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Cinco horas después de medianoche.

Dormir nunca fue un problema para ella, no hasta que la culpa comenzó a carcomer su alma.

¿Por qué?

Todo estaba mal, todo por su culpa.

¿Por qué tuve que hacerlo?

Chaewon no estaba.

Había dejado de recibir señales de ella desde hace tres semanas y, a pesar de que todo el mundo a su alrededor le mencionaba que aparecería muy pronto, no borraba ese mal sabor de su boca, uno muy amargo y duradero.

¿Por qué se fue y no me lo dijo?

Ella lo sabía, era la única culpable del distanciamiento de ambas.

Y aunque todo al principio pareció ser lo mejor para ella, puesto que ya no veía tan seguido a Chaewon, después se fue convirtiendo en un gran cúmulo de problemas que le prohibieron dormir. Simplemente no se sentía correcto lo que hizo, y no lo era, mentir fue parte de su plan, pero no supo sobrellevar la carga de la culpa.

Mentir para protegerse, mentir diciendo que las cosas estaban bien cuando no, mentir sobre que tenía pareja cuando pasaba tiempo en casa de Jiwoo, mentir a Ryujin para no romperse en pedazos en sus brazos, mentirse así misma.

Huir.

Llorar era lo único que le quedaba en ese momento, llorar por haber quedado como una mala amiga, por fallarle a Chaewon; quizás nunca sería lo que otros esperan, una buena estudiante o empleada, eso no le importaba pero ¿fallarle a la única persona que estuvo con ella cuando nadie más estuvo?

Era de cobardes.

El apartamento se sentía tan solo, tan oscuro, tan simple cuando por fin tuvo el valor de aparecer después de días sin dormir en el, esperando equivocarse y encontrarse a Chaewon molesta por haberla esperado demasiado tiempo. Una broma, una muy mala broma. Deseó con todas sus fuerzas que solo se tratara de un mal sueño. Pero no, la realidad era que Chaewon había dejado de enviarle mensajes desde hace dos semanas y la última semana ni siquiera había sonado su teléfono, puesto que la enviaba directo al buzón de llamadas.

Ella lo sabía, pero no quería aceptarlo.

No tuvo el valor de adentrarse más allá de la sala para comprobar su teoría, no soportaría ver la habitación vacía, prefería mil veces mantener en sus recuerdos el desorden de la habitación, que romperse aún más viendo el vacío.

— Tonta, eres una tonta, una cobarde ¡una cobarde! — jaló las hebras de su cabello, cayendo de rodillas al suelo y golpeando con fuerza estas.

¿Podría haber algo más lamentable?

Lo había.

Porque no existe peor sensación que pensar que todo esta perdido, cuando ni siquiera das todo por intentarlo.

Heejin no dio todo de si, no lo intento, no trató de tener ese algo con Chaewon. Prefirió dañarse a sí misma e inhibir sus sentimientos, pensando que con eso solucionaría todo. Una tontería. Ahora Chaewon no estaba y seguía de la misma manera.

Enamorada de ella.

Click.

El candado de la puerta sonó.

El rostro de Heejin se oscureció por varios segundos, tal como si hubiese escuchado un fantasma llegar, alzando la mirada conmocionada y encontrándose a la mismísima Chaewon atravesando la puerta de la entrada. El aire se escapó de sus pulmones y se puso de pie de inmediato, trastabillando y golpeando con la esquina del sofá en su cadera, se acercó con rapidez para asegurarse que no se trataba de su mente perturbada, de una ilusión.

After Midnigth | Heewon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora