- Qué haces aqui Yuri?, esta no es una área para los clientes - me dijo molesto, pude verlo atraves de una puerta abierta, que el quiso cerrar de inmediato, dejandome fuera, lo detuve al instante.
- Queria ir al baño - le respondí mientras entraba sin invitación a su camerino.
- Este no es el baño, asi que vete.
- Hice algo para que te molestaras?, últimamente parece que me detestas.
- Yuri... seré breve... eres un omega con alfa, deja de ser tan coqueto conmigo, es molesto que un omega enlazado haga estas cosas, no creo que tu alfa lo merezca - me reí.
- Tu qué sabes?, porqué juzgas sin conocer?, acaso crees que si lo mereciera lo haría?, desde cuándo lo sabes?.
- Bailamos demasiado cerca, acaso crees que no notaría su marca, o su olor?, odio a los omegas descarados coquetos, puso una marca en ti, no merece tu engaño, ni tu traicion, mucho menos tu indecencia, odio a los omegas tan poco leales.
- Yo a los alfas presuntuosos, te diré algo, mi alfa debe estar por algun lugar jodiendo con alguien más pero claro no se merece esto, ningun alfa lo merece, pero los omegas si, pero no te preocupes, este descarado coqueto se retira, disculpa - me moví enojado, saliendo con pasos rapidos buscando el camino de vuelta para pedir mi cuenta y marcharme cuando el me detuvo.
- Espera...
- Mira no quiero incomodarte, asi que dejame tranquilo, sueltame!!.
- No quise que malinterpretaras las cosas.
- Ya dijiste lo suficiente - un mesero del lugar llevaba una botella de Vodka a uno de los cuartos privados reservados para los encuentros intimos que algunos clientes pedian, estaba molesto tratando de safarme de Otabek, cuando aquel hombre tocó la puerta y una voz conocida le permitió la entrada - Señor Leroy, le traigo su orden - me quede estático, di varios pasos hacia aquella puerta topandome con aquel mesero que salía guardando unos billetes en su bolsillo, saqué mi celular ansioso.
- El cliente que esta en esa habitación es Jean Jacques Leroy?, es este alfa?! - le mostré una foto de mi celular, enojado, cabreado, el palidecio al ver la fotografía.
- Disculpe, debemos mantener la confidencialidad de nuestros clientes.
- Cuantos billetes quieres para que respondas?, cuantos? - saque mi billetera varios billetes puestos frente a el, que tomó de inmediato.
- Con esto es suficiente, si... es un cliente frecuente siempre viene por los servicios de varios bailarines, incluso trabajos sexuales.
- Wow... - el enojo me hizo soltar una carcajada, Otabek quien observaba todo me miraba sin entender, me acerqué a el, le mostré la foto, se que incluso el pudo reconocerlo, su mirada me lo dijo, sonreí irónicamente - este es el alfa que no se merece que coquetee contigo, este es el alfa que puso su marca en mi cuello, aquel que jode con su asistente y con los bailarines de aqui, dime Otabek, donde esta su lealtad? - di la media vuelta caminando hacia mi mesa dejando dinero para salir de aquel lugar, arto, fastidiado.
Di varios pasos perdiendome entre las calles de la ciudad, pero de nuevo aquella sensación de desenfreno y frenesi, un extasis profundo que el estaba sintiendo, no era conmigo, de nuevo no era conmigo, mis piernas se vencieron, aquella sensación era aun mas fuerte de como fue con su asistente, arañaba mis brazos se sentia horrible, era una tortura infernal, mi cabeza dolia, mi lobo arañaba mi pecho tan fuerte que estaba a nada de lograr que dejara de respirar, el dolor en mi nuca era grande, por un momento me alegré y cerre mis ojos, quiza aquel tipo por fin marcaría a alguien mas, quiza por fin sería libre, libre de las cadenas en las que se habia convertido nuestro lazo.
Una voz tras de mi y unos brazos cargandome me hicieron sentir mejor - Yuri... qué te pasa? - era aquel alfa castaño, cerre mis ojos apretandolos fuerte, sintiendo de nuevo aquella sensación pasional proveniente de mi alfa.
- Esto pasa cuando el disfruta de mas con alguien más, es horrible - volví a abrazarme, desde que sospeché que me estaba siendo infiel, dejó de ser cuidadoso, se que se dejó llevar por toda clase de pasiones mundanas, nadie me lo dijo, yo lo sentí.
Me hice un ovillo, se fue mi valentia, se fueron esas ganas que tenia para no dejarme caer por su traicion, el curaba las heridas de mis brazos, guardaba silencio, me quedé profundamente dormido, preso de aquel aroma a bosque que el emanaba, y que sentí que me envolvió.
Abri mis ojos en un departamento que no conocia, rodeado de aquel aroma, senti un peso extra en mi espalda, el me abrazaba, los rayos del sol estaban entrando por su ventana, era su hogar me lo decia su aroma, me lo decían sus fotos.
Me levanté quitando con cuidado aquellos brazos firmes que me sostenian, viendo las vendas en mis brazos, debí lastimarme demasiado, estaba siendo estupido, me prometi hacerlo pagar y no lo estaba logrando.
Busqué mis cosas, tenia la misma ropa puesta con la que llegué a aquel bar, solo buscaba mi chamarra cuando el sonido de sus pasos retumbaron en la habitación - Tu chamarra esta en el sillon - me dijo.
- Gracias por cuidarme, disculpa las molestias.
- Lamento lo que te dije, debes sufrir demasiado, lo siento de verdad.
- No te preocupes, yo soy quien deberia sentirlo, te demostré una faceta estupida de mi mismo, lo lamento, disculpa las molestias.
- Conozco a tu alfa... - esas palabras me hicieron detenerme - es un cliente habitual del lugar, siempre llega a eventos especiales despilfarrando dinero, nunca imaginé que el tuviera un omega, dije muchas cosas estupidas, lo lamento, ese alfa merece más que seas coqueto conmigo, un lazo es letal para un omega.
- Es incluso una cadena asfixiante, siento su excitación, siento su deseo, y lo peor es que no es conmigo, deseo ser su dolor más grande, deseo ser su herida imposible de sanar, deseos estúpidos, porque mi lobo sigue siendo un tonto que le sigue afectando lo que haga ese alfa que le rompió el corazón, siempre seré un idiota.
El me rodeó en sus brazos, un beso en mi frente, un beso de sus labios - No eres idiota por amar sinceramente, nunca seras un idiota por ser asi.
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Tu no sabes amar
FanfictionA Yuri Plisetsky le rompieron el corazón, pero encontró el remedio para su tristeza y fue nada mas que Otabek Altin, aquel bailarín de tan conocido centro nocturno. El error no es tener un encuentro casual, el error es enamorarse cuando no debia hac...