Prólogo:

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—Señor Vasileb vaya mas despacio—Decía Tom entre jadeos al separarse de ese apasionado beso que le propiciaba el padre de su novia.

—Si quieres mi silencio tendrás que esforzarte un poco mas—El señor Lenin, padre de Kim, molestaba a Tom sobando su entrepierna contra la del novio de su hija, y comenzado otro apasionado beso.

El aliento de alcohol de ambos chocaba al besarse, creando literalmente una embriagante sensación al tener contacto físico entre ellos.

Las sensaciones eran increíbles entre ambos, los toqueteos eran a otro nivel, ambos tenían ganas de darlo todo.

—Kim se molestara mucho—Decía Tom aun jadeante mordiendo la oreja de el señor Vasileb, tentándolo mas a no tener piedad con el.

El señor Vasileb, padre de la ya mencionada, atacaba el cuello de el menor, causando hormigueo en este cada vez que lo tocaba.

—Kim debería ser lo que menos te preocupe—El señor Vasileb, ya tenia su mano en lugares indebidos, paseándose por toda la intimidad de Tom, mientras este se estremecía y dejaba marcas en el cuello del padre de su novia para no quedarse atrás, las sensaciones eran demasiado buenas.

Mientras el señor Vasileb toqueteaba a Tom, este le desabrochaba el pantalón deseoso de lo que harían ahora. El alcohol no los dejaba razonar lo que pasaría si llegan hasta el final en esto, ellos ahora razonaban en base a deseo.

—Siempre haciéndote el indiferente frente a mi hija, pero mira como te encuentras ahora—El señor Vasileb se refería a los gestos de éxtasis que tenia Tom en su rostro. Tom suele ser muy serio en cuanto se trata de personas importantes o desconocidos, y para Tom, el señor Vasileb cumplía con ambas. Tom tiene ese complejo de querer agradar y encajar con los estándares impuestos por otras personas, el no agradarle al padre de su novia le daba miedo, pero eso no tenia nada que ver con que ahora se estén acostando.

—Lo dice el viejo que me amenaza cada vez que me ve, pero mire lo que está haciendo ahora—Lenin suele ser muy protector sobre sus hijas, el que un hombre común hiera a una de sus princesas le da pavor, pero una amenaza de celos no es lo que provoca que se estén acostando en este momento.

Era irónico como ese tímido, pero carismático chico se encantaba frotando su tarsero sin una pisca de pudor sobre la descubierta entrepierna de ese imponente señor sobreprotector de sus hijas y hostil con quien no sea de su familia.

En realidad la situación tenia demasiada ironía, la suficiente como para no creerle a su yo del futuro si les hubieran contado que esto pasaría hace unas horas.

Era irónico como una cita romántica entre Tom y Kim habia terminado tan distorsionada.

Eran justamente las 4 con 36 de la mañana, lo único que alumbraba la habitación era ese convencional reloj digital que marcaba la hora en color rojo, y la poca luz lunar que entraba a través de las gruesas cortinas, la cual era casi nula, pero esa poca luz bastaba para que Lenin notara lo que Tom hacía y sentía.

La visión no era mucha, pero los sonidos complementaban el acto. Esos ligeros jadeos saliendo de ambos, y esas fuertes estocadas que Lenin daba a Tom para estimularse entre ambos eran joyas a oídos de cualquiera.

Tom se encantaba sobre Lenin, jadeando por esas nuevas sensaciones jamás recibidas, era tan extraño, excitarte por tener algo dentro tuyo siendo un hombre era algo raro para Tom, y esa sobreestimulación lo estaba matando. Era como estar en el cielo. Algo que Tom no podría dejar jamás a menos que lo olvidara mañana a causa de el abuso de alcohol de hoy.

El Novio De KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora