CAP 54: Confesión

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Después de aquella noche, Chrome no paraba de hacerle preguntas a Senku, las cuáles eran ignoradas y Gen disfrutaba de todo ello.

—¿Cuándo te diste cuenta?—preguntó Chrome emocionado mientras seguía a Senku quien estaba empezando a fastidiarse con el tema—¿Qué te gusta de Nyoko? ¿Sus ojos? ¿Su personalidad? ¿Su comida? O tal vez...

—¿Ya terminaste de hacer tus ejercicios?—preguntó cortante volteando a verle.

—...Aún no pe-

—Entonces no pierdas el tiempo y ponte a realizarlos—finalizó y Chrome sin poder objetar, se puso a desarrollar sus ejercicios—; ahora regreso.

Sin más, Senku salió del laboratorio, necesitaba un respiro de la situación, después de todo, necesitaba estar sereno este día, ya que hoy le haría llegar a Nyoko la desición que había tomado y esperaba que aquello, no la lastimara tanto.

Por otro lado, Nyoko se encontraba frustrada y preocupada, habían pasado días desde que la actitud de Magma había cambiado a una distraída y decaída, algo que no le dió importancia hasta el día de hoy que no le vió en el desayuno ni por ninguna parte de la aldea en todo la mañana. Por lo que optó por pedir a algunas personas a ayudarle en su búsqueda.

Nikki junto a Yo, aceptaron ayudarla, por lo que se separaron, hasta que Nikk junto a Yo y Mantlei, pero gracias a Mantle, Nikki y Yo, lograron ubicarlo en la tumba de Ónix, observando cómo Magma se encontraba postrado ante la tumba con una mirada desolada.

—Asi que aquí te escondías—Habló Nikki desde la distancia haciendo notar junto a sus camaradas—; Nyoko está preocupanda por ti, será mejor que vayas con ella—volvió hablar, pero Magma simplemente los miro en silencio y volvió toda su atención nuevamente a la lápida de su hermano.

Nikki al ver que no hablaría, se acercó y a poca distancia le seguían Yo y Mantle, quin este último empezó a preocuparse, ya que el comportamiento de su amigo era inusual y solo podía significar una cosa: algo le estaba perturbando.

—…Iré a avisar a Nyoko—dijo Mantle antes de voltear e irse por su mismo camino, mientras que Yo y Nikki acortaban la distancia.

—¿Qué sucede Grandulón? ¿Tu conciencia te está carcomiendo?—preguntó Yo bromeando pero al ver que Magma no reaccionaba como esperaba, supo que la cosa era seria.

—...Deberían irse, esto es algo que no les concierne a ambos—soltó severamente con la mirada escondida, palpando con sus dedos la fría lapida lamentando su vil comportamiento en el pasado.

—Es verdad que no nos concierne—dijo Nikki postrándose frente a él—, pero Nyoko es una chica muy bondadosa que no merece que la estén preocupando. Si hiciste algo, enfréntalo como un hombre en vez de estar aquí escondido lamentandote.

Trás esas palabras, Magma se dignó a alzar la vista, sorprendiendo a Nikki y a Yo al ver que en sus ojos, habían lágrimas anexando por salir.

—No la merezco—confesó forzandose a no llorar—, no merezco está oportunidad que Nyoko me brindó, ella y todos deberían de  odiarme y despreciarme como el canalla que soy. No soy digno de su perdón—Finalizó cubriendo su rostro con su mano para que no le vieran soltar una lágrima. El haberlo dicho en voz alta, calmó en cierta medida su culpa, pero aún así, la culpa y el arrepentimiento le carcomían.

—¿Qué es lo que hiciste para hablar así de ti?—preguntó Yo intranquilo.

—En cuanto lo sepan, también me odiarán al saber lo que hice—respondió cabizbajo empezando a relatar como su relación con Nyoko, no era como todos creían, y que desde la muerte de su hermano, aquella unión se rompió, haciendo un infierno la vida de su cuñada a espaldas de toda la aldea.

Yo y Nikki estaban horrorizados ante lo que oían, no podían creer que algo así pasó Nyoko, ella, quien se mostraba tan sonriente y entusiasta, había sufrido una vida tan desdichada entre las sombras, sin un grito de auxilio, callando los violentos actos que Magma tuvo hacia ella.

—¡Eres un maldito!—gritó Nikki encabronada dándole un certero golpe en la cara que lo tumbó hacia atrás—¡¿Cómo pudiste cualparla de todo así de fácil?!

—¡Nikki!—gritó detenido su siguiente golpe viendo por el rabillo del ojo, unas lágrimas empezaban a desbordar.

—¡Ella también era una víctima!—continuó—¡No tenía la culpa de lo que le pasó!

—Lo sé—susurró con una voz quebrada mientras se limpiaba el pequeño sangrado de su nariz—, es por eso que ella debería odiarme en vez de haber intentado acercarse a mi. No soy digno de su bondad.

—Entonces no la desperdicies—comentó Yo seriamente, sorprendiendo a Nikki y a Magma—, tal vez no conozco a Nyoko como tú la conoces, pero ella me ha dado la impresión de que no es rencorosa, y que sí ella ha hecho el gran ese gran esfuerzo por restablecer su relación contigo, tú también deberías de hacerlo, para que todo lo que ella hizo no sea en vano.

Magma pasmado ante aquellas palabras, entendío que en de lamentarse por lo que hizo, debería de reinvidicarse y ser una mejor persona para Nyoko y sus sobrinos. 

—¡Nyoko espera!—gritó Mantle corriendo tras ella a su encuentro.

Nyoko con los brazos extendidos, no dejó de mirarle, aliviada de que estuviera bien, Magma, por su parte se levantó, llendo a su encuentro, estrechándose ambos en un gran abrazo, dónde las palabras eran demás, y el silencio era cómplice de lo que expresaban emocionalmente, soltandosé a llorar  Magma sin dejar de acariciar los cabellos de su cuñada y ella los de él.

Sin duda, Magma era el que más necesitaba de aquel abrazo y de las palabras de Yo. Prometiendose así mismo que sería una mejor versión de sí para su familia.






(***)





La noche se estaba asomando, Magma y Nyoko se encontraban regresando, conversando de cosas triviales, recordando de las travesuras y aventuras que solían hacerse el uno al otro.

—Realmente no recordaba eso—sinceró en una carcajada antes de que ambos vieran que en la entrada al pueblo, se encontraba Senku—, iré por los niños—dijo acariciando el rostro de su cuñada, despidiéndose en un abrazo, tomando caminos separados.

Nyoko, que traía una felicidad más radiante que cualquier atardecer, no sospechaba de lo que viviría en unos instantes. Con una cálida sonrisa se acercó con la intención de tener entre sus brazos a Senku, pero él, con una seriedad, la detuvo, dejándola confundida sin dejar de sonreirle.

—Nyoko—habló cuando sus miradas se inteceptaron, viéndose ambos en el reflejo de sus ojos del otro—, ya no podemos seguir siendo amigos—confesó viendo como la sonrisa de su amiga se borraba, esperando una explicación—, es lo mejor para ambos—finalizó con la esperanza de que no hiciera más preguntas, pero Nyoko con los ojos llorosos, impidió que se fuera, buscando tocar su rostro con una mano mientras la otra  agarraba su brazo como si su vida dependiera de ello.

Senku se sentía mal por lo que le hacía, y aunque a él también le dolía hasta el alma cortar su hermosa amistad, sabía que tenerla cerca, alimentaria aquel sentimiento que no sería correspondido.

—No lo hagas más difícil—expresó intentando zafarse pero Nyoko ponía cada vez más resistencia, suplicando con la mirada que fuera una vil broma—Nyoko—volvió a llamar su nombre a esos ojos llorosos—, tu sola presencia me lastima—confesó palpando su rostro con su mano—, no sé cómo fue posible ni  en qué momento sucedió, pero cuando me dí cuenta, no parabas de estar en mi cabeza—hace una pausa y el agarre de Nyoko empieza a aflojarse, viendo cómo entre lágrimas, su llanto se transformaba a uno de asombro—Nyoko, estoy enamorado de tí—confesó sonrojado viendo cómo se llevaba ambas manos se los llevaba a sus labios, sorprendida , sonrojada y con las lágrimas resbalando por sus mejillas ante aquella confesión.

Esto es IrracionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora