Senku tras separarse de sus amigos Taiju y Yuzuriha, encuentra a la misteriosa persona llamada Kohaku que en manera de agradecimiento por haberla salvado, decide apoyarle y llevarle a su aldea, del cuál se percata, que unos niños, manejan el lenguaj...
Había varias las semanas y todos en la aldea notaron un cambio en la actitud de Nyoko, últimamente estaba muy distraída y sumergida en sus pensamientos. Los más allegados a ella, empezaban a preocuparse, ya que podría significar una recaída y Magma junto a los niños estaban más atento que nunca de ella.
Sin embargo, nadie sabía la razón de aquel cambio (a excepción de los involucrados) y Chrome tenía una leve sospecha, pensando que se debía al distanciamiento de Senku.
—¿Que pasa Chrome?—preguntó Ruri al verlo desmotivado.
—Es Nyoko—confesó con un suspiro—, últimamente ha estado un poco decaída y me gustaría hacerla sonreír, pero no sé cómo hacerlo—suspira antes de sentarse en el pasto—, si Ónix estuviera vivo, probablemente sabría que hacer para animarla.
—Ademas de que se hubiera evitado tantas malas experiencias a Nyoko.
Sin decir nada más, Ruri se sentó a su lado, sin decir nada más mientras el silencio y el canto de algunos pájaros se hacían presente.
—…Desde el accidente, es la primera vez que hablamos de Ónix—pronunció Ruri girando a verle mientras sus manos se aproximaban.
—Si—sincero, imitando su acción—, es raro hablar de él como si no existiera más.
—Aunque no pude hablar mucho con el debido a mi enfermedad, Nyoko siempre solía hablarme de Ónix días enteros—comentó—, ella siempre admiró su determinación y bondad.
—Yo también admiraba eso de él, cada vez que podía, me felicitaba por mis logros. Además de que gracias a él, pude conocerla.
—Es una pena el que se halla ido—Suspiró Ruri antes de aferrar el agarre de sus manos.
"Click"
Fue el sonido de una cámara que les hizo girar a ver, observando a una sonriente Hisui.
—¡Tengo otra más!—gritó Hisui al resto de sus hermanos que venían tras ella entre risas—, Minami estará contenta de tener más material para el recuerdo—comentó antes de desaparecer nuevamente, siendo seguida por Kane, Mirai y Taji, quien se disculpó y despidió de Chrome y Ruri mientras seguía a sus hermanos.
—Siempre me sorprende la energía que tienen los niños de Nyoko—comentó—, tengo curiosidad por las fotografías que tomaron.
—...Creo que ya sé cómo animar a Nyoko—dijo Chrome con una sonrisa—, necesitaré de tu ayuda.
—Cuenta conmigo—respondió antes de que se agarraran de las manos y se fueran corriendo a su destino.
(***)
—¿Habrá una fiesta?—preguntó Kohaku a Gen que terminaba de explicar el evento a sus amigos.
El más emocionado estaba Ginro mientras que Kinro procesaba la información.
—Hemos trabajado mucho, por lo que no vendría mal una fiesta—continuó Ryusui—, además de que podría animar los ánimos al resto de nuestros compañeros.
—Podría animar a Nyoko—comentó Kinro—, hace tiempo que no hacemos una fiesta de esta magnitud.
—Es verdad—concordó Kohaku mientras Ginro brincaba de felicidad de un lado a otro—¿Que opinas Senku?
—No veo el por qué no—respondió—, además, con este evento podemos recolectar más fondos para el barco—sonrió para sí pensando en las actividades que se harían esa noche.
—Debí suponerlo—comentó.
—¡Nyoko!—gritó Ginro alarmado a todos al ver como su amiga se había descompensado y que gracias su rápida intervención, evitó que su amiga se pegara en el suelo.
Todos se acercaron a excepción de Senku quien observó cómo Ryusui limpiaba el sudor de la frente de su amiga.
Le dolía no poder acercarse a ayudarla, pero sabía que si quería parar esos sentimientos, debía minimizar el contacto, además de que sabía que Ryusui cuidaría bien de ella.
—Tiene algo de fiebre—comentó Ryusui viendo cómo Nyoko empezaba a temblar.
—La llevaré a su casa—se ofreció Kinro—, será más fácil de explicarle la situación a Magma si me ve a mí.
—De acuerdo.
Sin más Kinro se despidió cargando a su amiga, quien empezaba a quedarse dormida en sus brazos.
Ésta era la tercera vez que Nyoko se desplomaba, todos pensaban que era por el repentino cambio de actitud.
Kinro que la llevó en brazos en todo el camino, pudo sentir como el cuerpo de su amiga temblaba, mientras sus labios se resecaban, explicando lo sucedido a Magma ni bien lo encontró y el sin decir mucho, agradeció y se despidió de Kinro, ayudando a su cuñada a sentarse en el futón antes de pasarle una canasta.
—Pude recolectar esto el otro día—explicó cuando su cuñada le observó—, espero que sea suficiente para reponerte.
Nyoko sonrió débilmente y dió un mordisco al hongo rojo, empezando a picarle la lengua, por lo que comió cada una con delicadeza, quedándose dormida al terminar.
—Espero y no sea algo grave—comentó antes de recostar a su cuñada.
Al pasar las horas, la fiebre había pasado y ya para la noche estaba más que renovada, mostrando su enérgica y alegre personalidad al aparecer en la fiesta al día siguiente. Todos se alegraron al ver a la sonriente Nyoko, sin embargo esa felicidad no duró mucho tras toparse con Senku, que incómodamente, ambos se saludaron y tomaron rumbos opuesto.
Nyoko se sonrojó y giró a ver su espalda, viendo como se iba, añorando poder abrazarlo, pero al mismo tiempo, los recuerdos de Ónix venían a su cabeza y terminaba sintiendose culpable, por lo que intentó irse a un lugar más tranquilo pero Ginro y Kohaku la detuvieron llevándole al centro.
Confundida, giró y vió a Chrome y Ruri acercándose, empezando a hablar ante los presentes.
—Nyoko—empezó Ruri—, desde que llegaste a la aldea Ishigami, siempre ayudaste a todos en lo que podías, en especial a mi, y aunque tenías a tus niños, nunca dejaste de ayudar por igual a los demás.
—Para mi—continuó Chrome—, eres como una hermana y está vez quisiera que seas tú la que aceptara este presente, espero que esto pueda alegrarte, Nyoko.
Sin más que Decir Nyoko abrazó a ambos dándoles un beso a cada uno mientras los presentes aplaudían por la conmovedora escena. Sin embargo, cuando Nyoko desdobló el papel quedó pasmada y con lágrimas de felicidad.
Nunca creyó que podría ver a Ónix nuevamente, y mucho menos volver a ver esos ojos que la enamoraron.
En su manos tenía un dibujo del rostro de su esposo, abrazando nuevamente a sus amigos, llenando les de besos. Sin duda, guardaría aquel retrato como un tesoro.
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