Aléjate de mi hija.

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Patricia se sintió totalmente avergonzada después de que su hija Elisa decidiera exponer a su sobrina y, de igual manera, apenada con Marie Dobois. Estaba totalmente segura de que no era necesario dar ese espectáculo.

—Lo siento, Marie.

Marie sonrió despreocupada.

—No pasa nada, Patricia... No debes preocuparte. Es normal.

Melissa se incorporó para ir tras Sarah y consolarla. No había dicho nada para defender a su prima; tenía que dejar que se diera cuenta por ella misma que con Rachel Warren no funcionaba el poner la otra mejilla. Cuanto menos flexibles eran las víctimas, eso la alentaba más a destruirlas hasta que no quedara nada.

No pudo negar que estaba totalmente sorprendida con el manejo de su prima. Otra en su lugar habría estado enojada, elaborando un plan para deshacerse de ellas y dejarlas tan destruidas. Para Melissa fue difícil persuadir a Sarah porque no se dejaba manipular por nadie. Poseía una virtud que no todas las personas tenían: la paciencia y la madurez.

Ella la quería muchísimo, pero desde que Sarah le confesó que tenía una compañera de cuarto llamada Ayla, vio la oportunidad de su vida de vengarse de ellas. No sabía cómo lo haría ni cuánto tiempo iba a transcurrir, pero si Sarah aceptaba hacerlo, iba a tenerlas a las dos en la palma de su mano.

—Ve y busca a Sarah —le encomendó— asegúrate de que esté bien — miró a Rachel, resentida, quien no sentía ningún arrepentimiento. Más bien se encontraba enojada porque Christopher había ido detrás de ella, demostrándole que todo lo que le dijo era una vil mentira y eso solo revelaba que él se había acostado con esa "esquelética hija de una india". — Rachel, ¿por qué hiciste eso, linda?

Rachel se mostró totalmente indignada.

—Patricia, no sabía que dar mi opinión era algo que no podía.

Esa respuesta no era la que ella esperaba de Rachel; al menos esperaba una gentil disculpa, pero recibió otro comentario antipático, lo cual le pareció raro porque Rachel siempre había sido una persona amable.

—Rachel, no debiste avergonzar a esa muchacha —habló Marie, molesta por su antipatía— sabemos el problema... Sabes la situación que tienes con ella, sin embargo no deberías molestarla ya que Christopher no es tu novio formal.

A Marie no le convenía que Rachel confesara su molestia con Sarah Morgan; si eso ocurriera, entonces Justin estaría furioso con ella, y eso no le favorecía en nada. Odiaba profundamente que su esposo estuviera molesto porque descargaba su mal genio sobre su persona. Entonces su trabajo era mantenerle la boca cerrada a Rachel mientras se concluía el papeleo de los negocios de Justin Fox.

Christian, por otra parte, estaba escuchando con atención; sin duda, esto le daba mil años más de vida. Le alegraba ver lo patéticas que se veían las mujeres como Rachel Warren peleando por un hombre. Se alegraba de que Sarah Morgan se acostara con su hermano las veces que fueran necesarias si eso significaba molestar a Warren.

—Esperen —dijo Patricia— ¿cómo es la cosa? ¿De qué problema están hablando?

Las dos se quedaron en silencio; Marie se dio cuenta de que habló demasiado y que tal vez iba a estar en problemas con su marido, pero debía arriesgarse ya que si dejaba que Rachel fuera la que confesara, por supuesto que no lo haría a favor de Sarah.

Tragó saliva y cuando Rachel abrió la boca para explicarle, Marie la interrumpió.

—Es que Rachel está celosa de tu sobrina —estaba nerviosa, así que Patricia no le convenció su tono, pero le daba curiosidad saber por qué— creemos que tu sobrina ha llamado la atención de Christopher y como Rachel está celosa, no ha podido controlar la lengua. ¿Verdad, Rachel? —le dedicó una sonrisa fingida.

Los Deseos Pecaminosos De Una Mojigata +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora