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— Deja de mirarme con una sonrisa. — dijiste al ver su amplia sonrisa.

Al levantar la mirada a Yelena y Onyankopon se encontraban completamente atónitos mirando, quien había recibido el impacto de esa bala.

— ¿Quieres que te mire de esta manera entonces? — frunció el seño seguido hacia ti.

— Lo lamento. — la manera en que la voz te temblaba al hablarle hacia mas difícil pronunciar cada palabra. — Vas a estar bien, solo sigue mirándome.

— Dile que nos siga, manda tu ubicación. 

Bajaste su cabeza al suelo con delicadeza, y corriste al auto buscando tu celular para llamar a una ambulancia. El desconcierto de ese pequeño momento hizo que Yelena terminara ayudando, coloco su saco en sus piernas para sostener su cabeza, aquel tipo por su parte no tenia intención de quedarse mas tiempo, pues en el momento en que se quedo solo subió a su auto dejando solo una nube de polvo al arrancar.

No dudaste ni un poco en ese momento y solo mandaste el mensaje.

: Sigue mi ubicación por favor.

El mensaje fue leído de inmediato pero no hubo repuesta de su parte, solo esperabas que ella llegara segundos después de que estuvieran entrando al hospital.

— En estos segundos olvide todo lo que ha hecho. — hablo mientras su cabeza era sostenida por ella, con apoyo de su abrigo para mantenerlo en una mejor posición. — Haga algo bueno por una vez en su vida, olvídese de lo que sea que es esta mierda, aléjese de nosotros y sin problema alguno usted no estará en mi declaración de lo que paso aquí.

Palabras que solo te enfurecieron salieron de la boca de la persona que quería mas que nadie hacer algo respecto con aquella profesora, pensabas mil maneras de hacerle ver lo que pasaba justo ahora, pero los sonidos de la ambulancia terminaron por cruzarse antes de que dijeras algo.

— ¿Con esto te parece suficiente?, pequeño salvador. — dijo luego de ayudar a los paramédicos a subirlo a la ambulancia.

— Con eso cambia tu estúpida idea de no incluirla en la declaración. — lo miraste de mala forma por unos segundos.

— Debemos irnos, perderá mas sangre si no sube. — hablo el paramédico al volante mirando a Yelena por el retrovisor. 

 — Solo ira ella, y ten en mente que esto paso por hablarlo con el, es tu culpa. — dijo al instante para después despedirse sonriente de ambos mientras cerraban las puertas. — Nos vemos después...

Esta vez Yelena tuvo la razón, no debiste hablarlo. Lagrimas caían por tus mejillas en todo el camino al hospital.

Recordabas cada vez que se quedo dormido en tus piernas hasta la mañana siguiente, y el pequeño problema en eso solo era el dormir destapada, su comodidad siempre te importo mas en esos días por todo lo que hacia para no dejarte sola. El tener a dos grandiosos chicos en tu vida era lo que mas amabas y apreciabas, y ahora uno de ellos se encontraba en un estado que querías evitar verlo.

— Podrías no llorar mas, me siento mal al ser yo ahora el que provoque eso en ti. — su mano alcanzo la tuya y se entrelazaron al instante. — ¿Puedes mirarme con una sonrisa?, eso es todo lo que quiero en estos momentos, cuando llegue Hange es seguro que llores mas con ella.

— Sabes en que estado estas, así que es imposible que deje de llorar. — dijiste con una sonrisa para calmarlo un poco.

— Así esta mejor. — regreso su cabeza hacia el techo de la ambulancia, sus ojos se cerraban de a poco y el sonido de aquella maquina te asustaba al escucharla sin cambio alguno...

𝗘𝗻𝗱 𝘁𝗵𝗲 𝗹𝗶𝗲 | 𝗛𝗮𝗻𝗴𝗲 𝗭𝗼𝗲 (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora