𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓬𝓪𝓽𝓸𝓻𝓬𝓮

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—Wow

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—Wow...— Luna exhaló al ver la cantidad de pistolas, metralletas y otras armas.

—Elijan una que les sirva— dijo Cascarrabias malhumorado.

Luna se paseó por el lugar, y al final encontró la perfecta para ella, una escopeta revólver modelo 1216. No era pesada, pero tampoco ligera, y Luna tenía la fuerza necesaria para cargarla.

Salieron ese mismo día en la noche. El hombre corría mil veces más rápido que ellos, pero no pararon, trotando atrás de él sin parar.

Llegaron al bosque, los árboles eran enormes, aunque no tan grandes como el otro. Luna estaba algo nerviosa, el aire hacia las hojas moverse, produciendo ruidos que Luna esperaba no hicieran.

—Con que uno los vea, están muertos, llega uno, llega el resto— Cascarrabias les dijo.

Luna sentía la presencia de algo, lo cual la ponía más nerviosa. El hombre iba caminando delante de ellos, y Luna sabía que estaba buscando matar al menos a uno de ellos, lo que le desesperaba un poco; ¿Por qué a fuerzas los quiere matar? ¿Cuál es la necesidad?

De un momento a otro, Luna sintió algo atrás de ella, y si, había un demonio enorme, con varios ojos, dientes enormes...

Emma se quedó pasmada del terror, Ray empujó lejos a Luna, y jaló a Emma con el, los dos cayendo al piso, pero levantándose rápido mientras aquel monstruo babeaba por su carne.

El hombre le disparó a la bestia, Dmm tenía los ojos en blanco, y Luna estaba paralizada.

—¿Todavía estoy viva?— preguntó.

—Nop— respondió Luna. —¡Claramente si, ponte atenta!— regañó.

—Casi mueres de verdad en ese momento, Antena, no lograste disparar a tiempo— Cascarrabias dijo con una sonrisa de lado.

—Ah, que risa, ¡es la primera vez que atacan estas cosas desde arriba! Esta área está infestada ¡Sorpresa!— Rió el adulto.

—Pero... gracias, usted me salvo...— Dijo Emma mirándolo a la cara.

—Debemos salir de aquí antes de que los otros encuentren los restos, nadie está a salvo, estos demonios no mueren tan fácil— Cascarrabias siguió. —Regresan rápidamente... y llaman al resto—

En ese momento, el demonio en el suelo, se paró con un gran rugido. Luna verificó que sus dos amigos estuvieran bien, y tomó su escopeta con fuerza.

—¡¿Por qué no nos dijiste que se regeneraban?!— preguntó Ray.

—¡Fue a propósito!— rió Cascarrabias.

—¡Hijo de puta!— Luna le dijo de corazón, y el hombre solo rió más.

Unos seis monstruos más aparecieron. Los cuarto humanos estaban en una rama algo alta. La respiración de Luna era intensa, vió hacia ambos lados para verificar que todos estuvieran bien.

—Asustaron a su comida y atacaron a uno de la manada... están muy enojados— el hombre dijo, y Luna se irritó.

—¡Ya vimos eso, señor, no estamos ciegos! ¡Pinche viejito!— Luna escupió sus palabras con veneno.

—¡Eres un maldito idiota!— Ray dijo enfurecido.

—Apenas es su primera parada de este infierno...— comenzó con una sonrisa. —Sus vidas están en mis manos ahora, son mías, lógrenos ver si logran salir vivimos—

 —Sus vidas están en mis manos ahora, son mías, lógrenos ver si logran salir vivimos—

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𝓝𝓾𝓷𝓬𝓪 𝓙𝓪𝓶𝓪𝓼 // 𝓡𝓪𝔂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora