—Leiko, un chico bastante alto acaba de preguntar por ti, ¿ha venido a buscarte? —dijo Kaiyo entrando en la habitación de Leiko.
—Debe de ser Tsukishima, dile que ahora bajo —respondió terminando de hacerse el lazo de su uniforme. Por alguna razón, ese día había decidido arreglarse un mínimo cuando de normal odiaba siquiera llevar el lacito del uniforme.
—Qué guapa estás cariño —añadió su madre cuando volvió de avisar a Tsukishima—. Nunca te había visto con todo el uniforme, ni siquiera en tu primer día de clases. ¿Ese chico es tu novio o algo?
—¿Qué? ¡No! —respondió mirando a su madre con una cara que decía claramente «tu también no»—. Es uno de los bloqueadores del equipo, ha entrado este año. Me tiene que devolver los auriculares, por eso ha venido a buscarme aquí.
—¿Es un año más pequeño que tú? —preguntó Kaiyo sorprendida, a lo que Leiko asintió. Al ser tan alto, Kaiyo pensó que Tsukishima era de la edad de su hija o incluso un año mayor—. ¿Sabes una cosa? Por lo poco que he hablado con él me ha gustado mucho, es muy educado y agradable, me parece incluso un mejor partido que Tōru.
—¡Mamá! —exclamó Leiko mirando anonadada a su madre. No sabía a qué venía eso, incluso se estaba preguntando si era una conspiración del universo en su contra que intentaba a toda costa que ella y Tsukishima estuvieran juntos. Menuda tontería.
—¿Qué?
—Créeme, si le conocieras bien no querrías que él estuviese conmigo —dijo atando los cordones de sus zapatillas.
—Igual piensas eso porque eres tú quien no le conoce bien —respondió ya desde la puerta de la habitación—. Recuerda que yo con tu padre me sentía exactamente así, y resultó siendo el mejor hombre que conocí nunca.
—¡No compares a Kei con papá! Papá era muy guay, él no lo es. Es un amargado que a la mínima que haces algo mal te insulta o se ríe de ti —respondió, sin darse cuenta que había llamado a Tsukishima por su nombre.
—Eso dices ahora, cariño —dijo soltando una pequeña risa para después salir de la habitación de Leiko.
Leiko rodó los ojos ante las palabras de su madre. ¿Como podía comparar a Tsukishima con su padre? Terminó de prepararse, cogió unas galletas para desayunar por el camino porque si lo hacía en casa seguro que llegaría tarde y Tsukishima la mataría por tardar tanto, y se dispuso a salir de casa.
Con el sonido de la puerta, Tsukishima se giró para mirar hacia ella y ver a Leiko de espaldas a él cerrando la puerta principal de su casa mientras se despedía de su madre. Al volverse, ambos se miraron a los ojos y Leiko saludó al rubio más animada de lo que normalmente solía hablarle. Le pareció muy adorable pero no quiso hacer ningún comentario. Sin decir nada, metió su mano en su bolsillo buscando los auriculares y, cuando los encontró, se los dió a la chica.
—Gracias Tsukishima, aguanta esto un momento por favor —dijo Leiko dándole el paquete de galletas mientras ella guardaba sus auriculares en su mochila. Cuando la cerró, volvió a coger sus galletas y tuvo un minúsculo roce con las manos de Tsukishima, sintió una pequeña descarga eléctrica, pero no le dió mucha importancia—. Gracias por devolvérmelos, no los encontraba por ninguna parte y ni siquiera sabía donde los había dejado, no sé que habría hecho sin poder escuchar música en el camino de ida y vuelta.
—¿Cómo puedes ser tan despistada? —preguntó él rodando los ojos.
—Cállate.
Empezaron a caminar hacia el instituto, Tsukishima tenía sus auriculares puestos y Leiko estaba muy ocupada comiendo por lo que apenas hablaron en la primera mitad del camino. Cuando terminó de comer, Leiko miró a Tsukishima señalando a sus orejas, tenía la música muy fuerte y la podía escuchar hasta ella. Tsukishima se quitó uno de los auriculares para escuchar lo que le estaba diciendo Leiko.
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𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishima
Fanfiction❝ ¡Devuélveme las gafas, Hirose! ¡Ya sabes que no veo nada sin ellas! ❞ ❱ 〔 スケート 〕 · 🏐 ⠀ ⠀ ↳ 𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 una joven promesa del patinaje artístico sobre hielo, 𝗟𝗲𝗶𝗸𝗼 𝗛𝗶𝗿𝗼𝘀𝗲, lucha por seguir pat...