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Dos horas después de medianoche.

Recostada con un dolor insoportable en la sien y los hombros, Heejin despertó.

Gimiendo entre las sábanas e intentando rodar para poder respirar, se sentó en la orilla de la cama. Aún con sus sentidos no tan agudizados y la visión borrosa, pudo oler una fragancia muy bien conocida para ella.

Chaewon.

Sonrió como boba y nuevamente se recostó al saber que estaba en buenas manos. En su hogar.

Aunque rápidamente abrió los ojos, soltando un insulto por tal acción, al percatarse de que no recordaba cómo fue que llegó al apartamento.

"¡Heejin!"

Una punzada en sus sienes y el dolor se extendió hasta detrás de sus ojos.

Alguien la había ayudado, se sentía extraña, levitando entre sus pensamientos más primitivos, no podía concentrarse en recordar las caras de las desconocidas ni en el trayecto al apartamento.

Nada.

Para ese punto Heejin luchaba por mantenerse de pie, mientras apretaba sus piernas para no orinarse encima.

Maldita seas Ryujin.

Estaba segura que esa sería la última vez que aceptaría alguna de sus locas ideas. Obviamente era normal que ambas salieran a beber, como en casa, pero no espero que se pasara y le proporcionara tales bebidas, con un grado de alcohol muy elevado.

Aunque Heejin jamás se lo negó.

Era difícil decirle "no" a una amiga resentida por el poco contacto.

Reposando su cabeza con mucho cuidado en la puerta, para tomar fuerzas por la corta caminata, escucho murmullos. Muy leves, pero los escuchó.

Parpadeo varias veces al sentir un leve hormigueo en su estómago, conocía aquellas voces.

Oh...

— Gracias chicas por traer a Heejin  y ayudar a su amiga. — Chaewon habló con calma.

En el rostro de Heejin se dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Pero rápidamente está fue borrada por la risa de otra persona.

— No te preocupes Chaewon-ah, haríamos todo por Heejin. — pronunció con alegría esa chica.

Ella conocía esa voz.

Su labio tembló, la sensación de ansiedad por tener que ir al baño se esfumó y una terribles ganas de llorar nublaron su mente. Hasta podría decirse que el efecto de "ebria" también y nada mas por escuchar esa voz que tanto, muy en el fondo, había extrañado.

Una de sus grandes amigas.

La que le juro apoyo incondicional.

Su mejor amiga Kim Jiwoo.

La que había abandonado cruelmente aquel día por no apoyarla en sus decisiones. No se merecía aquel trato horrible de su parte, Heejin maduró en tan poco tiempo, que ahora sentía asco de solo recordar como trató a su mayor.

Con tanto odio y enojo.

— Fue un milagro que nosotras estuviéramos ahí para ayudarla. — apoyo alguien.

— Gracias a Jung que seguía coqueteando con la mesera. — se burló con altanería otra voz que conocía muy bien.

— ¡Yah!

Varias personas rieron.

Heejin apretó la manija de la puerta y cubrió con su mano libre su boca, ahogado el sollozo que quería salir de ella. Su cuerpo entero temblaba y de sus ojos no dejaban de escaparse lágrimas.

After Midnigth | Heewon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora