Amaris, hija legitima de la luna, heredera del trono de Selion. Bella como la primera brisa de invierno. Tan pálida que parecía nunca había sentido la luz del sol, con un cabello grisáceo que incluso podría pensar era plata, de ojos tan azules que sentías podías ver a través de ellos.
Pasaba sus días desde su nacimiento en la ala izquierda del castillo, su ala del castillo pues estaba cerrada, solo el mínimo de sirvientes podrían entrar y únicamente sus institutrices podían dirigirle la palabra además de sus padres a quien veía muy poco.
Era muy seria, ni siquiera parecía realmente estuviera presente, pasaba sus días estudiando y mirando por su ventana.
Todo cambio cuando manifestó su magia, hacía nevar en el aburrido salón de clases, lleno de mariposas esas áreas del jardín que le ofrecieron, decoro con rosas de hielo los muros y colocó espejos por todas partes. Deseos y más deseos.
-¿Por qué me veo así? ¿Soy muy diferente a otros niños? - Amaris nunca habia tenido permitido mirarse por una ridícula regla del Anciano Brutis-
-Claro que eres diferente, eres una princesa, ¿no recuerdas acaso tu título? Princesa Amaris hija legítima de la luna, heredera de Selion -intentó animarla una de las institutrices-
A los meses los preparativos estaban listos, es momento de presentarla, dejarla salir y enseñarle a cuidarse por sí sola.
Es como salir de una prisión después de todo.
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Amaris: Un trágico destino
FantasyAmaris, hija de la luna heredera de Selion, una princesa sobreprotegida por una terrible profecía. Aislarla no los salvara. Tus buenas intenciones no son suficientes.