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Medianoche.

Su corazón latía desembocado queriendo escapar de su pecho.

El palpitar de sus manos y piernas le hacían desconcentrarse, pero intentaba detenerlo. Aunque era difícil bajo la atención de la rubia frente suya, empeorando por la sonrisa de esta, Chaewon estaba disfrutando la tensión.

Heejin pasó su lengua por su labio inferior mientras lo mordía impaciente, mirando nuevamente a su contrincante. Dios, ella jamás había estado tan ansiosa por el próximo movimiento de su amiga.

— ¡Toma eso!

— ¡No!

Se dejó caer dramáticamente al suelo mientras que la rubia se levantaba a dar un baile de victoria.

— ¡En tu cara Jeon!

Era un hecho, tendría que comer doce cartas.

Chillando de frustración y tomando las cartas de mala manera, miró como su amiga seguía en su mundo. Moviendo su cadera en un vaivén lento y sin ritmo más sus manos alzadas hacia el techo. Sonrió de lado y dejó salir un bufido cuando la atención de Chaewon recayó en su rostro.

— Maldita. — farfulló.

— Yo también te amo Heejin.

Dejó escapar una risilla y posterior a eso vio como su compañera se dirigía a la cocina, intuía que por más souju.

Estaba feliz de haber desistido de la invitación de sus compañeros de clase. No sabía que al llegar sería recibida por una alegre Chaewon, vestida con su pijama rosa junto con sus pantuflas de conejito. Más un pulcro y aromatizado espacio para jugar, es decir, la sala de estar; sus ojos se abrieron al ver los detalles que Chaewon había preparado, en la mesa había bocadillos para media noche, bebidas alcohólicas y un juego de mesa. A pesar de estar un poco cansada lo dejó de lado y prefirió pasar tiempo con su amiga más cercana.

La había extrañado.

Admitía que gran parte del distanciamiento entre Chaewon y ella, fue por su culpa. El empezar a descubrirse y dedicar su tiempo únicamente al estudio y empleo, había causado que no viera tan seguido a Park en el apartamento.

Estuvo tan metida en sí misma, que no pudo ver la gema frente suya.

No lo quería malinterpretar, en verdad adoraba a Chaewon, más de lo que en el fondo pudiera imaginarse. La calidez de sentir el apoyo incondicional de un amigo, no era fácil de encontrar, no tan fuerte como el que ellas tenían; aunque, atribuía que el gran lazo que ambas formaron fue gracias a Park y su tenacidad en su persona.

Le ayudó a volver a ver un poquito de luz en su vida.

— Espero que no estés pensando en rendirte Heejinnie. — con una sonrisa de lado le entregó una nueva botella, a la par que se sentaba en el suelo. 

Heejin negó con diversión y agregó: — No lo haré, quiero sumergirme y vivir las emociones de tu próxima derrota linda.

Chaewon aplaudió por el corto monólogo de la castaña y secó la falsa lágrima en su rostro, burlona entrecerró sus ojos. 

 — No te paralices si al final la superadora soy yo,  — levantó su rostro con altanería. — caerás en mis garras y perderás. — hizo una pausa y colocó una carta, número cinco azul. — Espero estes lista para mis próximos movimientos.

Heejin la miró con interrogante, pero con una sonrisa de lado, aquella faceta de Chaewon era un poco desconocida para ella. 

¿Por qué había sentido como si esas palabras tuvieran un doble significado?

No pudo evitar preguntar.

— Te percibo extraña. — empezó a recorrer con la mirada a Chaewon y fue su turno de colocar una carta. — ¿Estás bien?

— ¿Por qué lo dices?

— Te noto muy alegre... — carraspeo. — no me malentiendas, es solo que estoy acostumbrada a verte de otra forma.

Oh vaya que Chaewon lo sabía muy bien.

Sonrió sin mostrar sus dientes y bajó su vista a la carta que Heejin había puesto.

Un bloqueo azul.

— Solo estoy feliz. — encogió sus hombros para restarle interés. Y alzó su mirada para dar un asentimiento de cabeza, incitando a que Jeon siguiera.

— Mh...

No muy convencida de sus palabras Heejin procedió a colocar otra carta.

— Haré como que te creo. — rio.

Minutos pasaron donde la riña entre ambas creció, de un momento a otro Heejin invirtió los papeles y era ella quien iba a la delantera. Chaewon moría de nervios al ver que el universo conspiraba contra ella.

¡Cómo es que Heejin tenía tantos bloqueos!

— Agh, — apretaba sus muslos de los nervios. — dejame jugar ingrata.

Heejin suspiro y miró con un mohín en sus labios a la rubia, Chaewon paro de respirar y bajó el mango de cartas.

— No...

— Lo siento Park... — hizo su mejor cara de perrito asustado y movió su cabeza de un lado a otro. Chaewon quiso llorar. — pero... ¡UNO!

— ¡No!

Y sí, fue el turno de Heejin de levantarse de un salto y celebrar su victoria mientras que Chaewon apretaba sus ojos.

Era obvio que perdería.

Y también que ya había perdido en no caer en los encantos de Heejin.

Te detesto. — hizo un puchero y dejó caer sus cartas, era una perdida de tiempo seguir intentándolo.

— Yo te quiero mucho Chae. — Heejin sonrió dulce y se agachó para sentarse a su lado.

La rubia la miró suspicaz, un poco triste por haber perdido y la interrogó con la mirada. Demasiado cerca. Sus rodillas se tocaban y el calor corporal de la castaña, más la mirada penetrante de esta, le causaron taquicardia.

— ¿Vienes a burlarte en mi cara, canalla? — cuestionó burlona.

— Gracias.

— ¿Qué?

Antes de obtener respuesta, los brazos de Heejin la apretujaron. Se quedó tiesa ante el contacto repentino entre ambas, pero no se abstuvo de corresponder y posar su mentón en el hombro de la castaña, suspiro entre sonrisas.

Cálido.

Era bien sabido que Chaewon no era alguien de mucho afecto físico, eran contadas las veces que abrazaba a un ser querido, hasta con Hyejoo era extraño que se tomaran de las manos. Pero ahora, quizás su nueva adicción serían los abrazos de su roomie.

Y esperaba tener más de estos.

— Gracias por ser mi amiga.

After Midnigth | Heewon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora