Luces de septiembre

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"Desde aquella noche he sabido que algún día, no importa cuándo, llegaría nuestro momento. Que en un lugar lejano, las luces de septiembre se encenderían para nosotros y que, esta vez, ya no habrían más sombras en nuestro camino. Esta vez sería para siempre..."

~Carlos Ruiz Zafón
Las luces de septiembre

Querido Zayn:

Me desperté muy temprano, ¿adivina cuál fue la causa? Louis. Bueno, resulta que soñé con él, y esta es la parte más extraña porque el sueño fue perfecto. Decidí no darle mucha importancia.

Me levanté y me di una ducha larga. Me puse un abrigo y un gorro porque el tiempo de invierno a comenzado.

Bajé al comedor, mamá estaba preparando el desayuno, Gemma todavía no se había levantado y no había señales de la tía Trudy.

—Buenos días cariño —saludó mamá en cuanto me vio dándome un beso en mi mejilla.

—Buenos días —dije de mala gana.

—¿Pasa algo?

—No. Solo estoy un poco cansado —mentí. En realidad no pude dejar de preguntarme el motivo por el cual había soñado con Louis y eso me molestaba. El hecho de no saber porqué.

—¡Oh cariño, sube a dormir es sábado,  hoy no tienes clases!.

—No, estoy bien, y aunque lo intentará no lograré dormir —me senté en una silla viendo a mamá preparar una taza de leche.

—Bien —mamá dejó la taza de leche en la mesa a mi disposición —Ahora toma tu leche —bebí mi leche en silencio.

Minutos más tarde Gemma apareció en el comedor, iba con su pijama azul y una sudadera más grande que su talla normal y su cabello sujeto en un moño.

—¿Vas a salir? —me preguntó Gemma sentándose a mi lado.

—No —le respondí.

—¿Seguro?

—Si —mamá sirvió el desayuno, Gemma fue la primera en comer.

—¿No tienes hambre Harry? —mamá me señaló el plato frente a mi, no había probado ni un bocado.

—No —no tenía apetito.

—Come algo, tendrás hambre más tarde.

—¡Buenos días! —tía Trudy entró al comedor sonriente, como siempre.

—¡Buenos días! —dijimos todos al inísimo.

—¿Cómo estás Harry? —tía Trudy se sentó a la par de mamá.

—Bien. Supongo.

—¿Y tú Gemma?

—¡De maravilla! —Gemma siempre tiene buenos ánimos.

Noté que tía Trudy comía muy rápido, como si tuviera prisa.

—¿Vas a alguna parte? —le pregunté.

—Si. Voy a la Estación 21 —respondió con una sonrisa —No me dio tiempo contarte ayer que me han trasladado.

—¡¿Enserio?! —estaba muy sorprendido. Tía Trudy había estado una década trabajando en California.

—Si, estaré con ustedes en lo que encuentro un apartamento.

—¡Oh no Trudy, puedes quedarte con nosotros el tiempo que quieras! —dijo mamá.

—¿Y tu uniforme? —le preguntó Gemma a tía Trudy con el ceño fruncido.

—Hoy no es necesario —dijo ella sonriente. Tía Trudy ama su trabajo como policía, de pequeño ella era mi héroe.

Olvida mi nombre //Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora