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Soobin volvió a darse la vuelta, justo a la izquierda de la cama para observar su despertador. Mordiendo su labio inferior y sonriendo levemente. Apretó sus puños.
El despertador marcaba las "7:59 a.m". Solo faltaba un minuto -o menos- para que la alarma sonara, justo a las ocho en punto, justo a la hora en que también Beomgyu llegaba a tocar la puerta de su cuarto y le decía "Soobin, necesito tu ayuda en la cocina". Sí, la misma frase cada mañana.
Y se podrían preguntar, ¿Por qué Soobin no mejor se levantaba de una vez y se ahorraba el proceso? Soobin podría levantarse, alistarse temprano y salir de una vez con Beomgyu, ahorrándole el gritarle aquella petición, pero realmente, Soobin deseaba escuchar la voz de Beomgyu llamándole.
Y por ello, al mismo tiempo, al otro lado de la puerta, Beomgyu se encontraba viendo la hora en su celular, esperando que dieran las ocho en punto para tocar la puerta de su hyung y decir la frase de siempre.
Sí, parecía muy tonto pero eso se repetía cada mañana, cada mañana desde el día en que los dos habían compartido un buen momento en el supermercado, desde el día en que Soobin no pudo resistirse una vez más al simple hecho de tener a Choi Beomgyu a unos centímetros de su cuerpo.
8:00 a.m. La alarma sonó.
Soobin corrió a apagarla y esperó tan solo un segundo para seguido escuchar:
—¡Soobin, necesito tu ayuda en la cocina!
El alto sonrió y se levantó con entusiasmo abriendo la puerta, observando a Beomgyu apoyado en el marco de su puerta.
—Dame unos minutos, ya mismo voy —Beomgyu asintió atontado y girando sobre sus propios pies, apretando con fuerza el celular entre sus manos y detestándose a sí mismo por no poder controlar la sonrisa tonta que se dibujaba en su rostro.
Beomgyu no podía creer como todo había cambiado, no podía creer que su corazón aún le diera esperanzas sobre Soobin.
¿Realmente debería seguir con este juego? Se preguntó al pasar por la habitación que compartía con Yeonjun y verle aún profundamente dormido en su lado de la cama.
¿En serio debería hacerle eso a Yeonjun?
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—¿No es una buena idea, Beommie? —preguntó Yeonjun emocionado mientras abrazaba al susodicho y lo agitaba contra su pecho. Beomgyu rió y correspondió a su abrazo, ocultando su rostro en el cuello de su novio.
—Claro que lo es. Cuando era pequeño iba a pescar con mi padrastro todos los fines de semana —comentó notando el abrazo de Yeonjun debilitarse y sintiendo una de sus manos posándose en su cintura y la otro repasando su espalda—. ¿Tú ibas de pequeño o fuiste alguna vez?
Yeonjun asintió y tomó la barbilla de Beomgyu.
—Solo fui una vez, pero fue lo suficientemente malo como para saber que pescar no era lo mío.
