23. Extra #2 Tan sólo dos palabras.

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(El que narra es nuestro querido Link, quien no diré quién es para que ustedes lo adivinen).

Lo que acaba de pasar en este momento era demasiado incomodo, tanto para la realeza, como para mí. No era algo que podrías explicar con tan sólo palabras, era algo más profundo he evolutivo. ¿Cómo explicarme? Les daré una idea de que tan incómodo es esta situación.

La princesa estaba mirándome petrificada por la postura en la que estábamos, además de que el lugar donde yacíamos era su cuarto. Lo que empeora la cosa, es el hecho de que guardias estén en la puerta, mirándonos con asombro, dejándonos ver sus pupilas de lo impactados que estaban ante esta situación.

Vale, viene lo peor, ¿qué era lo peor? Es muy fácil, mi mano derecha está en un lugar de la princesa que no debe ser tocado al menos de estar casada con ella o tener legalmente derecho a tocarla; mi mano izquierda permanecía en su cama para sostenerme ante esta locura de pose. La mano izquierda de ella está apoyada en mí, como si se estuviera sosteniendo de mi agarre que podría provocarle excitación, su mano derecha estaba por su cabeza, aferrándose a su cabello. Nuestras piernas estaban cruzadas, mi rodilla tocaba una parte de ella que no me resulta muy cómodo decir cuál.

La pregunta es: ¡¿CÓMO LLEGAMOS A ESTA SITUACIÓN?!

Mi explicación pasó por mi mente en tan sólo un segundo, cuando di un salto hacia atrás, alejándome de la princesa, quién estaba también con gesto confuso.

Los guardias no le quitaban la mirada. Seguro se preguntaban cómo coño llegué al castillo, sin embargo, no es algo que yo pueda contestar muy fácilmente, la razón es, que tampoco sé.

La princesa, todavía un poco atónita, con su mano derecha, hizo un movimiento dando a entender a los guardias que se fueran de su cuarto. Ellos obedientes a ella, le hicieron caso, uno salió corriendo sin temor a mostrar su asombro, y el otro, simplemente se dio vuelta; con paso como de tortuga, cerró la puerta detrás de él.

Miré a la princesa, que estaba atenta a los pasos del guardia para asegurarse que se habían alejado lo suficiente.

¿Qué habrá pasado?

-Eh... ¿Hola? -Me dedicó una sonrisa un tanto forzada. Me pensé dos veces qué hacer para no hacerla sentir más incómoda.

Me pensé dos veces qué contestarle, ¿cómo le explicaría qué pasó? En principio, ¿qué pasó? Ni siquiera yo lo sé. Pero la pregunta es: ¿Me gustaría saberlo?

Obviamente me encantaría saber qué pasó y qué sentí... estando con la princesa... todo es un nudo en el cerebro.

¿A qué me refiero? No lo sé. Esto lo estoy pensando rápidamente mientras busco poder formular una palabra. Aunque sea una, ¡por las diosas!

-Eh... Pues, ya sabes. Hola- Casi tartamudeaba. Esto era malo por el simple hecho de que nos miraron en una pose extraña.

Nos miramos fijamente, la tensión entre nosotros era muy obvia. ¿Qué es lo que hacíamos? No, mejor sería preguntar...

- ¿Qué es lo que hicimos? -Le miré directamente a los ojos.

Pensando un poco, tal vez, esta sensual pose no la dejaba pensar. Hasta puedo creer que la dejaba sin aliento. Una princesa que se pone nerviosa ante alguien como yo. Ya lo sabía.

¡No es hora de pensar en eso!

Me alteré un poco en mis pensamientos; un poco desesperado ya de mí mismo, dejé que todos mis pensamientos se esfumaran acostándome sobre la princesa. Mi cabeza yacía en un lugar tal vez prohibido. Sentía su respiración un tanto agitada.

Triple vida en una sola. [Zelink]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora