17- Desandar el Camino*

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Cuando te conocí me prometiste amor eterno, todavía no sabíamos que estaba enferma

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Cuando te conocí me prometiste amor eterno, todavía no sabíamos que estaba enferma.
Pero desde que aquel doctor nos dio las malas noticias estuviste más que nunca a mi lado. .
Por todo lo que me diste y todo lo que me das, me gustaría evitarte este mal trago.
Aunque sé que nunca me dejarás, y por eso te estoy agradecida.

Desde aquel fatídico día vivo cada momento como si fuera el último,
Sé que su recuerdo esquivo se perderá en un inmenso mar neuronal, pero me aseguraré de no ser culpable de desperdiciar la vida.
Siempre quise tener el control sobre todo, y ahora mismo me encuentro haciendo listas y mnemotecnias para recordar lo que hice ayer.
¡Ah, como me gustaría que hubiese una forma de detener el tiempo y tenerte así para siempre! .

Amarte y saber quién eres en mi vida, recordar lo que pasamos para llegar hasta aquí.

Cada vez que te veo me esfuerzo por saber el camino que recorriste para convertirte en lo que eres. .
Tanto que hasta tengo pánico a veces, porque pienso que eres un extraño.
Y si no hago preguntas es porque algo dentro mío me dice que eso te lastimaría.
No sé por qué, pero tengo el presentimiento de que ya pasamos por esto, y entonces tengo la certeza de que no hay ningún desafío que nuestro amor no pueda superar.

Tú me sonríes y por dentro lloro porque no entiendo la razón; sé a qué se debe pero no digo nada, sólo copio tu risa para no preocuparte.
La mitad del tiempo me pierdo en tus palabras y me desconcierta no saber de qué hablas. .
Me doy cuenta de que no te conozco, y de que no sé nada de ti.
Me pregunto si alguna vez lo supe.

¡Eres tan atento conmigo, y lamento mucho lo que te estoy haciendo!
Hoy perdí las llaves, mañana me perderé en la plaza; ambos sabemos lo que sigue.
Intento dejarte, pero tú me dices: ¡No, otra vez no!
Te ves agotado y dices suspirando: En un momento más olvidarás esta discusión.
Y ya no sé de qué discusión hablas; pero sé muy bien lo que siento.
Me angustia pensar que un día no podré reconocerte y eso te matará.

* * *

—¿Sabes quién es él? —preguntó el doctor.

—No sé —respondió ella con dificultad.

Luego de una pausa, el doctor se dirigió a su marido:

—Me temo que debe quedar internada. Ya no puede valerse por sí misma y no le reconoce. Lo siento. —Y dio esa mirada que nadie quiere recibir de un doctor—. El mal de Alzheimer es como desandar el camino de lo aprendido, ahora empezará a olvidar lo más básico que hace un ser humano. Hablar con coherencia, tomar una cuchara, ir al baño sola, serán tareas muy difíciles para ella.

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