Capítulo ocho.

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08. El elegido:

Me quejé prolongadamente, me dolían la mayoría de músculos. No recordaba muy bien lo que había pasado, mi memoria estaban un tanto borrosa; me costaba adaptarme a la luz a través de los párpados por donde me encontraba.

Abrí los ojos lentamente, obligándome ver dónde era el lugar donde yacía. Una luz nada tenue en la parte superior de donde me encontraba era lo que hacía que mis ojos dolieran. Coloqué mis manos en el suelo, me impulsé para sentarme y observar los barrotes frente a mí.

Estaba en una jaula, comencé a ver todo el lugar sin moverme mucho, pero solo veía una profundidad que tomaba oscuridad y los barrotes que me rodeaban. Estaba rodeada tal cual un pájaro o animal rabioso.

Contuve la respiración un rato, cuando exhalé dejé que todo miedo se disipara de mi cuerpo. Respiré hondo e intenté pedir ayuda en un grito, sin embargo mi voz no salió. Me llevé la mano al cuello, y lo hice de nuevo, pero resultó igual: mi voz no salía.

Abrí los ojos como platos cuando escuché un grito.

—¡Ayuda! ¡Por favor! — Le busqué con la mirada pero no encontré nada, así que puse a prueba mi oído, traté de localizar el sonido el cual provenía muy detrás de mí. Me arrastré hacia los barrotes de esa dirección para escuchar mejor. —¡No quiero estar aquí! ¡No me gusta este lugar!

Traté de formular unas palabras, si pude quejarme, podría hablar, o lo intentaría.

—¿Qu...quién? — Me raspó la garganta y tuve que carraspear. Me agarré de los barrotes y a pesar del escozor de mi cuerpo y ahora de la garganta, hablé más claro. —¡¿Quién...es?!

—¡Oh, dios! ¿Hay alguien además de yo encerrada? ¡Por favor habla! — Contestó esperanzada.

—¡Sí! —Tosí un poco antes de continuar—, ¡¿Quién eres?! —Tomé aire, estaba cansada, además de ronca, pero mejoraba levemente en mi manera de hablar.

Zelda, ¡La «princesa» Zelda del templo de Hylia, pero... Yo...! Yo no...— Su voz se volvió un susurro y creo que percibí sollozos. Una se había salvado de la explosión, por lo que esta chica debe de tener vestido blanco.

—¿Cómo...vistes? — Vociferé o fue un intento. Pegaba mi cabeza a los barrotes para poder distinguir algo dicho de ella.

—Tengo vestido...

—¿Eh? ¿Qué? — Ya no me respondió, no escuché nada.

Maldije en voz baja y me quejé levemente, me dolía. Sentía ahora cómo mis músculos se desgarrasen, comencé a quejarme aún más.

Una sombra se acercó a los barrotes, por más que intenté buscar a la persona que la producía, no encontré nada. Algo cayó en la jaula donde me encontraba; cuando me di cuenta qué era, era demasiado tarde, mi cuerpo se dejaba caer por inhalar tanto, haciéndome perder el conocimiento.

(Ahora la historia es narrada por Zelda de Ocarina Of Time, o como la llaman aquí, Zelda güera.)

—¿Dónde habrán ido? — Pregunté, mirando a mis alrededores para ver si miraba a aquella chica que me salvó, o el otro chico parecido a Link.

—No lo sé. — Contestó mi acompañante. —Pero tenemos que buscarlo, si no fuera por la princesa del crepúsculo, no habría podido ayudarte, ya que nadie habría encontrado la llave para abrir esa puerta, y no te hubiera encontrado a ti, así que supongo que también estás interesada en buscarla y salvarla de lo que se la llevó.

Triple vida en una sola. [Zelink]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora