Entrando A Otra Prisión

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El día de la presentación al reino había llegado, los habitantes se mostraban felices y curiosos
-He escuchado es muy bella- decían algunas damas. -¿por qué apenas la conoceremos? - preguntaban los niños. -preparados por si algo sale mal- se escuchaba desde los clubs y tabernas de hechiceros.

Elder fue el elegido para informar a Amaris y pedirle se preparará para conocer a todos en la plaza principal.
-Princesa, es hora de que salga a ser vista, sus súbditos la esperan- dijo el anciano.
Amaris unicamente asintió, estaba contenta pero lo mantenía muy dentro de si misma, al fin podría pisar el mismo suelo que todos, vería a las personas de frente no desde su ventana.

-Princesa le explicaré todo- Elder interrumpio las fantasías que creaba la niña en su cabeza - usted es un caso especial como ya lo sabe, debe cuidarse. No tienes permitido estar sola por donde quieras, la ala izquierda seguira siendo tu ala, seras escoltada siempre por brujas o hechiceras. Lo lamento.-dijo mientras miraba posaba una mano en su pecho.

-Es por mi bien, lo sé -contesto Amaris con la típica frialdad que había siempre en su mirada-

La joven princesa fue llevaba a un trono separado al de sus padres, era una habitación enorme con cuadros de ella y pinturas hermosas del cielo nocturno. Arreglos florales y joyas. Un salón bellisimo que dejaba boquiabiertos a quien lo visitará.

-Aquí la presentaremos- Elder acompaño e indicó a la princesa Amaris sentarse -su trono, majestad-
La princesa solo asentía, podías sentir tristeza al estar cerca de ella o solo mirarla, 10 años y aun no puede tener una vida normal.

La noche llego y el evento inicio. Todo tipo de ser estaba presente pero los más sorprendidos eran, por supuesto, que los humanos.
Podías ver a la princesa al fin, con su cabellera platinada y ondulada como río, delgada y casi transparente, vestía un gran vestido azul oscuro que resaltaba sus singularidades y una tiara de plata con gemas azules.

-¡wow!- se escucho levemente en el salón cuando vieron a la joven.
-tengo un mal presentimiento- dijo una pequeña bruja de 8 años, su único ojo se centro de inmediato en princesa, era una bruja del presagio, sentía y recibía señales del futuro, al ser tan pequeña no podía controlarlo y recibía incontrolables presagios.

Una voz resono en todo el cuarto -Os presento a su heredera, la princesa Amaris hija de la luna- al escucharlo todos la reverenciaron pero ella ni siquiera parecía importarle, no era lo que esperaba.

Sentada en su elegante trono solo pensaba en lo útil que era el hechizo de altavoz para esos casos.

- Su princesa cumplira los deseos que pidan a cambio de una ofrenda, los detalles estarán en la pancarta de la entrada- continuaba la voz que parecía provenir del mismo cuarto -quien incumpla una regla sera severamente castigado-

Para Amaris su "presentación" fue solo eso, no la dejaron hablar ni acercarse a los habitantes, parecía una pequeña muñeca en la estantería, esa que es hermosa pero solo la ves en la juguetería por no alcanzarla.

¿El siguiente paso en su vida? Cumplir los deseos del reino y continuar su aburrida e insípida vida en el ala izquierda del castillo.

Amaris: Un trágico destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora