Prólogo.

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La carta


Hay cosas que no puedo cambiar, como la manera en la que mi corazón palpita desenfrenada y clandestinamente cuando estas a mi lado. Pero no solo causas ese efecto en mi corazón, es decir... no solo mi corazón es lo que palpita.

Endulzar mi mundo y mi sexualidad era algo que estaba fuera de tu alcance, pero lo conseguiste, conseguiste que me enganchara contigo.

Fantasear y suspirar se había convertido en una rutina, debajo de mis sabanas en la madrugada, cuando te pensaba. Estaba muy feliz, en la lejana-cercania de nuestras almas.

Pero no me bastó, quería más, quería acercarme, pero te vi con ella y mi mundo se volvió añicos. Estabas enamorado de ella, pero no por mucho tiempo.

Porque... donde yo ponía el ojo también ponía el amarre.

Los Deseos Pecaminosos De Una Mojigata +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora