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—¡Realmente será una muy buena fiesta! Ya sabes, lo de siempre, un buen viernes por la noche con mucho alcohol —Beomgyu rodó los ojos y miró a Yeonjun con una leve sonrisa.
—No vas a beber ni una gota de alcohol, tienes que dejarlo Yeonjun, eres joven pero tienes que cuidarte, ¿Bien? —el mencionado asintió y lo abrazó, aspirando el aroma del cuello de Beomgyu y dejándose mimar por él—. Mejor podemos tomar una piña colada sin alcohol.
Yeonjun soltó una carcajada.
—Eso es para niños de primaria en una fiesta de adultos. Prefiero beber agua en ese caso, o un juguito de durazno.
—Entonces un juguito de durazno será —respondió burlón. Yeonjun asintió y cerró sus ojos. Beomgyu lo siguió y pasó sus brazos por sus hombros, descansando a su lado en completo silencio.
Ya habían pasado dos días desde la noche en que Soobin había terminado las cosas entre los dos. Beomgyu realmente trataba de convencerse que no la estaba pasando mal sin él, se hacía pensar a sí mismo que Yeonjun era lo correcto, que él era lo mejor que pudo haber escogido entre los dos. Desde esa noche no dejaba de negarle a Yeonjun las invitaciones a su casa, prefería que fuera a su casa y se quedaran a dormir juntos. Lo que menos deseaba era ver a Soobin, posiblemente con Arin besándose en la sala de estar o en su habitación escuchando sus risas en unísono.
No podía dejar de pensar en Soobin, en qué haría justo en ese momento, si estaría viendo televisión, solo o con ella, si estaba con los chicos, si estaba fumando como lo solía hacer cuando aquella dolorosa expresión de tristeza se colocaba en su rostro, o si estaba en la biblioteca, ayudando a las persona a encontrar un libro mientras tomaba una caja de leche de almendras.
Beomgyu sonrió tristemente.
O si podría estar pensando en él, quizá.
Aunque a veces se hacía la idea que en realidad Soobin no lo quería lo suficiente, que no estaba tan enamorado como él. Simplemente no había habido reniegue, no había intentado arreglar las cosas, no había intentado buscar una solución o estar en contra suyo cuando decía que no dejaría a Yeonjun.
Mierda, sí que lo haría, sí si Soobin se lo pedía.
Beomgyu sabía que era tonto esperar a que Soobin le pidiera aquello tan erróneo, era como querer comprar flores en una carnicería, o querer matar a una mosca con tu propia mano. Completamente imposible -o casi. Pero realmente Beomgyu quería que Soobin se diera cuenta, que diera todo por estar a su lado, que le demostrara que tan importante era él en su vida.
Pero al parecer no lo era y Beomgyu había vivido con muchas ilusiones.
—Vayamos a mi casa, no traje ropa y no podremos ir a la fiesta así, tengo que bañarme y hacer cambio.
—No quiero ir, me siento cansado —Yeonjun se sentó en la cama y miró a Beomgyu rodando los ojos—. ¿Qué?
—Llevas dos días de esa manera, tan "cansado" no quieres salir de aquí, tengo que venir y yo ser el que te mande mensajes, Beomgyu. ¿Pasa algo? Si es así entonces dime, soy tu novio y tienes que mantenerme informado de tus inconformidades hacia mí.
