Mierda, metí la pata.

Pierna.

—¿Qué hago aquí? —salgo de mi escondite —...¡La puta madre con todos los animales del mundo! —esclamé sintiendo una picada en mi espalda, rápidamente llevo mi mano a esa zona para rascarlo y siendo como el animalito se mete dentro de mis uñas, mi mellizo alumbra con una linterna mi mano, donde se encuentra una bachaco gigante color rojo en trocitos,¡Eso me picó!.

—Asco.

—Si, asco —digo pasando mi mano en al árbol.

—Ahora, ¿que haces aquí?.

Mi Venganza #1© [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora