Capitulo Cuatro

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Sicilia.
Maddison De Santis:

Camino haciá el galpón de nuevo y todos me miran, atrás de mi se encuentra Efrey.

—Bajen sus armas —Efrey ordena a sus hombres mirándome.

—Yo ya te estaba imaginando tres metros bajo tierra —dice mi padre con una sonrisa de lado mirando a Efrey, el no responde, sólo se limita a hacerle una seña a sus hombres que les siguiera —Ni pienses que te irás ileso
—Brunno saca su arma junto a mi hermano y apunta a Efrey.

—Ni se les ocurra —los miro con odio a Alonzi y Brunno.

—Me voy, espero que puedas perdonarme —me susurra Efrey antes de irse.

¿Cómo piensa que le perdonaré eso tan fácil? Me siento traicionada, América lo sabía, pero nunca me dijeron nada, me vieron cara de payasa todo el tiempo.

—¿Se puede saber que haces aquí? —pregunta el mellizo pero lo ignoro mirando a Brunno.

—¿Por eso nos abandonaste? ¿Por que somos una mujer para estar metida en la mafia? —Le pregunto enojada.

—No vamos a hablar de eso ahora, vamos a la casa. —Me responde Brunno para luego pasar por mi lado. Cuando pensé que ya todos salieron, mi hermano estaba a un lado recostado en la pared encendiendo un cigarro.

—¿Como conoces a Efrey? —me pregunta este llevando su cigarro a su boca. Pasan los segundos y no contesto, vuelve a hablar después que haya soltado el humo. —¿Quieres saber porqué nos separaron a los dos? —automáticamente respondo.

—¿Sabes el porqué?.

—Mamá viene para acá todos los meses a visitarnos, ella y papá todavía siguen juntos, nos separaron porque sí, eras una niña. Cuando nacimos nuestros padres tenían muchos problemas con los Irlandeses y la mafia Rusa, incluso todavía hay problemas, pero decidimos que ya eras grande como para entender todo. Siempre quise que estuviéramos juntos, sólo te veía por fotos, o vídeos que mandaba mamá.  Toda la vida eh sido entrenado para esto, matar, traficar, robo de dinero. Decidimos que estuvieras aquí sólo y cuando estuvieras al margen.

No sé que hacer en mi vida, o decir en estos momento. Esto es lo que faltaba, mamá también me mentía, todos me mentían.  Salgo de ahí ignorando a todos dándome de cuenta que ya comenzaba a amanecer y debo estar ya alistada para ir al Universidad.

•••••

Estaciono mi Ferrari al frente de la Universidad captando algunas miradas que ponen en mi auto. Antes de bajar acomodo mis cosas en mi mochila y me miro en el espejo, tengo cara de sueño. Genial. Primer dia en la universidad con un humor insoportable junto a un dolor de cabeza. Por el espejo retrovisor puedo ver a otro auto estacionado trás de mi, que son mis escoltas.

Suelto un suspiro mirando mi teléfono, tengo quince llamadas pérdida de mi madre y siete de América, decidí no contestarle por el momento, solamente les envíe un mensaje con un Estoy bien haciendo que dejarán de llamarme. Aunque sé que saben que pasa algo por mi distancia reacción con ellos, no me presionan, pero pronto la bomba explotará, la verdad tiene que salir a la luz. Si hay algo que más odio es la mentira, es repugnante.

  Bajo del auto colgando a un lado de mi hombro mi mochila que es de color negro con un Ying-Yang en el medio.

—Hola, supongo que también eres nueva. ¿Quieres que te ayude en algo? —Me pregunta un chico guapo con lentes.

Sigo mi camino.

—La verdad, no. Puedo llegar sola.

—Bien, eres de las que me agradan. ¿Como te llamas? —suelto un suspiro  rodando los ojos. Lo que faltaba. —Esa expresión no me gusta, me haces sentir que te estoy fastidiando.

Como si no lo estuvieras haciendo, genio.

—¿La verdad? —El asiente. Justamente cuando llegué a la oficina del director. —No necesito tu ayuda —toco la puerta del director mirando está misma como si fuese lo más lindo del mundo.

—Okey, sólo preguntaba —se encoje de hombros y se va.

Al fin.

La puerta se abre y de este sale un señor de unos cuarentas años. Se acomoda sus lentes y me queda mirando fijamente para luego decir un simple "Pase" dándose media vuelta.

Hoy en día hasta los modales de los educadores desaparecieron.

—Usted debe ser la señorita De Santis, eh oído mucho de usted —¿Porqué será?... —Tus notas son espectaculares, y como tengo entendido eres hija de Brunno.

Si, si. Lo sé señor.

—Bueno, aquí está su horario —me entrega una hoja, lo agarro. —Espero que su primer día sea genial.

—Gracias —Salgo de ahí y empiezo a buscar el salón que me toca, Álgebra, A-102. Ese es el piso tres.

Después de subir todas las escaleras y encontrar el aula que me toca, está se encuentra cerrada indicándome que ya comenzaron las clases. Tocó dos veces, está se abre y aparece una señora gordita con lentes e piel morena.

—Buenos días, ¿En qué puedo ayudarla? —Se acomoda sus lentes mirándome mejor.

—Soy la nueva alumna, Maddison.

—Oh sí, pase. Chicos,  tenemos una nueva alumna, Ella es Maddisson De Santis.

•••••

Estaciono el auto al frente de la mansión y mis escoltas lo colocan en su sitio. Entro a la mansión encontrándome con varios hombres con trajes charlando mientras fuman, beben, Brunno se encuentra sentado hablando con unos hombres mientras, Alonzi se encuentra jugando al que creo que es póker.

Cierro la puerta haciendo que los ojos de todos pasarán inmediatamente de mi.

—¿Se les perdió algo? —Hablo enojada. Subo a la habitación que me dieron para quedarme, pero pronto me iré de aquí. Sólo debo hacer unos pares de llamadas, empezando por mi madre. Marco su número, a los tres tonos contesta.

—Dios madd me tenías preocupada, ¿como estás?.

—Estoy bien, conviviendo con la Cossa Nostra, ¿Sabes quienes son?—espeto con sarcasmo mirando al techo de mi habitación— sé que eres mi madre y todo, pero dudo mucho que esto te lo perdone tan fácilmente. Toda la puta vida me han mentido en la cara, ¿quiénes más lo saben? —Sú silencio me lo dice todo.

Todos lo sabían menos yo, la más estúpida. 

Te lo quería decir antes, queríamos, pero...

Corto la llamada y empiezo a empacar mis cosas. Es hora de irme de aquí y empezar mi propia vida, a la mierda está universidad, ya soy mayor de edad y puedo decidir por mi misma, me voy.

Me voy a Rusia.

Celina Bephan.

Mi Venganza #1© [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora