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Tres horas después de medianoche.

Se odiaba tanto.

Quería ahogarse y no volver a ver la luz del día.

A quien engañaba, deseaba tanto que de un parpadeo la noche se volviera día y así obtener algo de luz solar. Tenía miedo y no había sido buena idea ver una película a altas horas de la noche, sola, con las luces apagadas y sin el móvil en la mano.

Podría simplemente huir de la sala y correr como si hubiera robado algo, no le importaba dejar el mugrero a su alrededor. De todas formas, mañana sería sábado, tendría tiempo para recogerlo.

Solo que no podía abandonar el sofá.

Y todo empeoraba al recordar que no podía contar con cierta persona.

¡Agh, quería morirse de vergüenza en ese momento!

Llevaba una semana entera evitando a su compañera, si, evitando. Algo loco ya que vivían en la misma casa. Pero lo había logrado con mucha gracia y dedicación, logrando por muy loco que parezca, solo escuchar su voz cuando esta anunciaba su llegada y su salida.

Estaba mal.

Heejin lo sabía pero no podía controlarlo, sus sentimientos se aclararon cuando desperto de su borrachera aquel día; donde un suave manto de frazadas y una figura a su lado la abrazaban por todas partes, la colonia impregnar su nariz, el calor corporal traspasar su cuerpo, las manos de la contraria en su cintura. Heejin colapsó, no pudo aguantarlo más y comenzó a llorar en silencio. 

Aquel día comenzó su tortura mental.

Cayendo en un círculo de negación total, donde su arma más poderosa jugaba en contra de ella, su débil y estupido corazón. El cual creyó que jamás volvería a latir de esa manera, no después de lo de Hyunjin, lo odiaba. Sentir era asqueroso.

Su corazón quería a Chaewon, su corazón anhelaba la atención Chaewon, su corazón estaba enamorado.

Ella estaba enamorada.

Y más que sentir las hermosas "mariposas" de aquel estado, solo sentía terror, ansiedad y dolor. Porque ella no quería sentirlo, se sentía tan bien ser amiga de Chaewon, que sólo deseaba permanecer de esa manera, juntas en una bonita y sincera amistad. Una que jamás había tenido.

Pero a veces los pensamientos traicionan y crean escenarios imaginarios.

¿Cuándo cambio el querer besarla cada vez que la veía sonreír?

No.

Se negaba a seguir sintiendo aquello, no quería arruinarlo, no de esa forma. Chaewon era la persona más importante en su vida y no pensaba perderla por eso, la amaba tanto como para permitirse perderla, no, no y no. 

Las amigas también se aman ¿cierto?

Y por el amor que sentía ante su compañera, Heejin estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para evitar una catástrofe. Ella había tomado una decisión y no importaba que tan dolorosa fuera, ni lo mezquina que lograra parecer, lo haría por su bien y por la amistad que quería mantener con Chaewon.

No importaba que tan doloroso fuera para su persona.

— ¿Qué haces Heejin?

La nombrada no pudo evitar palidecer de inmediato al escuchar una voz detrás de ella, levantándose torpemente del sofá, casi cayendo en el intento observó a la reina de sus pensamientos. Su corazón latió feliz al verla, sus ojos se nublaron y su voz se cortó.

La había extrañado tanto.

— S-solo estaba pensando — aclaró su garganta y rascó su antebrazo, tomando el control remoto y apagando la televisión.

After Midnigth | Heewon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora