5- El Investigador Rodo se Enamora de una Mujer Misteriosa*

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No recuerdo haber visto nunca cosa semejante. Pude ver toda mi vida reflejada en aquellos ojos. Jamás podré olvidarme de ese momento. Me perdí por un instante que pareció eterno. Y ya nada de lo que me rodeaba tenía importancia, ni siquiera el propósito que me llevó hasta ese lugar.

Ella me miró fijamente, aunque creo que no me prestó atención. Yo, no pude distinguir nada más. Los rasgos de su dulce rostro casi se vieron opacados ante la presencia de dos esmeraldas perfectamente talladas y rodeadas por un marco negro finamente delineado.

Todo a lo que se resumía mi vida era vanidad frente a la maravilla que mis ojos estaban mirando. Sentía que había encontrado una nueva razón para vivir: adorar a esos ojos verdes y ser devoto a su dueña. Mi existencia se sumió en miseria luego de que el mundo recuperara su curso cotidiano, la gente siguiera moviéndose y yo la perdiera para siempre.

Pero, ¿quién era esa mujer? ¿De dónde diablos había salido? ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Y por qué no podía dejar de pensar en ella?

Traté de seguirla, pero la maldita multitud se espesaba más y más, y me fue imposible continuar con mi misión. Y, al recordar que tenía un caso que resolver, me vi obligado a retomar mi trabajo.

Tan extraño como encontrar el amor en un par de ojos, así fueron los hechos a los que me enfrenté desde entonces.

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