𝗘𝗻𝗱 𝘁𝗵𝗲 𝗹𝗶𝗲 | 𝗛𝗮𝗻𝗴𝗲 𝗭𝗼𝗲 (EDITANDO)

16

La ausencia de una semana de Yelena desde aquello había sido algo que te mantuvo en calma, ningún mensaje o llamada a tu celular, pasabas las clases tranquila sin que tu día se arruinara con horas molestas a su lado.

Esa semana se lleno de risas junto con los chicos, salidas con Hange sin que tuvieras que preocuparte por alguna amenaza con aquella fotografía.

.

Luego de que las clases terminan Hange te había dicho que te reunieras con ella en un café, del cual mando la dirección justo después de tu última clase.

Hange♡: Necesito hablar contigo,
es algo bueno al menos eso creo,
¿Puedes venir al café de siempre
cuando termine tu clase?

Tomaste 10 minutos para ir a cambiarte y dejar tu bolso al dormitorio, sabías ya que no era algo de que preocuparte, pero las ansias al querer saber de qué se trataba hicieron que salieras casi corriendo hasta ese lugar.

Al entrar al lugar miraste a los lado hasta que notaste a Hange agitando la mano con una sonrisa desde una mesa donde ya se encontraba un café y un pastel en ella.

— Me dijo Armin que dejaste tu almuerzo a medias así que pedí algo para ti, no es una comida como tal pero es muy rico. — dijo admirándote con una sonrisa mientras tomabas asiento frente a ella.

— Tienes razón gracias, ¿Pero piensas dejar que coma yo sola?

— No, solo no se que escoger de todo esto. — te mostró la carta señalando todas cosas que le gustaban.

— Tal vez este te guste. — señalaste un pastel con una bola de helado de fresa encima, asintió a lo que escogiste y lo ordenó. — Y bien, ¿Qué es de lo que querías hablar?

— Te había mencionado de una casa que compartía con Erwin y Levi, ¿Lo recuerdas? — dijo con la mirada en una servilleta que doblaba.

— Sí, ¿Qué pasa?

— Estuve pensando en regresar a vivir ahí. — su mirada seguía centrada en lo que hacía, pero notaste su sonrisa en su rostro.

— Eso es algo bueno, te ayudare con lo que necesites. — tomaste su mano sobre la mesa, mirando su sonrisa al escucharte decir eso.

— Aunque la casa es algo grande y me sentiré sola, ¿Te gustaría vivir conmigo ahí? — tu mirada cambió repentinamente a una sorprendida. — Es mi último año en la universidad y pensé que al salir sería difícil vernos, por eso te digo esto y así estaríamos juntas más tiempo. Igual puedo visitarte los días que quieras si decides quedarte, me estoy poniendo nerviosa y hable demasiado lo siento.

Tapo sus mejillas las cuales tomaron un color rojizo, la mirabas fijamente con una sonrisa al verla hablarte tan emocionada.

— No puedo negarme si se trata de ti, además creo que seria lindo. — le sonreíste antes de beber el café.

— Lo sé, puedo notar en tu mirada lo mucho que te gusta estar conmigo cariño. — colocó su mejilla sobre su mano mirándote tiernamente.

— Tienes razón, ahora ve por tu orden que acaban de decir tu nombre. — trataste de sonar lo más tranquila posible al ver como tenía la mirada puesta en ti.

— Ya vuelvo, ¿Tus pupilas dilatadas delatan tu intento de seriedad cariño? — se acercó riendo y te beso la mejilla antes de ir por su orden.

Pasaron unos segundo luego de que se fuera, y una persona con una chaqueta negra y gorra se sentó justo en su lugar con la mirada hacia el suelo.